Ingeniero Dorca

Licenciado en una de las carreras más complicadas, Ingeniería Industrial, vivió tres años en La Masía

Albert Dorca, ayer en la Ciudad Deportiva, posa para HERALDO.
Ingeniero Dorca
A. ALCORTA

Albert Dorca, además de futbolista profesional, es ingeniero industrial, carrera superior en la que se licenció en la Universidad Politécnica de Barcelona. El jugador de Olot (Gerona), de 31 años, pudo haber llegado mucho más lejos en el ámbito futbolístico, pero su particular historia vital, provocada por decisiones ajenas a su voluntad, le hizo coger un carril bien diferente a otros compañeros suyos en La Masía, sede emblemática de la cantera del FC Barcelona en la que vivió tres años, de los 17 a los 20. 


Dorca es un hombre cultivado, humanista, que está en el fútbol por amor a este deporte, su pasión de siempre, pero al que siempre trató con distancia cabal. La que le dijo desde niño que era fundamental formarse como persona y obtener una titulación académica con la que afrontar la mayor parte de la vida, la que viene después de que un futbolista abandone la práctica del balompié profesional.


Este centrocampista de contención, llegado en agosto al Real Zaragoza y titular fijo en el once de Víctor Muñoz, responde a un perfil inusual en el ámbito del fútbol cualificado. 


Joven promesa en la prolífica cantera barcelonista, fue compañero de equipo y generación, entre otros, de Víctor Valdés, Fernando Navarro, Sergio García, Verdú; incluso de Iniesta, que era más joven pero saltó un par de escalones de golpe por su enorme calidad ya en edad cadete. Pero Dorca estuvo a punto de abandonar el fútbol prematuramente, desencantado por su inexplicable salida del club azulgrana a consecuencia de un cambio radical en la política canterista con el relevo de Gaspart por Laporta. Un golpe bajo que lo dejó aturdido, incapaz de dar crédito al arbitrario modus operandi que reina en los intestinos de los clubes de fútbol y que a él se lo llevó por delante cuando su destino parecía seguir progresando en el Barça, de cuyo tercer equipo era el capitán y figura emergente. 


Hijo único de un yesaire de Olot (Gerona) y de una empleada de la industria textil de la zona, Albert Dorca tuvo la sangre fría de apostar y volcarse en su carrera de Ingeniería Industrial, una de las más duras de sacar adelante, cuando el fútbol, mediante una decisión ajena inexplicable para él, lo puso a prueba mentalmente.


El Real Zaragoza, a sus 31 años, supone la gran oportunidad para este jugador que por dos años, estuvo fuera de la órbita de la élite tras su desengaño y al que el Girona rescató por casualidad para el fútbol de verdad hace siete años. Dorca sueña con reencontrarse en Primera, cuanto antes, con varios de sus colegas en La Masía. Y poder gritar el ‘más vale tarde...’