Las lluvias alivian al viñedo aragonés, en el que se prevé vendimiar 158 millones de kilos de uva

Las tres D. O. zaragozanas esperan aumentar la producción. Somontano repetirá las cifras del pasado año. La cosecha superará en más de un 20% a la recogida en 2017.

Vendimia en los viñedos de Bodegas Enate, de la Denominación de Origen Somontano.
Vendimia en los viñedos de Bodegas Enate, de la Denominación de Origen Somontano.
Javier Blasco/Heraldo

Las tormentas de granizo, el viento huracanado o las olas de calor que Aragón está soportando este verano no han hecho mella en el viñedo aragonés, en el que las cuatro denominaciones aragonesas –Cariñena, Campo de Borja, Calatayud y Somontano– esperan esta campaña una cosecha superior a los 158 millones de kilos de uva, casi un 20% respecto a los poco más de 120 millones recolectados el pasado año.

Todo lo contrario, el clima ha dado un respiro a este cultivo, cuyo fruto quedó muy mermado por la sequía en la última campaña. "Ha llovido cuando tenía que llover", aseguran los viticultores, que ya han comenzado a entrar en los viñedos para recolectar las primeras variedades blancas.

Los más madrugadores, como es habitual, han sido los agricultores oscenses, que comenzaron la vendimia en la tierras de las Denominación de Origen Somontano la noche del pasado jueves. Esta es la única D. O. aragonesa cuyas estimaciones repiten los datos de 2017, una vendimia que ya entonces fue corta. Se prevé una cosecha similar a los 15,5 millones de kilos de uva. Y eso en el mejor de los casos, porque incluso podría ser inferior ya que como reconoce su presidenta, Raquel Latre, las lluvias –y con ellas la aparición del mildiu– han mermado la cosecha en esta D. O.

En apenas unas semanas, aunque de manera puntual en alguna de sus bodegas, Campo de Borja comenzará la vendimia de las variedades blancas, pero las recolección de las tintas no comenzará hasta pasado el 20 de septiembre y será ya en octubre cuando comience la vendimia de la garnacha, la variedad que ocupa el 60% de las 6.400 hectáreas que ocupa esta denominación situada a los pies del Moncayo. "La previsión es buena", destaca su presidente Eduardo Ibáñez, que estima una producción de "entre 34 y 36 millones de kilos de uva", una cifra muy superior a los 22 millones obtenidos el pasado año. Han ayudado las lluvias de primavera, que propiciaron un cuajado más tardío, y unas temperaturas nocturnas no muy elevadas que están provocando una maduración más lenta, "como les gusta a los enólogos", señala Ibáñez que reconoce que no es que la vendimia llegue este año más tarde. "Son las fechas habituales, dentro de un año normal", destaca el presidente de Campo de Borja, que insiste en que lo inusual fue el pasado año cuando la sequía adelantó en exceso la vendimia.

Campo de Borja, que no solo espera cantidad sino también calidad, estima que este será además "un muy buen año en ventas". Los primeros pasos ya los ha dado en el primer semestre del año, en el que la denominación ha comercializado 11,5 millones de botellas, que permiten prever que al cierre del ejercicio se hayan superado los 21 millones vendidos en 2017.

Hasta el 15 de septiembre tendrán que esperar los viticultores para comenzar a recolección en las más de 14.000 hectáreas que ocupan los viñedos de la D. O. Cariñena, que comercializó el pasado año 53 millones de botellas de vino en 25 países. La denominación más grande y más antigua de Aragón espera vendimiar este año unos 93 millones de kilos de uva, 20 millones más el pasado año y "un 15% más que la media de los últimos 10 años", señala su presidente, Ignacio Casamitjana, que detalla que las viñas que se encuentran actualmente en envero –momento en el que se producen los cambios que determinarán la calidad del vino final: el color, aroma y sabor– cuentan además con una adecuada vegetación "gracias a las lluvias y a las buenas temperaturas".

La más tardana de España

Por la altitud a la que se encuentran sus viñedos, la Denominación de Origen Calatayud es la última en iniciar la vendimia, no solo en Aragón sino en toda España, y una de las más tardanas de toda Europa. Por eso, "es pronto para realizar previsiones", señala el presidente de su consejo regulador, Miguel Arenas, que adelanta que las primeras estimaciones –realizadas con toda la cautela– hacen pensar en recuperar la cosecha obtenida en 2016, esto es, unos 14 millones de kilos de uva, unos 3 más que el pasado año. Dependerá del clima. "Si las condiciones durante el mes de septiembre lo permiten podría consolidarse esta cifra o incluso superarla", matiza. Porque la recolección en las más de 4.000 hectáreas que aglutina esta D. O., en las que las lluvias dieron la vuelta a un año que se preveía "muy duro" por la sequía, no comenzará hasta ya iniciado el mes de octubre, "en su fecha habitual", destaca el presidente de la D. O., que aunque exporta más del 80% de sus producción, comienza a ganar terreno en el mercado nacional "que está descubriendo nuestros vinos gracias a sus constantes reconocimientos, premios y elevadas puntuaciones".

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