Libelium entra en la Boca del Infierno

Sensores de la compañía aragonesa Libelium instalados cerca de un cráter del volcán nicaragüense Masaya permiten obtener información de utilidad que puede salvar vidas.

Alicia Asín y David Gascón, junto a su equipo en las instalaciones de Libelium en la calle Escatrón.
Alicia Asín y David Gascón, junto a su equipo en las instalaciones de Libelium en la calle Escatrón.
a. alcorta

Descubrir qué ocurre dentro de los volcanes para predecir futuras erupciones que puedan salvar vidas es el objetivo principal de un trabajo de investigación realizado en Nicaragua y liderado por la compañía estadounidense Qwake, especializada en combinar expediciones científicas innovadoras con proyectos de tecnología punta, en el que ha participado la empresa zaragozana Libelium. Un trabajo en el que más de 80 sensores inalámbricos desarrollados por la firma aragonesa recogieron y transmitieron datos con información del cráter de la Boca del Infierno, nombre coloquial por el que se conoce el volcán Masaya de Nicaragua.

Una expedición que tuvo lugar entre julio y agosto de 2016, en la que participó David Gascón, cofundador de Libelium con Alicia Asín, ha permitido a los vulcanólogos basarse en tecnologías del Internet de las Cosas para monitorizar en tiempo real todo lo que ocurre dentro y fuera de los cráteres y así contar con información clave para saber si hay que evacuar a la población por una inminente erupción.

Con el liderazgo del explorador y director de documentales Sam Cossman, Qwake pilotó una expedición en la que participaron, además de Libelium, el Gobierno de Nicaragua y General Electric. "Esto no se había hecho nunca", apuntó ayer David Gascón, que explicó que sus sensores no habían sido utilizados antes en una atmósfera tan abrasiva. "Si ya habíamos llegado al espacio (para medir los efectos de las tormentas solares en la salud humana), con este proyecto hemos podido llegar al centro de la Tierra", señaló con orgullo. El siguiente paso ahora, indicó, sería desarrollar sensores que puedan realizar mediciones durante dos o tres meses, pero para llegar a eso deberá ser la empresa Qwake, cuyas investigaciones se publican luego en medios como National Geographic, la que impulse una segunda fase –y obtenga la financiación correspondiente– para dar continuidad a los logros conseguidos con la primera expedición.

En Nicaragua Libelium trabajó con plataformas de sensores encapsuladas que fueron selladas al vacío para protegerlas contra el calor dentro del cráter (la mayoría de sensores estaba a 150º Farenheit o 65º Celsius, pero en el volcán hay hasta 537º centígrados). Los sensores midieron, entre otras cosas, temperatura, humedad o presión atmosférica, datos que "pueden ayudar a anticipar crisis volcánicas y actuar como un sistema de alerta temprana", según fuentes de la empresa.

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