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Los datos que presagiaban el cambio en la portería del Real Zaragoza

En una inesperada decisión, Víctor Fernández cambió de portero contra el Burgos, enviando a la suplencia a Edgar Badía, que había perdido el ‘duende’ y efectividad de sus primeros partidos. Es la séptima alternancia de la temporada en el puesto.

Partido Real Zaragoza-Tenerife en La Romareda.
Partido Real Zaragoza-Tenerife en La Romareda.
Guillermo Mestre

Comenzó la temporada Cristian Álvarez como indudable gerifalte en la posición; le relevó Poussin ante su primera dolencia muscular del curso; el capitán reapareció brevemente contra el Eibar a final de octubre para renovar y volver a lesionarse; regresó así Poussin para ir disparándose al pie hasta su definitiva caída en desgracia; apareció frente a su gran oportunidad Dani Rebollo; el mercado de enero, ante las dudas en el puesto, trajo como fichaje de urgencia a Edgar Badía; y, ahora, seis meses después, Cristian Álvarez ha vuelto a la casilla inicial, despojando al catalán de la titularidad en la que ha permanecido casi cinco meses. En una decisión inesperada, sigilosa y sorprendente; Víctor Fernández cambió de portero contra el Burgos. 

Es, como se ha descrito, la séptima alternancia en una demarcación en la que el Real Zaragoza, en una configuración inaudita del puesto salida del mercado invernal, cuenta con cuatro porteros en la primera plantilla. Esta inestabilidad entre los palos representa otro elemento de análisis para entender por qué el Zaragoza está como está y su temporada se conjuga como fracaso.

Frente al Burgos, Víctor le devolvió los galones titulares a Cristian Álvarez y envió a la suplencia a Edgar Badía. El portero cedido por el Elche se había mantenido intocable desde su llegada a principios de enero. Su fichaje tuvo un impacto inmediato, con influencia directa en el rendimiento del Real Zaragoza en aquel tramo de la temporada. Por el camino, no había dejado errores groseros, pero su último mes sí había sido analizado bajo lupa por el cuerpo técnico. En Leganés, su acción en el gol de De la Fuente alimentó algunos debates; pero, dentro del club, ya se venía observando cierto declive en su influjo entre los palos.

Badía, en cierto modo, había perdido el ‘duende’ de sus primeros partidos en las últimas semanas. En su caso, por el tipo de portero que es, esas ‘sensaciones’ o esa ‘inspiración’ se hacen más evidentes a la hora de manifestarse su efectividad en la portería.

Badía tuvo un arranque sobresaliente en este sentido en el Zaragoza. Fue un portero que dio puntos. Su nivel de acierto en las paradas y su impacto en los resultados alcanzó un nivel alto. Si observamos su porcentaje de paradas sobre los disparos recibidos a portería desde su llegada hasta la salida de Julio Velázquez, su eficacia era notable. Badía paró mucho en esas nueve jornadas: salvó un 77,7% de los tiros del rival. Un porcentaje de acierto que le ponía entre los mejores porteros de la categoría. El desglose por partido en ese tramo es el siguiente: Eldense (75%), Andorra (100%), Alcorcón (100%), Sporting de Gijón (100%), Eibar (75%), Cartagena (50%), Villarreal B (100%), Amoerebieta (66,7%) y Valladolid (33%). En este periodo de nueve jornadas, Badía solo encajó siete goles y firmó cuatro porterías a cero. Al Zaragoza le remataron a puerta 28 veces, pero el portero catalán paró 21 tiros.

Ya se detecta que, en los últimos partidos de Velázquez, la línea de efectividad de Badía se resiente, para seguir empeorando en las jornadas sucesivas, ya con Víctor a los mandos del equipo: Espanyol (0%), Mirandés (100%), Tenerife (75%), Levante (33%), Elche (50%), Huesca (66%) y Leganés (50%). En los siete partidos de Badía con el técnico aragonés, su porcentaje de paradas ha caído de forma notable: del 77,7% al 54%. En este periodo de siete jornadas hasta el domingo, Badía solo ha dejado la portería a cero contra el Mirandés y había encajado 7 goles. Al Zaragoza le remataron 16 tiros, con 9 paradas del portero catalán.

Los datos de Badía y el PSxG

No obstante, el índice de paradas no representa con exactitud la influencia o el valor del rendimiento de un portero entre los palos. Cada disparo tiene un contexto y peligrosidad diferente. Puede pensarse que un portero que ha encajado dos goles en dos disparos ha jugado peor que uno que se ha enfrentado a 6 tiros y ha recibido un gol. Pero puede suceder que al guardameta que ha recibido dos goles en dos disparos le hayan rematado en el área pequeña, desde donde hay más probabilidad de gol, y al otro, con más paradas, le hayan disparo desde situaciones o posiciones más difíciles de convertir en gol.

Dentro de los clubes se progresa en los tiempos mucho más que en algunos sectores de su entorno. El ‘big data’, el análisis de datos o el mapeo del juego se han convertido así en herramientas y ayudas elementales en el día a día de un equipo. La portería es la más expuesta a este tipo de métricas. Una de las más precisas para evaluar la calidad del rendimiento de un portero entre los palos, para darle contexto a esos remates a los que se enfrenta y objetivizar su peligrosidad es el parámetro PSxG (goles esperados después de disparos). Si los xG (goles esperados) representan la probabilidad de que un tiro sea gol en función diferentes variables como la ubicación del tirador, la superficie de remate, el tipo de pase o tipo de ataque; los PSxG consideran solo lo tiros que van a portería. Como ejemplo: no es lo mismo un penalti tirado a la escuadra (PSxG de 0,99) que lanzado raso y centrado ( PSxG de 0,72).

Un modo de medir ese papel de portero y el mérito de sus intervenciones en función de la dificultad de las paradas es la diferencia entre PSxG acumulado en un partido o partidos y la suma goles recibidos (PSxG-GC). Si el valor es positivo, significa que el guardameta ha tenido un rendimiento por encima de lo ‘esperado’ o del ‘peligro’ de los tiros rivales. Si es negativo, es que le han marcado más goles de los que ‘debería haber parado’ en función de esos remates rivales. En el caso del Real Zaragoza, Badía es llamativo: en sus primeros nueve partidos su saldo es positivo: +1,2 (+0,13 por encuentro). Hasta el duelo contra el Cartagena siempre paró más de lo esperado. Sin embargo, en sus últimos siete partidos, el dato se ha hundido en negativo: -3,3 (-0,47 por encuentro). Con Víctor Fernández, Badía solo tiene un partido en positivo, contra el Tenerife, con +0,7, día en el que salvó varios mano a mano antes del gol de Ángel: en esa tarde paró por encima de lo ‘esperado’. En los demás, por debajo. Llama la atención la última tanda de partidos de Badía como titular. El Elche le generó solo un PSxG de 0,1 y el Huesca y el Leganés sendos 0,3: un 0,7 en tres partidos en los que el Zaragoza encajó tres goles. Por aquí comienzan a explicarse las razones del relevo en la portería. 

Cristian Álvarez entró contra el Burgos encajando tres goles en solo cuatro disparos a puerta visitantes. Solo paró un balón y su PSxG según los remates del rival fue del 0,7: su saldo negativo fue de -2,3. La cifra más baja de un portero del Zaragoza esta temporada (Poussin en Gijón firmó un -1,2). Que los disparos burgaleses fueran lejanos explica buena parte de este desfase y también arroja señales sobre alguna de las debilidades del portero argentino.

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