Los sindicatos de cuadros critican al Gobierno por no implicarse

Los representantes de mandos intermedios piden al Ejecutivo central que defienda los 13.440 empleos directos que generan las dos compañías en España.

El coche de concepto Instinct de Peugeot, en el Mobile World Congress de Barcelona.
El coche de concepto Instinct de Peugeot, en el Mobile World Congress de Barcelona.
Josep Lago/AFP

La Confederación de Cuadros y Profesionales (CCP), que representa a mandos intermedios de empresas de todo el país, salió ayer a la palestra para reclamar al Gobierno central que se implique en la defensa de los empleos de Opel y PSA ante la posible compra de la filial europea de General Motors por parte del grupo francés. Con el impulso de Acumagme, el sindicato de cuadros de la planta de GM en Zaragoza, y la correspondiente central de mandos intermedios de PSA Peugeot Citroën en España, la CCP se desmarcó de la prudente actitud de los sindicatos mayoritarios UGT y Comisiones Obreras en este tema al mostrarse muy crítico con el Ejecutivo de Mariano Rajoy ante una operación que puede afectar a los más de 13.300 trabajadores que GM y PSA tienen en nuestro territorio, además de los empleados de compañías proveedoras de estos dos fabricantes.

La CCP manifestó su "recelo" ante la posible adquisición de Opel por el grupo PSA "y la ausencia de información por parte del Gobierno español, sin que hasta la fecha se haya producido ningún encuentro o conversación entre el presidente del grupo francés (Carlos Tavares) con el presidente o algún representante del Gobierno de España". En una nota de prensa, los cuadros y profesionales españoles de PSA y Opel indicaron que quieren saber "el futuro de las tres fábricas que hay en territorio español, dos del grupo PSA situadas en Madrid y Vigo, y una de Opel ubicada en Figueruelas (Zaragoza)".

La Confederación de Cuadros se ha puesto en contacto con el secretario de Estado de Empleo, Juan Pablo Riesgo, solicitándole una entrevista "para saber los términos de esta operación, si se llega a producir, y transmitirle la defensa y el mantenimiento de los puestos de trabajo en las tres fábricas españolas".

PSA cuenta en España con la factoría de Vigo, que emplea a 5.700 personas y ensambló 424.000 vehículos el año pasado, y la de Villaverde (Madrid), que cuenta con 1.940 trabajadores y produjo 81.200 coches en 2016. De la planta zaragozana de Figueruelas, que tiene 5.800 empleados, salieron el año pasado cerca de 355.000 vehículos de los Opel Corsa, Mokka y Meriva.

En el comunicado publicado ayer, la CCP manifestó "su fuerte implicación con todos los cuadros y profesionales de PSA y Opel" y pidió al Gobierno español "el mismo compromiso por el mantenimiento del empleo y los centros de trabajo en España, como ya lo han hecho los Gobiernos de Alemania y Francia solicitando la preservación de los puestos de trabajo en sus respectivas fábricas".

Públicas han sido hasta ahora las noticias sobre las reuniones o conversaciones telefónicas que ha tenido el propio Carlos Tavares o incluso Mary Barra, presidenta de General Motors, con la canciller de Alemania, Angela Merkel, y con la primera ministra británica, Theresa May, así como los encuentros de los ministros de Economía de Francia y Alemania para abordar la cuestión, mientras que nadie en el Ejecutivo español se ha pronunciado pese a que la presencia de los fabricantes implicados es mucho mayor en España que en el Reino Unido.

Sobre el tema habló ayer en Aragón Radio la consejera de Economía, Industria y Empleo del Ejecutivo aragonés, Marta Gastón, quien declaró que "si el Gobierno central no se interesa sobre la posible venta de Opel, en el Gobierno de Aragón sí queremos estar al tanto", una referencia que alude al hecho de que Gastón está en contacto directo con la dirección de GM España que encabeza Antonio Cobo. Más allá de eso, el Gobierno de Aragón no ha hecho gestiones ante el de España para que se interese por el diálogo GM-PSA.

En la planta de Figueruelas, mientras tanto, hay gran expectación ante la posibilidad de un anuncio que podría estar muy próximo, y mientras los sindicatos mayoritarios se muestran cautos y prudentes sin levantar la voz, los de cuadros anuncian que seguirán presionando para que el Gobierno central se implique.

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