La dinámica PSA

La negociación del convenio de la planta de Opel en Figueruelas con la amenaza de situar la producción del Corsa fuera de Zaragoza y los ajustes incluidos en el texto pactado tienen el sello del grupo, impuesto por la gestión que lidera Carlos Tavares.

A punto de cumplirse un año (el 14 de febrero) de la primera información sobre el interés del grupo PSA por comprar Opel a General Motors, sellada con un acuerdo de compra firmado el 6 de marzo, en Zaragoza ya podemos constatar con hechos lo que supone dejar de pertenecer a la multinacional estadounidense y ser propiedad de la corporación francesa. El proceso de negociación del convenio colectivo de la planta de Figueruelas, que dio lugar a un preacuerdo ratificado por la plantilla de la factoría entre el 30 y el 31 de enero, ha demostrado cuánto ha cambiado el escenario en el que desarrolla su actividad la fábrica aragonesa. Los mandatos de la casa matriz –ahora en París– nada tienen qué ver con la libertad de actuar que GM daba desde Detroit a sus filiales, de modo directo o a través de la central de Opel en Rüsselsheim (Alemania), ni con la prisa por recuperar cuanto antes el tiempo perdido para volver a la rentabilidad, incluida la adopción de drásticas medidas para recortar costes.

Es el estilo que ha impuesto en PSA su presidente, el portugués Carlos Tavares, según admiten en el propio grupo, donde todos reconocen que su gestión ha sido clave en la recuperación de la multinacional que vende en el mercado vehículos de las marcas Peugeot, Citroën, DS y ahora Opel. Su pragmatismo, basado en la idea de solo hacer lo que resulte rentable, y su determinación en llevar adelante acciones que cree necesarias, aunque sean impopulares, le están dando resultados.

Xavier Peugeot, jefe de Producto de Citroën y miembro de la familia fundadora de PSA, ya avanzó a HERALDO en el Salón de Ginebra, el 7 de marzo del año pasado, lo que iba a pasar. "Tavares aplicará en Opel la misma receta que con PSA", dijo después de insistir: "Recuerde cómo estaba PSA hace tres años y vea dónde estamos ahora".

El propio Tavares, en el Salón del Automóvil de Fráncfort de septiembre pasado, ya con Opel formando parte del grupo francés, aseguró que "las plantas de PSA son más rentables y eficientes que las de Opel". Hasta ese momento, el directivo portugués solo había visitado de su nueva filial las fábricas de Figueruelas (en mayo) y la de Rüsselsheim.

Tavares desarrolló ante la prensa en ese certamen alemán un discurso que cobra más interés después de lo ocurrido en la negociación del convenio de la planta zaragozana. "Hace cuatro años, cuando vine a PSA, la gente me decía: ‘señor Tavares, por favor, queremos la producción de tal modelo para garantizar la continuidad de nuestros empleos’. Era una petición razonable pero al mismo tiempo era extraño, porque hace cuatro años la situación económica en Europa no estaba tan bien como ahora". Y añadía: "Hoy estamos trabajando sábados por la mañana, viernes por la noche, el 14 de julio... Estamos trabajando en todos los momentos posibles. Y ahora los sindicatos me dicen: ‘señor presidente, la presión es mucha, las condiciones laborales no son como deberían, bla, bla, bla’. Eso es cuatro años después, la misma gente, las mismas plantas".

Decía ayer en una entrevista en este diario Antonio Cobo, director general de Opel España, que en Zaragoza se podrían fabricar cerca de 100 coches más al día si se trabajara el mismo tiempo que en otras plantas de PSA, de ahí la petición de la dirección de recortar las pausas. El convenio ahora pactado, señalaba Cobo, "aumentará el tiempo de trabajo en 5 minutos por turno. No es lo que queríamos, pero tampoco es lo que quería la plantilla".

Esa es la dinámica de PSA, la de Carlos Tavares. Ganar tiempo de trabajo por menos dinero. Es decir, ser más competitivos (o más baratos). Que las plantas compartan plataformas (Figueruelas lo hará con otras seis factorías) para ahorrar costes. No realizar grandes inversiones a menos que se sepa que se van a rentabilizar, de ahí que Opel no esté en el Salón de Ginebra de marzo. Ajustar hasta el último céntimo si es posible. Lo que haga falta para que la marca del rayo sea rentable en 2020.