Francisco cala en la SD Huesca

El técnico le ha dado nuevos bríos a un equipo que ataca más y defiende mejor, aunque debe encontrar el equilibrio en las áreas

Francisco Rodríguez, a la izquierda, con sus ayudantes Sergio Pardo y José Ortega.
Francisco Rodríguez, a la izquierda, con sus ayudantes Sergio Pardo y José Ortega.
Rafael Gobantes

Llegó Francisco Rodríguez al banquillo de la Sociedad Deportiva Huesca el pasado 9 de octubre precedido por la fama de entrenador metódico y en un contexto más que complicado tras la salida de Leo Franco después de ocho jornadas y un bagaje de cinco puntos que condenaba a los azulgranas al último puesto de la Liga. Más que exigirse resultados inmediatos, se le pedían cambios en la estructura de un equipo que no competía al nivel que exige la Primera División. Casi un mes más tarde, los oscenses mostraron su mejor versión del campeonato ante el Getafe y solo el gol visitante en el minuto 91 impidió el primer triunfo en El Alcoraz.

Así, tras un periodo de tiempo razonable que se aproxima a la duración habitual de una pretemporada, la labor del técnico almeriense presenta avances evidentes. Sobre todo, en una idea de juego que se encamina hacia la solidez y, al fin, la competitividad. La defensa con tres centrales parece imponerse en su libreta al 4-4-2 de su debut ante el Espanyol o el más habitual 4-2-3-1 que lució el curso pasado en el Lugo. Francisco ha entendido que el bloque se ha de empezar a construir desde abajo y se aferra a la línea mejor equipada de la plantilla.

El peso de los fichajes veraniegos recayó en la zaga y tres de estas novedades se sitúan entre los futbolistas más relevantes: Miramón, Semedo y el goleador Etxeita. con los complementos de los ‘veteranos’ Pulido y Akapo componen el cambio esencial de este Huesca. Los dos carrileros se han consolidado como referencias en ataque y defensa y el preparador azulgrana ha trabajado el equilibrio que en Sevilla presentó un rango menor. Abundando en esta idea, que sorprendió ante un rival de la naturaleza del Getafe, consiguió que los futbolistas crean en ella como la más idónea para sacar la situación adelante.

Además, el andaluz ha conseguido poner una venda a la hemorragia defensiva. No tanto en la cifra de goles encajados en tres partidos (5), como por haber frenado el número de remates en contra. El Espanyol le chutó dos veces entre los tres palos, el Sevilla cuatro y el Getafe otras dos. Con todo, el promedio de goles recibidos, 1,6 por partido, es inferior al que atesoró Leo Franco (2,25). Engordado este, eso sí, por los ocho del Camp Nou y los tres del Wanda Metropolitano.

En ataque, el Huesca ha recuperado el acierto en los dos últimos compromisos gracias a los goles, curiosamente, de los defensas Jorge Pulido y Xabi Etxeita y con una mayor proyección también en este apartado. Ante los azulones, el equipo aragonés disparó entre los tres palos más que en ninguna de las jornadas anteriores: siete veces. Se quedó en las seis ante Eibar en la primera (1-2) y Girona en la séptima (1-1), dos rivales ante los que tampoco perdió. En el debe, una mayor efectividad: once lanzamientos con Francisco para dos goles.

El domingo, el Huesca mostró varios de los atributos que se demandan a un club de Primera pero volvió a pecar de falta de contundencia en los últimos compases para asegurar el triunfo. Los azulgranas no se ponían por delante en el marcador desde el Camp Nou, el pasado 2 de septiembre, y no atesoraban una ventaja en el segundo tiempo desde el estreno en Eibar. Pequeños pasos, apenas perceptibles, para aliviar el drama de la clasificación. Avances en un bloque que se encontraba bajo cero y que ha recuperado la fe para afrontar las citas ante Alavés y Levante.

El debut de Christian Rivera, aunque testimonial al producirse en los últimos compases del duelo con el Getafe, elevó a 20 el número de futbolistas que han disputado lo que va de temporada con el Huesca. Fichado tras la grave lesión de Luisinho, el asturiano ya supera en este apartado a los jugadores que aún no han debutado: Santamaría, Insua, Brezancic y Camacho. Con el centro del campo mermado por la lesión de Melero y con un Sastre que aún no ha gozado de minutos a las órdenes de Francisco, su figura adquiere una relevancia mayor como alternativa a Musto y Juan Aguilera.

Otros dos rasgos de Francisco denotan su impronta. La estrategia aspira a adquirir un papel fundamental en el devenir del equipo azulgrana y ya se mostró muy trabajada en el gol de Etxeita. Además, no quiere que la indisciplina horade el vestuario: fue muy claro con la salida nocturna de Semedo en Sevilla respecto a que no se volviera a repetir y disculpó la actitud crítica de Cucho en el cambio del colombiano por Longo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión