Pablo Insua está pasando por horas complicadas a la espera de que las pruebas médicas a las que será sometido este lunes desvelen el alcance de la lesión en su rodilla izquierda, por la que tuvo que ser sustituido ante el Girona en el minuto 38. Ya tras la acción en la que cayó al césped, un forcejeó dentro del área con Portu, uno de los delanteros rivales, el central gallego dio unas muestras de dolor que continuaron en el vestuario.

Con la zona aún muy inflamada, la primera inspección a la que fue sometido por los servicios médicos del club azulgrana hicieron indicar que la articulación no estaba dañada, aunque, según se indicó, el dolor de inicio había sido agudo y el jugador tenía dificultades para apoyar la pierna.

De confirmarse la lesión, sería la segunda que sufre esta temporada y llegaría en su mejor momento de forma. Insua se incorporó el verano pasado a la disciplina oscense cedido por el Schalke 04 alemán tras una campaña prácticamente en blanco a causa de una dolencia cardíaca.

De inicio no entró en los planes de Leo Franco y ya con Francisco no se vistió de azulgrana por primera vez hasta la visita al Alavés en la jornada 12. No tuvo suerte y a los 23 minutos abandonó el campo a causa de una microrrotura en el abductor largo. Reapareció 17 días después en la ida de la eliminatoria copera contra el Athletic para meter un gol en propia puerta.

Sin embargo, desde el encuentro contra el Real Madrid, en el que fue titular, no había vuelto a perderse ninguna cita afianzándos en la zaga con Etxeita y Pulido, y convertido en una pieza esencial para Francisco. Ahora, el técnico almeriense podría tener que buscar una solución a su ausencia. En Montilivi le cedió el testigo a Diéguez, recién llegado desde el Alavés, que cumplió con solvencia. Aunque ante la tesitura de contar con solo tres centrales disponibles, no habría que descartar un cambio de sistema.