Un paso adelante desde atrás

El central Xabi Etxeita se ha convertido en la pieza clave que explica el cambio de dibujo y la mejoría con Francisco

Etxeita trata de arrebatar la pelota a Foulquier durante el partido con el Getafe.
Etxeita trata de arrebatar la pelota a Foulquier durante el partido con el Getafe.
EFE/Javier Blasco

La Sociedad Deportiva Huesca ha dado un paso adelante desde atrás. Desde una defensa reforzada por Francisco que ha contribuido a dotar de más equilibrio a los azulgranas y los ha convertido en un conjunto al fin competitivo en la máxima categoría. Un proceso de cambio en el que ocupa un espacio relevante Xabi Etxeita. El central vasco ha encontrado su sitio entre los más habituales Jorge Pulido y Rúben Semedo, es el nuevo capitán azulgrana y marcó un golazo de cabeza ante el Getafe acompañado de otros dos remates peligrosos a la portería azulona.

Se trata de una figura que ha calado en el vestuario y luce los galones que le otorgan sus 97 partidos jugados en Primera División. Si nada se tuerce para sus intereses particulares y los colectivos, llegará al centenar en el duelo ante el Celta de Vigo del próximo 1 de diciembre. Todo apunta a que se ha subido a los planes de Francisco para no bajarse más. Llegó sin hacer ruido, como un futbolista que podía ofrecer su experiencia a un vestuario diferente al de su Athletic, donde ha desempeñado buena parte de su carrera y de donde se marchó cedido al Huesca tras comprobarse que no entraba en los planes de Eduardo Berizzo.

Etxeita representa la intención de buscar un perfil curtido para la defensa que marcó la labor de la dirección deportiva durante el verano. Y la zaga se ha revelado como la línea mejor reforzada tras el ascenso. El vizcaíno, Miramón y Semedo se han convertido en imprescindibles para el técnico tras el buen rendimiento que ha mostrado la apuesta por los tres centrales y dos carrileros ante Sevilla y Getafe; les acompañan Pulido y Akapo, dos de los futbolistas del curso pasado que permanecen en el plantel. Brezancic se sigue recuperando de sus problemas en el pie izquierdo y espera su turno un Pablo Insua que todavía no ha debutado.

La grave lesión de Luisinho, que había sido escogido por el vestuario como uno de los capitanes, y la ausencia de Gonzalo Melero han propiciado que Etxeita haya heredado el brazalete de capitán. Un rasgo que evidencia ya su peso en el vestuario azulgrana y que le han imbuido un carácter y un rango en la plantilla que no brillaron en el Athletic las dos últimas temporadas, donde solo disputó cinco y diez encuentros de Liga, respectivamente. Con los aragoneses comenzó siendo un fijo para Leo Franco hasta que Semedo se abrió paso hacia la titularidad.

En el Huesca suma ocho apariciones. Disputó completos los tres primeros compromisos ante Eibar, el propio Athletic y el Barcelona conformando pareja de centrales con Pulido. A partir del choque con el Rayo Vallecano en El Alcoraz, Leo Franco optó por unir al portugués con el manchego y Etxeita también se perdió la cita con la Real Sociedad para regresar unos días más tarde al once en el Wanda Metropolitano en detrimento de Pulido. De nuevo relegado al banquillo frente al Girona, donde disputó los últimos 21 minutos, recuperó el sitio en Valladolid con Pulido en el lateral diestro.

La historia con Francisco no empezó bien para los intereses del vasco, suplente el día del Espanyol. En el marco de un 4-4-2 muy ofensivo, el preparador andaluz dio continuidad al eje de la zaga más utilizado por su predecesor. La vuelta de tuerca introducida en el Sánchez Pizjuán dio cabida a Etxeita junto a Pulido y Semedo. Su sobriedad y seguridad atrás, ya mostradas en los anteriores compromisos, contribuyeron a dar más empaque a los oscenses sin que se pudiese evitar una nueva derrota.

El rendimiento de los tres defensas decidió a Francisco a aferrarse a esta filosofía frente a un contrincante, en principio, con un perfil muy diferente al sevillista. Ahondando en el aprovechamiento de estos recursos, el entrenador ha hallado una mina que seguir explotando y en la que Etxeita ha dado un paso adelante. Por primera vez este curso, el Huesca generó peligro a balón parado y en las acciones de estrategia, con el gol y dos ocasiones claras para el vasco en espacio de muy pocos minutos. El más ‘bajito’ de los centrales (mide 1,85, por el 1,86 de Pulido y el 1,89 de Semedo) engrandeció su figura y, con 31 años recién cumplidos, aspira a erigirse en faro de la reacción del Huesca.

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