San Mamés bendice al Huesca

El conjunto aragonés firma un remonte histórico en la Catedral, confirmando su excelente estreno en la élite.

Athletic de Bilbao - S.D. Huesca
Athletic de Bilbao - S.D. Huesca
Efe

Del monte a la alameda, del bautismo de Éibar a la confirmación de Bilbao, el Huesca recibe los sacramentos futbolísticos a una velocidad desconocida en el fútbol español. Este lunes le administró la bendición San Mamés. El gesto no fue gratuito. Más bien, el reconocimiento en un templo sin parangón en el fútbol patrio. La Catedral vio cómo un recién ascendido era capaz de sumar tras levantar dos goles en contra. Solo se han disputado dos encuentros de liga, pero definitivamente este sorprendente Huesca se ha declarado creyente.

La victoria de Éibar reportó tres puntos, pero resulta complicado aquilatar el botín capturado este lunes. Las dimensiones del espíritu son difícilmente mensurables. Duro, tenaz, perseverante, el Huesca solo se mostró tierno antes de comenzar el partido, cuando honró y fue honrado en este trozo esencial del fútbol español que es Bilbao. Gonzalo Melero, capitán altoaragonés, depositó un ramo de flores a los pies del busto de Pichichi, primer goleador de este templo y referente eterno del Athletic. En verdad, ese homenaje de todo debutante en Primera fue el único establecido en el guión que no se saltó el Huesca ayer. Todo lo que ocurrió después volvió a constituir una nueva transgresión a la lógica de un club que se siente capaz de todo.

Hubo dos goles preciosos, el de Miramón y el final de Chimy Ávila cuando el partido ya agonizaba. Aparte de este poder de resolución, lo esencial es que donde no llegaban las fuerzas del Huesca llegó su corazón. Solo desde esta capacidad volitiva puede argumentarse el puntazo sumado en San Mamés ante un Athletic que a falta de media hora para el final tenía todo a favor parar llevarse la victoria.

Había salido tan bien todo en Éibar que el Huesca repitió en Bilbao hasta el hotel de concentración de la semana pasada. Leo Franco apostó por el mismo once que facturó los tres primeros puntos del curso. Con una línea de cuatro atrás, con Melero y Musto para crear y tapar en el medio, con Gallar y Moi Gómez habilitando los callejones, y con Cucho y Longo arriba. El Huesca no solo mostró madurez para disuadir al rival en un inicio notable, sino que supo tener la pelota para vertebrar fútbol y visitar con peligro el área rival. Así llegó un gol anulado a Longo en el minuto 7, tras la primera aparición de Gallar. Hubo consulta al VAR. La delación del videoarbitraje señaló que Longo se hallaba en fuera de juego por un dedo, esto es, por unos milímetros. El gol, anulado o no, no constituía una anécdota, sino la plasmación del mayor esfuerzo creador altoaragonés ante un Athletic en el que solo el dinamismo de Williams representaba una amenaza. También hubo llegadas de Cucho, en las que quizá abusó del balón, momentos bonitos de un Huesca que se mostró superior y nunca se sintió exigido en la primera media hora.

El avance paulatino del reloj hizo emerger la mayor energía del Athletic. El juego pausado del Huesca comenzaba a ser superado por la juventud del Athletic, más profundo, con Susaeta y Córdoba en las bandas, y con Muniáin irrumpiendo desde el centro. Williams cada vez encontraba más amigos para hacer travesuras. Así llegó la mejor oportunidad vasca en el primer acto, con un disparo al palo de Williams al borde del descanso.

En la segunda mitad se cambió de campo, pero continuó la dinámica con que había concluido el primer tiempo. Williams regresó del vestuario en quinta para asistir a Susaeta, que batía a Werner de tiro cruzado. Eran los mejores minutos del Athletic, con los García (Raúl y Dani) al timón. Dueño del centro del campo, el Athletic se sentía ganador. Hasta se sumó a la fiesta el lateral izquierdo Yuri, que apareció en la otra costa para anotar el segundo gol, tras otra asistencia del omnipresente Williams.

Todavía quedaba media hora y todo parecía ventilado. Pero fiel a su lema, sin reblar jamás, el Huesca se fue arriba. Lograron levantarse los valientes que jugaban con la cruz de San Jorge en la pechera. Acortó distancias primero Jorge Miramón con un disparo más allá de la frontal del área. Antes del éxtasis final del golazo de Chimy Ávila, Cucho Hernández tuvo la igualada en un cabezazo imponente despejado por Unai Simón. Cierto es que Williams pudo sentenciar con un poderoso disparo al palo. Pero nada comparable con el zurdazo de Ávila, que limpió de telarañas la portería vasca mientras San Mámes daba su bendición: este Huesca es de Primera División.

Athletic Club: Unai Simón; De Marcos (Ander Capa, 80), Yeray, Nolaskaoin, Yuri; Dani García, Muniaín, Raúl García; Susaeta (Guruceta, 83), Williams y Córdoba (Iturraspe, 70).

SD Huesca: Werner, Miramón, Pulido, Etexita, Luisinho; Melero, Musto, Gallar (Serdar, 68), Moi Gómez (Ferreiro, 70); Cucho y Longo (Chimy Ávila, 76).

Goles: 1-0, minuto 47: Susaeta. 2-0, minuto 62: Yuri, 2-1, minuto 71: Miramón. 2-2, minuto 86: Chimy Ávila.

Árbitro: Alberola Rojas (Comité Castilla-La Mancha). Amonestó a Dani García, Iturraspe; Pulido y Musto.

Incidencias: segunda jornada de liga. Se jugó en el estadio de San Mamés. Terreno de juego en excelente estado. Asistieron 36.618 espectadores.

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