Real Zaragoza

El rombo flaqueó en su primer examen

El sistema ideado por Paco Herrera para el centro del campo se vio anulado por un voluntarioso Hércules, especialmente en la primera parte.

José Manuel Fernández, en el partido entre el Real Zaragoza y el Hércules
El rombo flaqueó en su primer examen
ANTONIO AMORóS/INFORMACIóN

Había expectación por ver el rendimiento que podía ofrecer el Real Zaragoza de Paco Herrera una vez que la pretemporada hubiera terminado y el aderezo de los puntos salpimentara el desarrollo de cada encuentro. Primer examen que el conjunto aragonés saldó con un insípido empate a uno en casa del Hércules. Resultado pobre, vestido en un encuentro ejecutado bajo los parámetros arquetípicos de Segunda División. Muy lejos, por tanto, de los deseos iniciales del entrenador zaragocista. El técnico se mostró insatisfecho con la imagen proyectada por los suyos, aunque sí comprensivo respecto a los diferentes condicionantes que construyeron el choque.


“La idea que me gustaría que existiera en nosotros y que consideramos para el equipo no me ha gustado. Para mi esto es lo más importante”, señaló en rueda de prensa. No obstante, el preparador se confesó confiado en el potencial de sus futbolistas para llevarla a cabo en siguientes fechas. “Sí que creo que lo pueden conseguir, esa es la parte que creo que es positiva”, afirmó.


Lo cierto es que el Real Zaragoza llegó a Alicante con la firme intención de poner el práctica todo aquello que había ensayado durante la preparación. El libro de estilo resultaba innegociable y la formación presentó en el centro del campo el rombo que, prácticamente, define la propuesta de Paco Herrera para este curso 2013/14. Paglialunga encargado de sacar el balón jugado desde atrás, Cidoncha y Luis García como interiores que organicen el juego y Roger, más adelantado, dispuesto a repartir juego para los delanteros, esquinados sobre el dibujo pero con gran libertad de movimientos para cortar hacia el centro.


Pautas básicas que, lamentablemente, fueron anticipadas por el Hércules con aparente gran facilidad. Especialmente en la primera parte, en la que los aragoneses apenas supieron, o pudieron, trenzar una jugada mínimamente remarcable, gol anulado a Luis García aparte.


¿Por qué sucedió este atasco? Herrera lo achaca a una cuestión de miedo. “Creo que hemos sido un poco temerosos, que nos ha faltado tocar con más velocidad, más ritmo, más confianza...”, señaló el técnico en sala de prensa. Algo que, a su juicio, despareció tras el tanto de los locales, llegado en el minuto 48 de partido. “Hemos empezado a jugar mejor, a tener más la pelota, a encontrar más espacios, cuando nos hemos puesto perdiendo 1-0. Entonces, nos quitamos los miedos. Conseguir que esto se de antes es el trabajo y la paciencia que hay que tener”, analizó.


Lo cierto es que, tras agujerear la meta custodiada por Leo Franco, el Hércules dio un paso hacia atrás. Quizá por instinto. Quizá porque existen pocos equipos que puedan permanecer los 90 minutos ejerciendo una presión asfixiante en campo contrario. O, quizá, tal y como interpreta Herrera, por la pujante iniciativa llevada a cabo por los zaragozanos.


En su búsqueda de soluciones, el entrenador blanquillo trató de reconfigurar el sistema empleado. Variantes al rombo que, con Cidoncha y Luis García muy solapados, no había logrado hacer jugar al equipo como su cuerpo técnico pretende. Así, José Mari entró en el campo para formar junto a Paglialunga, en vez de ser el teórico recambio de éste, y, en los últimos minutos, mostrado una loable ambición, el preparador dio paso a Ortí en sustitución de Luis García. Soluciones a un rombo al que todavía le resta una fuerte labor de ajuste y engrasado.