La inquietante crisis turca

Al abrir contra Turquía un nuevo frente de sus guerras arancelarias, Donald Trump ha terminado de desestabilizar la economía de esa país y ha provocado una peligrosa tormenta financiera en Europa. Las debilidades de la economía turca no son culpa del presidente estadounidense, pero su irresponsable política comercial se ha convertido en una seria amenaza para el normal funcionamiento del sistema económico internacional.

La economía turca está en un periodo de rápido crecimiento, pero desde hace tiempo eran visibles importantes debilidades. La política de bajos tipos de interés y elevadas inversiones públicas ha disparado la inflación; y la deriva autoritaria del presidente Erdogan ha resquebrajado la confianza, dando lugar a una fuga de capitales y a la devaluación de la lira. A una creciente tensión política entre Washington y Ankara, Trump ha añadido ahora la elevación de aranceles al acero y el aluminio turcos, abriendo así un nuevo frente en la extemporánea estrategia proteccionista, al margen de las reglas de la Organización Mundial del Comercio, que ya ha aplicado a China y a la Unión Europea. El consiguiente derrumbe de la lira afecta gravemente a las inversiones de algunos grandes bancos europeos, incluyendo el español BBVA, lo que ha provocado una tormenta en las bolsas que podría ser el preludio de nuevas sacudidas financieras. La evolución política y económica de Turquía era preocupante para la UE, pero, al desestabilizar bruscamente el país, el presidente de Estados Unidos puede estar creando a la puerta de sus aliados europeos un gravísimo problema. La irresponsabilidad de la política comercial de Trump, basada en un nacionalismo económico estrecho de miras que va en contra de la tradición estadounidense, está teniendo ya consecuencias serias, ha causado una desaceleración del comercio internacional y puede perturbar de manera imprevisible el funcionamiento de la economía mundial.