El frío calienta los precios de las almendras

Las bajas temperaturas que está soportando los cultivos hacen temer una descenso de la producción que se reflejan en un incremento de las cotizaciones.

Almendros aragoneses rodeados de nieve.
El frío calienta los precios de las almendras
Javier Blasco

Al precio de la almendra no parece sentarle mal la llegada de un nuevo temporal de frio. De hecho, en las últimas semanas de las lonjas de referencia han recogido significativas subidas que han aupado los precios de esta producción a cifras ahora más cercanas a los seis euros el kilo ­depende de las variedades- y que han conseguido que la industria volviera a poner su mirada en el mercado nacional.

Pero como toda cara tiene su cruz, este encarecimiento viene precedido de no muy buenas noticias. Se teme un descenso de la producción, provocado por las bajas temperaturas que han tenido que soportar (y todavía están aguantando) los árboles ya en flor, especialmente en Murcia, donde el frío y el hielo ha dañado gran parte de los almendros y se teme que muchos de ellos no puedan recuperarse. A ello se une la plaga de la vispilla del almendro, sobre todo en el Levante español, que ha obligado a realizar tratamiento fitosanitarios y destruir la almendras afectadas, por no hablar de la temida Xyllela fastidiosa, que, según los productores afectados puede acabar con el 25% de la producción en Alicante.

El impulso de las cotizaciones de la almendra también llega desde el otro lado del Atlántico y, de nuevo, condicionado por las bajas temperaturas. En Estados Unidos los precios acumulan varias subidas consecutivas porque California, la principal productora mundial de este fruto seco, se ha visto azotada por unas intensas heladas que están poniendo en jaque sus cultivos.

Con todos estos ingredientes, las lonjas de Murcia y de Albacete -Reus se ha convertido en la excepción y la sorpresa- ha llegado a colocar el precio de la almendra, según las variedades entre los 4 y los 5,40 euros, aunque para la ecológica las cotizaciones han rozado los 7 euros. Pese a todo, los precios están muy lejos de aquellos 8 euros que llegaron a pagarse por el kilo de almendras en 2015 cuando California sufrió un brutal descenso de la producción tras acumular años de intensa sequía.

Cautela

El sector se muestra cauto. “Es cierto que los precios han subido”, reconoce el responsable del sector de frutos secos de UAGA, Bernardo Funes, que está totalmente convencido de que aquellos precios de hace apenas tres campaña “no se volverán a ver”. Para Funes es demasiado pronto para calcular el rumbo definitivo que mantendrán las cotizaciones. “Primero hay que ver qué efectos tienen los temporales de frío y cómo termina la campaña en España que todavía podría complicarse más si llegan unas helada tardías”, señala. Además no hay que perder de vista los datos de Estados Unidos, explica el sindicalista, que prefiere ser prudente y esperar a que realmente los productores californianos constante cuál ha sido el rendimiento de sus cultivos “porque muchas veces el descenso no es tanto como el que anuncian”.

En su opinión, hay que esperar a primeros del próximo mes de mayo, cuando está previsto que la mesa nacional de frutos secos realice las primeras estimaciones, para conocer que comportamiento van a tener los precios, aunque no se muestra precisamente optimista, porque insiste en que, a pesar del incremento de la demanda, también se ha producido en España un más que destacado incremento de la superficie dedicada a este cultivo y por lo tanto de su producción. Además, lamenta que “la almendra española está muy desprotegida, sería necesario crear una marca de calidad que la protegiera frente a los caprichos del mercado”, reivindica.

Aragón es una de las principales productoras de almendras en España. Incluso en las últimas campañas se ha aupado a lo más alto del podio, superando al más director rival, Andalucía, que dispone de una superficie muy superior, pero que, especialmente en 2016, se vio afectada por una dura sequía que redujo drásticamente la producción.

El almendro ocupaba en 2017 en Aragón, según los últimos datos de las declaraciones de la PAC, una superficie de 67.416 hectáreas, unas 3.000 más que en la pasada campaña, de las que, eso sí, solo 10.000 disponen de riego, lo que le hace más vulnerable ante la ausencia de precipitaciones y explica que el pasado año la grave sequía redujera hasta poco más de 15.000 toneladas la cosecha de almendra en la Comunidad.

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