La decisión de Leo Franco

El técnico de la SD Huesca, en la encrucijada: persistir en el error o explotar los aciertos del Metropolitano

La derrota de la Sociedad Deportiva Huesca en el Wanda Metropolitano (3-0) volvió a mostrar a un equipo inoperante en la primera mitad, periodo durante el cual al Atlético de Madrid le costó apenas media hora cerrar el encuentro, y con una reacción tardía en la segunda. El cuarto partido consecutivo sin sumar ha alojado a los azulgranas en los puestos de descenso por primera vez este curso y ha debilitado la posición de Leo Franco. El entrenador argentino abundó en unos errores que parecían superados y afrontará una cita crucial el domingo ante el Girona (El Alcoraz, 12.00).

El choque con los catalanes sitúa al técnico en la encrucijada de volver a transitar un camino a través del que el Huesca se ha ido deteriorando tras un prometedor inicio o bien aferrarse a algunas de las soluciones que ofreció el cambio de dibujo tras el descanso con la entrada de Juan Aguilera en el centro del campo.

El martes por la noche, tras el 3-0, Leo se quedó con "muchas cosas positivas, jugadores que aprovechan la oportunidad cuando les das minutos. Hay muchas cosas por corregir de este partido, pero siempre se sacan conclusiones". El argentino encontró, o eso señaló ante los medios de comunicación, aspectos que destacar del duelo perdido con el Cholo Simeone: "Corrigiendo aspectos de la primera mitad podemos seguir por ese camino". Y achacó los problemas de la primera media hora al "gol tan temprano" de Antoine Griezmann.

Más allá del análisis de puertas afuera, el Huesca ha experimentado en las tres últimas jornadas más retrocesos que avances. La goleada del Camp Nou (8-2) supuso un primer punto de inflexión de lo que va de campaña. Leo Franco repitió el mismo esquema y alineación que le habían servido para ganar al Eibar (1-2) y empatar en San Mamés (2-2), pero la confianza de un equipo que caminaba con inesperada fluidez en sus primeras fechas se resquebrajó a golpes.

El parón de la Liga y las primeras reflexiones fueron la antesala del doble compromiso en el renovado Alcoraz; aguardaban el Rayo Vallecano y la Real Sociedad y, para el primer envite, Leo le dio una vuelta al once con los ingresos de Semedo en el centro de la defensa y Gürler y Chimy en el ataque en lugar de Etxeita, Gallar y Cucho. El preparador tomó estas decisiones por una combinación de razones técnicas y físicas, pues los dos atacantes -autores de cuatro de los seis goles del plantel- habían arrastrado molestias de diversa naturaleza.

El encuentro, controlado por los visitantes durante la primera hora, se rompió en el arreón final de los locales, que con más corazón que recursos futbolísticos se lanzaron hacia la meta rayista en busca del empate. Leo insistió en el dibujo 4-4-2 con diferentes protagonistas para la segunda decepción del curso y varios futbolistas encorsetados en la zona medular.

Una semana más tarde, volvió a darle la vuelta a la libreta con una leve modificación en el dibujo parta dotar de empaque a la línea más cuestionada. Sobre el papel, Melero iba a gozar de más libertad de movimientos con el soporte de Musto y Moi Gómez, pero el Huesca cayó en los errores de las semanas anteriores. La falta de fluidez y la poca intensidad sirvieron en bandeja la ventaja de los visitantes y ni contra nueve por las expulsiones de Juanmi y Theo pudieron los locales nivelar la contienda.

En el debe de los azulgranas, dejar la iniciativa a los rivales y solo atacar, y con desorden, con desventaja en el marcador. Dos derrotas achacadas también a la falta de puntería a las que Leo Franco replicó el martes con una nueva vuelta de tuerca de la que resultó una versión más próxima a la de Barcelona que a la de Éibar. De nuevo, el entrenador debilitó con sus decisiones a una plantilla agarrotada por los resultados y un esquema con el que no logra mostrarse competitiva en Primera División.

Los colchoneros agradecieron el regalo con los goles de Griezmann, Thomas y Koke y sestearon el resto de la noche del Metropolitano. Mientras, el Huesca asumió la derrota en el descanso y prefirió rearmarse para el partido con el Girona con la entrada de Aguilera para conformar, por primera vez en seis jornadas, un doble pivote defensivo con Melero por detrás del delantero. Aunque relativizada por lo abultado del resultado, esta decisión dotó a los azulgranas de un orden del que no habían dispuesto desde Ipurua.

En las manos de Leo Franco está perseverar en el acierto o insistir en los errores en el regreso a El Alcoraz. El club azulgrana pide "tranquilidad" y "unidad" para que pueda revocarse la delicada situación en la Liga. Así, no se plantea a día de hoy el cese de Leo Franco, quien no obstante se enfrenta el domingo a una cita crucial para el futuro de todos.

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