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El calendario de miedo del Real Zaragoza

n El Real Zaragoza de Víctor Fernández afronta las diez jornadas finales frente a rivales de la zona alta con el objetivo de alcanzar la horquilla de los 44-47 puntos a los que ahora se proyecta la permanencia

Fotos del segundo entrenamiento de Víctor Fernández con el Real Zaragoza
Fotos del segundo entrenamiento de Víctor Fernández con el Real Zaragoza
Toni Galan

El respiradero de seis puntos que mantiene al Real Zaragoza a una distancia prudencial sobre las posiciones de descenso representa la principal ventana de vida del equipo cuando enfila, desde el próximo fin de semana contra el Tenerife, la recta final de la temporada, las últimas diez jornadas. Un tramo decisivo en el que el conjunto ahora bajo los postulados, mando y dirección de Víctor Fernández debe abrochar la permanencia con los menos apuros posibles, sin que las llamas trepen lo suficiente como para poner al equipo, en este final de curso, en una situación dramática, desesperada y peligrosa. De momento, esos seis puntos de ventaja funcionan como salvavidas en plena caída de juego y resultados del Zaragoza, pero no son aún garantía de nada. La escuadra aragonesa sobrevive con cierta seguridad gracias a la ausencia de respuestas de los rivales en posiciones de descenso y al colchón vital de quince puntos que, en retrospectiva, significaron las cinco primeras jornadas de triunfos con Fran Escribá.

Sin embargo, el Zaragoza no puede fiarse. Primero, porque, de momento, el cambio de entrenador aún no ha tenido efecto real en los resultados, ni tampoco en la línea de juego. Y segundo, porque, en gran medida, las diez jornadas restantes dibujan un calendario de miedo, complicado, con rivales con mucho en juego por arriba. Una serie de partidos que puede convertirse en una trampa.

El objetivo primordial del conjunto de Víctor Fernández, ahora 15º con 38 puntos, debe enfocarse a sumar, al menos, entre seis y nueve puntos más. Quizá, con seis, sea suficiente para sellar la tranquilidad, pero, en función de cuál sea la tendencia final de los equipos de abajo, puede necesitarse alguno más. La proyección actual de las permanencia, con el descenso ahora marcado por el Albacete y sus 32 puntos en la 19ª plaza, es de 42 puntos. La historia de las últimas seis temporadas fija el promedio en 46 puntos.

Al final de las temporadas, además, suele incrementarse el ritmo de puntaje por abajo, y, además, este año, más que el Albacete, la tendencia alcista del Amorebieta representa ahora una referencia más significativa. De este modo, la estimación de la salvación está entre los 44-47 puntos. Esa es la horquilla que modulará el peligro, la amenaza y los temores del Real Zaragoza.

Desde sus 38 puntos actuales y con diez jornadas aún por delante, no parece una meta lejana. Sin embargo, el calendario va a exigir al equipo que encuentre su fútbol cuanto antes. Lo que viene es duro, un tramo de diez partidos anguloso y pleno de dificultad. Para empezar, el Zaragoza apenas tiene duelos directos por abajo. El tipo de partidos que no hay que perder, pero que de ganar cuentan doble a estas alturas del curso porque el rival directo no suma. Solo le queda el Albacete, en la última jornada. Quizá, para entonces, ya esté todo despejado. O quizá no. O quizá haya ese día confluencia de intereses. Hasta entonces al Zaragoza le esperan adversarios metidos de lleno en la pelea por el ascenso directo o la permanencia. Como hay media liga en esa pelea, el panorama se esboza solo. Hasta siete equipos de esa zona retuercen el calendario: hay que jugar contra Leganés, Elche, Racing de Santander, Burgos, Ferrol, Oviedo y Levante. También contra Tenerife y Huesca, dos equipos descolgados de ese vagón principal, en la tierra media de la clasificación.

Las próximas cinco jornadas

El calendario restante del Zaragoza puede dividirse en dos mitades. Las próximas cinco jornadas definirán el nivel de gravedad o de tranquilidad con la que el equipo afrontará el desenlace de la temporada. De estos cinco próximos partidos, el Zaragoza juega solo dos como local y se mide, entre otros, al actual líder y al tercer clasificado, además de al Huesca, rival íntimo y uno de los equipos más en forma del campeonato. Este próximo domingo, recibe al Tenerife en La Romareda. Después, visita al Levante y viene el peligroso Elche. Y Huesca en El Alcoraz y el líder Leganés en Butarque configuran esa doble salida seguida que afila el calendario antes del tramo decisivo. Según cómo salga el Zaragoza de esa tacada, el mes de mayo del equipo será más o menos apacible. Le esperarán, entonces, el Burgos en La Romareda, el Oviedo fuera, el Ferrol en casa, el Racing de Santander en tierras cántabras, para cerrar contra el Albacete en Zaragoza.

Este es el camino restante hacia la salvación, la serenidad y la paz que le espera al equipo de Víctor Fernández. La serie de citas en la que se ha de darle el carpetazo con un buen final a esta temporada para el olvido. En Segunda, el calendario siempre es imprevisible, cada partido es un mundo y entre los equipos apenas hay diferencias notables. Pero el del Zaragoza, tras tirar por la borda partidos como el del Cartagena, el Amorebieta, el Villarreal B o el Mirandés, no parece el más apetecible.

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