Chimy Ávila, el comandante azulgrana

El atacante de la SD Huesca fue con sus dos goles el protagonista en la victoria contra el Girona.

Los jugadores de la SD Huesca celebran uno de los goles de Chimy Ávila ante el Girona.
Chimy Ávila, el comandante azulgrana
SD Huesca

Da igual que tenga todo el partido por delante o que su rol sea el de ser un revulsivo en los últimos minutos, si algo no se le puede achacar a Chimy Ávila es que se deja el alma en cada acción. No ya solo en los partidos, sino también en los entrenamientos, en los que sirve de ejemplo y guía a sus compañeros. El atacante argentino vivió una nueva gran noche en Primera División. Los focos ya le había enfocado con intensidad con su tanto en San Mamés en la segunda jornada de Liga que supuso el definitivo 2-2 y lo volvieron hacer este sábado con los dos goles que dieron el triunfo a la SD Huesca contra el Girona.

Primero abrió el marcador con un disparo seco desde fuera del área, una suerte que siempre le gusta probar, y cinco minutos después, un lapso de tiempo en el que Santamaría salvó a los suyos, Insua se lesionó y al Girona se le anuló un gol, volvió a batir a Bono con un tiro a bocajarro después de que Enric Gallego le dejase el balón de cara. Ante la ausencia de Cucho Hernández por sanción, Francisco le otorgó al ‘Comandante’, como se le apoda, la titularidad seis jornadas después y éste no defraudó demostrando el gran momento de forma por el que atraviesa. Ya la semana pasada, saliendo con la segunda parte avanzada, había rubricado la goleada con el Valladolid marcando el 4-0.

"Estamos recuperando el brillo en la sonrisa", manifestó tras el encuentro el nuevo pichichi azulgrana, que con las de Montilivi son cuatro las dianas que suma a lo largo del curso, una más que las que han conseguido hasta el momento Álex Gallar y Cucho Hernández. "Lo importante es el trabajo que hacen los compañeros, corriendo todos por igual, tanto los que jugamos, como los que están en el banquillo, o los que se han quedado en casa", quiso colectivizar el triunfo Luis Ezequiel Ávila.

Y no le faltó razón, porque la SD Huesca volvió a derrochar solidaridad en el terreno de juego. El sistema con tres centrales, dos carrileros, tres medios y dos atacantes ha dotado al conjunto de una solidez inusitada. Son ya tres las jornadas consecutivas sin perder y otros tantos los partidos sin encajar goles. Lo que contra la Real Sociedad en Anoeta fue toda una novedad nunca vista a lo largo de la actual temporada se ha convertido ahora en una norma.

A los rivales les cuesta llegar al área altoaragonesa con facilidad y cuando lo consiguen se topan con Santamaría. El meta navarro no para de crecer y se está convirtiendo en todo un gigante. Seguro en sus salidas, ágil cuando tiene que estirarse y con una gran intuición en momentos clave.

Mención a parte merecen los refuerzos llegados en el mercado de invierno. Enric Gallego ha sido capaz de cambiar la forma de jugar de todo el equipo y Galán ya es el amo de la banda izquierda. A ellos, en lo que era su debut, se unen Juanpi, que dejó buenas muestras de sus posibilidades manejando el balón, y Diéguez, que no desentonó atrás cuando tuvo que cubrir la lesión de Insua, la mala noticia de la noche en Gerona. Hay luz al final del túnel. La salvación queda ahora a seis puntos de distancia.

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