La deshidratación, el factor diferenciador de la alfalfa española

La producción de esta planta forrajera se distingue en España por ser un producto de calidad para alimentar al ganado y, así, aumentar su producción de leche diaria.

Campo de alfalfa.
La alfalfa española se caracteriza por ser deshidratada en el 70% de su producción, lo que la diferencia de la de otros países.
DGA

El sector español de la alfalfa exportó alrededor de 1.270.000 toneladas de su producción total el pasado año. La cultura en torno al cultivo de esta planta forrajera y los años de experiencia son dos de los motivos para fomentar el comercio exterior de este productos. Además, España cuenta con la ventaja competitiva de poseer una característica única en su alfalfa: la deshidratación. En este sistema, la alfalfa se somete a un presecado en el campo para eliminar parte de su humedad y así, tener un ahorro energético. Este método es el más utilizado, puesto que se emplea en más de un 70% de la producción.

Esta singularidad es el principal argumento para potenciarla más allá de las fronteras españolas porque, además, es la característica que la diferencia de la producción americana unificada, que copa casi todo el mercado. "Hay un protocolo de exportación con China por el que España es la única que puede vender alfalfa deshidratada. Por ello, tenemos que ser capaces de trasmitir la ventaja de nuestro producto", señala Luis Machín, el director de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), que promociona la alfalfa española en el mercado internacional y ofrece información a todos los agentes relacionados con el sector. Este sistema ofrece una calidad que se hace visible en la capacidad de alimentar al ganado y que este aumente su productividad diaria y la calidad de su producción. Desde AEFA insisten en que tanto la alfalfa unificada como la deshidratada "son complementarias". "Solo es una labor de educación de mercado", añade.

Países importadores

En el contexto internacional, los Emiratos Árabes son los principales importadores de alfalfa española porque "en ese arco mediterráneo no pueden producir este cultivo por la escasez de agua y, aunque la alfalfa puede producirse en secano -como en el caso español de Castilla y León-, es mayoritariamente de regadío", explica Machín. Jordania y China completan el ranquin en volumen de importación. Este último cuenta con una producción propia "pero insuficiente para su ganado. Además, están potenciando política de consumo de lácteos, por lo que necesitan aumentar su producción", señala el director de AEFA. El pasado año, el país asiático importó 66.000 toneladas y, en estos primeros meses de campaña, "ya han importado más de 40.000, por lo que se espera que la cifra aumente respecto a la del año anterior", detalla.

La guerra comercial entre EE. UU. y China abre puertas a la alfalfa española y "nos da la oportunidad de volver a entrar en el mercado chino", asegura Machín. El reto pasa ahora por ser capaces de mantener los clientes y por elaborar una campaña de comunicación para darle prestigio y recuperar las cifras de exportación de 2014, cuando se vendieron a China 170.000 toneladas.

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