El Comandante domador de leones

Fulgurante aparición del delantero argentino Chimy Ávila, quien tras salir en la segunda mitad atrapó un punto para su equipo después de anotar un sensacional gol.

Jorge Miramón, autor del primer tanto, festeja con Chimy Ávila y otro compañero, en presencia de Pulido, el segundo gol oscense.
El Comandante domador de leones
Miguel Toña / Efe

La Sociedad Deportiva Huesca estaba cerca de convertirse este lunes en un gran debutante en San Mamés que, sin embargo, iba a marcharse a casa sin nada que echarse a la boca. Al final eso es lo que sucede en numerosas ocasiones en el fútbol, que por más que compres boletos para el sorteo, al enemigo le basta con unos pocos números para llevarse todo el premio. Así, el Athletic prácticamente degustaba el segundo triunfo del curso sin necesidad de ofrecer una actuación de alto nivel en su majestuoso estadio. La Catedral estaba contemplando un Huesca atrevido que parecía destinado a fallecer tras dos zarpazos fugaces de los rojiblancos. Pero claro, en Primera División todavía no conocen que los azulgranas nunca reblan. Y tampoco conocen apenas a Luis Ezequiel ‘Chimy’ Ávila, a quien tardarán en olvidar en Bilbao después de haber destrozado la portería con un antológico gol que edulcora el ilusionante estreno oscense en la máxima categoría.

Si en la primera jornada el público nacional e internacional fijó su atención en Álex Gallar, el cierre de la segunda fecha del calendario de la liga muestra bajo un haz luminoso el rostro feliz y el cuerpo tatuado de Chimy Ávila. Su latigazo a los 87 minutos del partido sacudió la Catedral y el campeonato liguero. El Huesca había empatado un encuentro que tenía perdido en el ecuador de la segunda mitad a base de coraje y de juego. El Comandante de la tropa oscense volvía a aparecer, como lo hiciera en la pasada temporada en instantes delicados, en los que el sueño del ascenso se difuminaba.

Ahora tiene un nuevo don el joven punta argentino. Nadie lo sabía. Ni él mismo. Y resulta que es domador de leones. En unos pocos minutos sobre la arena vizcaína enseñó esas cualidades hasta la fecha ocultas. Para rematar la clase magistral, una descarga que amansó las fieras. Tanto que ya no hubo un solo amago de que estamparan sus garras en el indomable corazón del Huesca.

El Comandante Ávila, impetuoso y emocional futbolista, agitó las quinientas almas oscenses que se desgañitaban en las gradas de San Mamés y que, al igual que hicieran en Ipurúa, entonaron con orgullo el himno de su equipo cuando la batalla concluyó. Enfrente del televisor miles de altoaragoneses se pellizcaban con lo sucedido. Miramón había abierto una vía hacia la que se lanzaron el resto de jugadores. No solo a base de esa ingesta de testorena que supuso el tanto del lateral aragonés, sino a través de una idea clara de cómo finalizar el plan trazado que, cuando se disponía a saltar por los aires, cobró nuevamente validez.

No dio la sensación de que el equipo azulgrana acudiera por vez primera al solemne recinto bilbaíno. Como sucediera en Eibar, el Huesca mostró hechuras de bloque pétreo y a la vez capaz de desplegarse como un acordeón en los movimientos ofensivos. Con peligro. Con suficiencia en algunos momentos. Y sin restos de temor en sus camisetas. Un novato que está causando sensación en la apertura de la Primera y que este lunes recibió la confirmación en la Catedral.

De la mano también, cómo no, del Comandante Ávila. Aquel guerrero sin antifaz que llegó el pasado verano a préstamo desde el San Lorenzo de Almagro y que se convirtió por su ardor y su compromiso en uno de los grandes ídolos de la parroquia azulgrana. Desde este lunes seguro que hay muchos más conversos a la religión del rosarino. Si es que quedaba alguien entre los fieles sin reblar que ya no se hubiera rendido a sus encantos.

"De momento no soy general, me quedo como comandante", aseguró con su contagiosa sonrisa Luis Ezequiel ‘Chimy’ Ávila, quien desveló que es su hija quien se encarga de "montar las celebraciones".

"No lo he visto. Cuando he chutado me quedo de espaldas y he oído gritar a los compañeros", relató acerca de la acción que derivó en el definitivo empate entre Huesca y Athletic. "Se te pasan muchas cosas por la cabeza. Lo emocional y lo familiar, más el esfuerzo de los compañeros", dijo.

"Estoy muy contento de poder marcar y remontar un partido que estaba muy difícil. Lo hemos hecho con trabajo y esfuerzo", declaró Chimy, que añadió: "Huesca trabaja para quedarse en la mejor categoría. Sabemos que va a ser muy difícil pero no es imposible". Con goles así desde luego que no.

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