La madre de todas las negociaciones

Después de una negociación muy dura, los trabajadores de Opel han tenido el valor de aceptar el sacrificio de una parte de sus derechos laborales, a cambio de un plan industrial que debe traer más empleo y bienestar al sector.

Desde que se inició la negociación del XIV Convenio Colectivo en Opel dijimos desde UGT que esta no iba a ser una negociación al uso, como las demás que habíamos tenido. Dijimos que era otra cosa, teníamos enfrente un nuevo interlocutor cuya cultura y forma de hacer era diferente a lo que conocíamos de GM. Y así fue.

Desde el primer día hasta el pasado lunes, cuando alcanzamos un acuerdo, todo ha sido diferente, cómo llegaban las propuestas a la mesa, cómo se metió presión con la primera propuesta brutal de recortes, nunca tan agresiva como esta vez. Ahí nos dimos cuenta de que había que cambiar el paso de la negociación y UGT decidió suspenderla. Punto de inflexión clave. Y llegó la llamada del Gobierno de Aragón, con la propia implicación del presidente Javier Lambán, entrando en los últimos tres días de auténtico frenesí, de propuestas, de asambleas de afiliados, de recesos, de tímidos avances y por fin, el 29, de un preacuerdo.

Un preacuerdo que los firmantes decidimos someter a la ratificación o no de la plantilla y que ayer los trabajadores y las trabajadoras de Opel avalaron con su voto. En el mismo momento de terminar de contar y ver que había ganado el ‘sí’ y conforme van pasando las horas desde entonces, la sensación es la misma: satisfacción por haber sido capaces de que la plantilla entendiese la urgencia del momento, y máximo respeto hacia ella, porque sabemos que el preacuerdo tiene esfuerzos considerables. Ayer, cuando se estaba votando, una parte de la papeleta contenía la voz de los miles de trabajadores y trabajadoras de la industria auxiliar. No soy capaz de imaginarme un escenario diferente, con un ‘no’ en el referéndum, una escena en blanco y negro para la industria aragonesa, para la economía de todo Aragón. Tengo que agradecer el esfuerzo solidario que hace la plantilla de Opel, sacrificando parte de su tiempo de trabajo, de sus percepciones salariales, en definitiva, de sus derechos laborales, a cambio de un plan industrial que traerá trabajo y bienestar no solo a ellos, sino también a todos y todas cuantos trabajan en la industria auxiliar y en los negocios inducidos.

Los trabajadores ya hemos hablado, ya hemos puesto encima de la mesa un plan de competitividad. Ahora le toca a PSA/Opel cumplir su parte. Deseamos que, más pronto que tarde, se anuncie que el Corsa se fabricará en Zaragoza, y que las piezas del mismo se hagan con proveedores ya instalados y nuevas adjudicaciones trayendo más empleo industrial a nuestra tierra. Pero no podemos conformarnos solo con el Corsa, en agosto del próximo año el Mokka se dejará de fabricar en Zaragoza y vamos a insistir que ese hueco se llene con otro producto. Está recogido en el plan industrial mediante las inversiones para garantizar la capacidad instalada de 478.000 vehículos. En definitiva, hemos librado la madre de todas las negociaciones, la hemos ganado para los trabajadores y para la industria y lo hemos hecho los sindicatos. Que se tenga en cuenta.