Una catedral para confirmar al debutante

El Huesca se ha cargado de confianza tras su bautismo triunfal en Eibar para jugar en San Mamés este próximo lunes (22.00). El majestuoso recinto del Ahtletic nunca ha visto un equipo oscense de Primera.

Los jugadores del Athletic Club, en San Mamés en la sesión previa al partido que jugaron el lunes contra el Leganés (2-1).
Los jugadores del Athletic Club, en San Mamés en la sesión previa al partido que jugaron el lunes contra el Leganés (2-1).
Luis Tejido/EFE

Puso en marcha la temporada más especial la Sociedad Deportiva Huesca con un bautismo triunfal para la historia. Este pasado domingo, 19 de agosto, el equipo azulgrana se bañó en su particular río Jordán, el estadio de Ipurúa, donde pese a carecer de experiencia alguna emergió con asombrosa gracilidad. Sin un mínimo de aclimatación al partido, teniendo en cuenta además las emociones que este proporcionaba, el once altoaragonés pareció imbuido por la grandeza de la Primera División y en lugar de dejarse llevar por la corriente desató sus propias correas del nerviosismo. Las aguas del sacramento bautismal en la categoría universal española causaron un hechizo inmediato sobre los futbolistas del Huesca, quienes sacudieron dos veces la portería del Eibar, pudieron haberla agujerado en alguna otra ocasión y después resistieron con orden hasta la victoria final. Ahora, varios días después de haberse convertido con eficiencia y presteza a la religión de la máxima instancia nacional, la escuadra oscense ya piensa en salir indemne de la que va a ser este lunes su confirmación en una catedral.

El majestuoso nuevo San Mamés, la Catedral de la liga, espera al ilusionado Huesca (22.00), que ha sorprendido en su puesta de largo y que se ha planteado el reto de prolongar la inercia positiva del ascenso a Primera. Incidir en esa apariencia de debutante pétreo y al mismo tiempo amenazador que por muchos momentos paseó por el césped de Ipurúa, con la particularidad de hacerlo enfrente del Athletic Club. Y empujado por su numerosa afición. Ahí está servido el desafío para el vestuario azulgrana, impulsado moral y deportivamente por el 1-2 en Eibar.

Lo apuntó Gallar, el héroe del estreno, una vez superado su primer enemigo. «Ahora vamos a Bilbao de otra manera», aseguró el siempre ambicioso extremo catalán. Ya con mucho más tiempo para la reflexión, fue el central Jorge Pulido el que se expresó este martes en términos similares. «Vamos con más ilusión», certificó el toledano, a quien incluso no le vale el empate. «No me conformo con puntuar», señaló acerca de la visita a un recinto (con antiguo San Mamés) que ha presenciado todas y cada una de las temporadas de la liga española.

No dejará de ser para el Huesca la de este lunes una primera toma de contacto con los grandes templos nacionales que no han contemplado su escudo. El Camp Nou, donde ya jugó el Huesca en Copa (diciembre del 2014), será la siguiente estación de renombre, apenas unos días más tarde de personarse en Bilbao. En definitiva, San Mamés se antoja como una buena prueba de nivel para ir calibrando el alcance del potencial que se trae entre manos Leo Franco, así como su capacidad para resistir en hábitats difíciles.

La Catedral examinará bajo la lente del microscopio al nuevo fiel. Se presenta allí diciendo que no rebla, vocablo que con los años fueron aprendiendo los equipos de la categoría de plata y sus aficionados y término en el que este curso el Huesca pretende que se instruyan otros adversarios de mayor postín.

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