"Aquí están, estos son..."

Alrededor de medio millar de aragoneses fueron testigos ayer del triunfal inicio de la historia del Huesca en Primera. La Grada Oeste de Ipurúa apoyó sin cesar.

Los aficionados oscenses animaron sin descanso desde la grada de Ipurúa.
Los aficionados oscenses animaron sin descanso desde la grada de Ipurúa.
Rafa Gobantes

Algunos se pellizcaban, otros se abrazaban, otros incluso lloraban. Sí, lloraban. Y todos gritaban sin cesar "Huesca, Huesca, Huesca", mientras unos valientes regresaban al campo con la Cruz de San Jorge cosida al pecho. No era la batalla del Alcoraz, sino la de Ipurúa, la primera batalla ganada por el Huesca en la Guerra de las Galaxias. No era una película, sino la realidad que este domingo encarnó el Huesca, despedido definitivamente a los vestuarios con el canto del himno del club altoaragonés y el explícito "Aquí están, estos son...", síntesis por todos conocida de la bravura aragonesa.

Coincidían teóricamente en colores los dos contendientes, aunque en la Grada Oeste de Ipurúa solo se veían camisetas con la Cruz de San Jorge, hecho diferencial aragonés. Cuando el Huesca saltó a calentar a la pradera a las 17.40, los aficionados hicieron sentir desde el primer momento el calor al equipo que gestiona Leo Franco. Esos fueron los primeros cánticos en el estadio eibarrés, aunque en la ciudad guipuzcoana el significado de este día tan especial fue conocido mucho antes. Desde el mediodía los hinchas del Huesca proclamaron su pertenencia oscense y aragonesa en la plaza Unzaga. El bar Txoko fue el punto de reunión y disfrute, entre camisetas azulgranas y de la Cruz de San Jorge, y banderas cuatribarradas aragonesas.

Algunos habían madrugado lo suyo. "Y eso que por Pamplona se llega en un periquete", argumentaba José María Bardají en la terraza del bar Kontent. Le acompañaban a la mesa más de una decena de peñistas del colectivo Fenómenos Oscenses. "Es es un día muy importante para nosotros. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. Todos estamos muy felices", proclamaba José Antonio Sola, otro peñista de esta numerosa agrupación de seguidores.

De la plaza de Unzaga, pasando por la calle de Isasi, todo en cuesta hasta Ipurúa; pero ninguna cuesta fue capaz de detener a unos seguidores que han acompañado a su equipo en la apasionante travesía desde el subsuelo de la Tercera División aragonesa hasta la cima del fútbol mundial. este domingo, alrededor de 500 arroparon a su equipo en su estreno en la Primera División. Camisetas de patrocinadores pretéritos y vigentes, de futbolistas que emigraron (Samu Saiz, Fran Mérida…) y de los que conquistarán la permanencia este año (Cucho Hernández, Chimy Ávila…) fueron bien visibles en Éibar. Siempre fieles, siempre sin reblar. Ni en el campo ni en la tribuna, donde este domingo se escuchó el grito aragonés en Ipurúa.

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