Germán Valera, extremo-lateral murciano del Real Zaragoza (uno de los cedidos del Atlético de Madrid), fue este miércoles el portavoz del vestuario en unos días de dudas, nervios y zozobra en el seno del equipo por los malos resultados encadenados en las últimas semanas. 

El joven futbolista, de 21 años, lanzó al aire el habitual mensaje de apoyo del vestuario hacia el técnico cuestionado (Julio Velázquez en este caso) ante el próximo partido en La Romareda ante el Amorebieta. "Estamos a muerte con él. El equipo confía en su plan. Así que vamos todos de la mano para conseguir grandes cosas", dijo en una de las varias respuestas lacónicas que dieron forma a su rueda de prensa. 

Respecto del escaso y feo 0-0 del sábado pasado en el campo del Villarreal B (equipo de la zona de descenso), que ha sido la causa del desencadenamiento de las duras críticas contra el entrenador y el propio equipo de fútbolistas, Valera no se extendió mucho: "Fue un golpe duro no poder ganar", dijo de entrada. 

Y continuó más adelante: "A la afición hay que agradecerle es esfuerzo que hace por nosotros. En Villarreal acabamos un poco frustrados por no poderles dedicar la victoria. Pero trabajamos esta semana para que esa alegría sea contra el Amorebieta", apuntó dentro del terreno de los tópicos.

A Valera se le preguntó si afrontan el partido del domingo que viene ante el colista Amorebieta como una final, dadas las circunstancias ambientales que se han declarado entre el zaragocismo. Y su aportación tampoco desveló nada novedoso: "Para nosotros, cada partido es una final. Este del domingo lo vemos como un partido muy importante. Todos los rivales de esta categoría tienen su plan de juego y son muy complicados", dijo sin más calado. 

Un año más, y van infinidad, existe la sensación entre muchos observadores de que hay un grupo de futbolistas que se ven afectados en negativo por el excelente ambiente que presenta cada día de partido La Romareda. Es decir, que lo que debería ser un estímulo positivo acaba siendo contraproducente. Sobre esto se le preguntó a Valera.

"Creo que no nos influye el ambiente de La Romareda. El domingo el ambiente va a ser bueno y la gente nos va a animar desde el principio. Si nos contagiamos los unos de los otros, no habrá ningún problema", señaló sin más detalles. 

Valera, que viene de superar una lesión muscular,  es, principalmente, un extremo de pie zurdo que suele jugar a banda cambiada, por la derecha. Pero en las últimas semanas ha sido reconvertido por Velázquez en un lateral izquierdo de largo recorrido dentro de un dibujo táctico 5-3-2, con tres centrales en defensa. Sobre esta importante mutación personal también dejó su breve opinión:

"Ya me siento mucho mejor de mi lesión. Estuve tres semanas entrando de suplente y en Villarreal, como titular, ya me encontré bastante bien. Como lateral, en esa línea de cinco atrás, tengo que hacer más recorridos, pero lo hago a gusto", dijo.

Valera, un jugador cuyas credenciales indican que es vertical, que encara a los defensores rivales, que llega hasta la línea de fondo o al área y dispara a gol o da centros a los rematadores, ha llegado a marzo con un solo gol anotado (al Racing de Santander al inicio de liga) y sin firmar un pase definitivo a sus compañeros. Su temporada es de muchos amagos y casi ninguna definición. 

De esa trayectoria, que está por debajo de las expectativas iniciales (sin ser de los peores), Valera también habló: "Trato de no obsesionarme con los números, pero sé que tengo que ser más determinante. Debo conseguir mejores números, creo que debería mejorar mis estadísticas y, sobre todo, ayudar al equipo", remató para poner fin a su rápida comparecencia ante los medios de comunicación.