Risas y ambiente distendido en la penúltima sesión de la SD Huesca

Si alguien considera ya a la Sociedad Deportiva Huesca juzgada, sentenciada y condenada al descenso a Segunda División, debería haberse dado una vuelta por el entrenamiento de este viernes. Si la opinión mayoritaria de los analistas concluye que los azulgranas son los favoritos para regresar a la categoría de plata es porque no se ha calibrado el estado de ánimo de la plantilla. Sesiones como la del Instituto Montearagón demuestran que la moral de los oscenses sigue en todo lo alto, que creen en sí mismos y en la posibilidad de Mendizorroza este domingo (12.00) como un necesario punto de inflexión.

Francisco Rodríguez, que cumple un mes exacto desde su llegada al banquillo del Huesca, ha dado al plantel varias capas de autoestima. Se creen mejores que antes porque se saben capaces de competir y han logrado rescatar las virtudes del empate ante el Getafe para agarrarse a una fe racional. El preparador almeriense sabía que debería ejercer en buena medida de psicólogo y trabajar los estados de ánimo con la misma dedicación que la pizarra y los aspectos físicos. Por eso no quiere que los entrenamientos sean una prolongación de la angustia clasificatoria ni una batidora de nervios y tensiones.

Francisco ha concebido una sesión de trabajo amena, con juegos y risas y sin dejar de lado cuestiones que pueden emerger en capitales en Vitoria como la estrategia. Los jugadores han respondido con más de una hora distendida en la que Francisco les ha puesto a prueba en una de las asignaturas que todavía están por aprobarse, la puntería. En todo caso, ese sábado volverán a ejercitarse a puerta cerrada antes del viaje a tierras alavesas y es probable que el andaluz adopte de nuevo su rictus más serio.

Con las bajas seguras de Melero y Chimy Ávila y la vuelta de Brezancic, probable novedad en la citación para Vitoria, el estado de un Xabi Etxeita que trabaja al margen es ahora la principal preocupación del técnico, quien ha dejado entrever en su rueda de prensa semanal que está abierto a volver al sistema de cuatro defensas. Una visión desmentida por el rendimiento de los tres centrales ante Sevilla y Getafe y que abre las puertas del debut a Pablo Insua, inédito en la Liga.

El defensa gallego, cedido por el Schalke 04, no disputa 90 minutos en el campeonato español desde que portaba la camiseta del Leganés en la campaña 2016-17. Ni siquiera durante la pretemporada a las órdenes de Leo Franco jugó ningún amistoso completo. Superados los problemas cardíacos que le lastraron el curso pasado, ha sido convocado en seis ocasiones y pese a su experiencia es el cuarto zaguero por detrás de Pulido, Semedo y un Etxeita.

Si el vizcaíno es efectivamente descartado daría opciones de entrar en la convocatoria a otro que no se ha vestido de corto, Juanjo Camacho. Y alas a un Insua con ganas de demostrar su valía para la mejor línea del Huesca.