Los becarios o el 'privilegio' de cobrar

La Universidad de Zaragoza gestionó 4.140 trabajos para estudiantes en 2016, 809 remunerados. El 58% de los alumnos en prácticas en España no recibe retribución, según la Comisión Europea.

Irene Riveres y Borja Clavijo, becarios del Instituto Tecnológico de Aragón (Itainnova).
Irene Riveres y Borja Clavijo, becarios del Instituto Tecnológico de Aragón (Itainnova).
Laura Uranga

Trabajan en empresas con expertos en su especialidad y muchos lo hacen sin percibir un solo euro. Para la mayoría es la única forma de hacer currículum y poder acceder al mercado laboral y, aunque seguramente aprenden más ahí que en las aulas, también aportan algo al buen funcionamiento del negocio, sea este un restaurante, una fábrica, la redacción de un medio de comunicación o una oficina. Son los becarios o jóvenes en prácticas, cuya retribución o ausencia de ella está hoy en el centro del debate abierto por el famoso ‘chef’ Jordi Cruz al justificar que ‘stagiers’ trabajen en su cocina sin cobrar porque "aprenden de los mejores en un ambiente real".

La polémica tiene puntos de vista contrapuestos y, si bien nadie se atreve a defender que trabajar sin percibir una remuneración sea positivo, muchos –como el presidente de la CEOE, Juan Rosell, entre otros– creen que hacer prácticas con prestigiosos cocineros, por ejemplo, "vale todo el oro del mundo" aunque no cobren. Los sindicatos, por el contrario, están hablando de "abuso laboral" si un joven no percibe nada por su labor en una empresa, salvo que se trate de una práctica curricular, en la que siempre tiene que tener un tutor.

Los números

La realidad, en cualquier caso, revela que la mayoría de las prácticas en empresas, especialmente las de estudiantes, no se pagan, como constatan los datos de centros como la Universidad de Zaragoza o incluso los de algunas instituciones. En España, el 58% de los alumnos en prácticas no percibe ninguna remuneración, según indica el informe ‘La experiencia de los becarios en la Unión Europea’, publicado por la Comisión Europea. En el mismo se indica que 7 de cada 10 de los becarios reconoce tener una carga laboral equivalente a los trabajadores con contrato.

Ana Gálvez, profesora del máster de Empleo y Mercado de Trabajo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), reconocía esta semana a la agencia Efe que "solo las ganas de adquirir experiencia y debutar en el mercado laboral" compensan los ‘handicaps’ de un colectivo que es difícil de cifrar porque muchos no están dados de alta en la Seguridad Social, pero apuntaba que "con esta práctica se destruyen puestos de trabajo y se precariza el mercado laboral". Según la UOC, en España se calcula que hay unos 70.000 becarios, que son los que reciben algún tipo de remuneración, y se desconoce los que no están adscritos a ningún convenio.

En la Universidad de Zaragoza lo tienen claro. Más de la mitad de las prácticas que hacen sus estudiantes no se pagan. En la memoria de 2016 de Universa, el Servicio de Orientación y Empleo, consta que se gestionaron un total de 4.140 prácticas de estudiantes, con remuneración para solo 809 de ellos. El número final de jóvenes que acabarían cobrando algo se elevaría un poco, ya que algunas empresas llegan a acuerdos con los estudiantes para realizar ahí las correspondientes gestiones (de inscribirlos en la Seguridad Social, entre ellas) y pagarles una cantidad económica por el trabajo realizado.

"En la Universidad entendemos que las prácticas son formativas,y ya es cosa de las empresas decidir si dan a los estudiantes una ayuda o no", señala José Miguel González, director de Universa, quien en todo caso apunta que le encantaría que todas las empresas paguen una cantidad, "aunque sea pequeña" porque los alumnos "también aportan". El monto económico que las compañías con estudiantes en prácticas está pagando, precisa, va desde los 150 euros al mes hasta los 600 euros, "aunque de lo último hay muy poco".

Las empresas

González apunta que entre las condiciones que se piden a los estudiantes para acceder a las prácticas está la de que tengan ya 90 créditos aprobados (eso es, año y medio de carrera cursada o más), señala también que normalmente no se permite que una persona haga prácticas dos veces en la misma empresa –"salvo que cambien de departamento en una compañía grande, lo que es poco común porque la mayor parte de los destinos son pymes"– y reseña que la tendencia es que el número de experiencias laborales de estudiantes gestionadas por la Universidad está aumentando.

Aún así, indica Ángel Fernández Cuello, actual director del Instituto Tecnológico de Aragón (Itainnova), "hay más empresas dispuestas a acoger a estudiantes en prácticas que alumnos que quieran tenerlas", porque en su opinión "en algunas carreras no se motiva a los jóvenes". Como profesor en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, gestionó durante mucho tiempo prácticas para estudiantes y, aunque sabe que la remuneración en Universa es voluntaria, por lo que no se puede obligar a pagar, las empresas "deberían" dar ayudas, como poco para cubrir los gastos de desplazamiento. Fernández, en cualquier caso, está convencido de que hoy los alumnos no van a hacer prácticas a las empresas que más pagan sino a las que consideran más atractivas, por el sector, sus dirigentes o su reputación.

Prácticas extracurriculares

Fernández, como otras personas consultadas para este reportaje, hace hincapié en señalar que el término becario está muy manido y en él se engloba no solo a quienes se hacen con una beca para trabajar en una empresa o institución, sino a todos los que están en periodo de prácticas. Y es precisamente la diferencia entre unos y otros la que puede aclarar cuándo existe la obligación de pagar y cuándo no.

"Si las prácticas son curriculares, ya que su realización es imprescindible para obtener un título, estamos hablando de formación con un tutor, pero si son extracurriculares, debe haber retribución", declara al respecto Pura Huerta, secretaria de Formación y Empleo de UGT Aragón. En el segundo caso, señala, debe hacerse un contrato, como dice el Estatuto de los Trabajadores.

"Hay que poner fin a las prácticas fraudulentas y los abusos", afirma Huerta, que reconoce que hay jóvenes que no quieren perder sus empleos y por eso no denuncian. "Lo del cocinero (en referencia a Jordi Cruz) nos parece lamentable", apunta tras incidir en su preocupación porque estos casos suelen afectar a gente joven, colectivo con una tasa de paro muy elevada. En respuesta a Cruz, esta semana CC. OO. recordó que en la hostelería "no existe la categoría laboral de becario" por lo que incluso los restaurantes con estrella Michelin deben pagar a sus jóvenes en prácticas.

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