Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes.

La paciencia se agota

Partido Villarreal B-Zaragoza.
Partido Villarreal B-Zaragoza.
Moisés Castell/Prensa2

El zaragocismo merece otra cosa. No es de recibo que, semana sí y semana también, los fieles que invierten su tiempo y dinero en acompañar al equipo tengan que tragar con espectáculos tan infames como el de este sábado. Lógico, que se expresaran como lo hicieron a la conclusión del encuentro. Les quedaban 300 kilómetros de vuelta, masticando un empate trivial, que no lleva a ninguna parte.

Por más que jornadas como la de este sábado estén por encima del resultado; por más que esos seguidores disfruten, por encima de todo, de su pasión blanquiazul, después también esperan que su equipo les dé una alegría. Y esto no ocurre desde el 5 de octubre, cuando el Real Zaragoza fue capaz de ganar en su desplazamiento a Andorra.

Desde entonces, desde hace casi cinco meses, cada viaje ha supuesto una decepción. Y son muchos los que repiten y repiten, esperando que al final de la carretera aguarde, por fin, esa ansiada victoria que les devuelva la ilusión.

La paciencia se agota. Y así lo manifestaron los más de 2.500 aficionados que estuvieron en el coqueto estadio de La Cerámica, con esos cánticos de «Velázquez, vete ya» o «esa camiseta no la merecéis» que entonaron tras el pitido final del colegiado.

El Real Zaragoza apenas fue capaz de inquietar al conjunto más goleado de la Segunda División española. Tan solo chutó una vez a portería y estuvo lejos de ofrecer una mejoría con el cambio de esquema o los posteriores retoques de un entrenador que, una vez más, intentó convencernos de que el vaso está medio lleno.

«No hemos hecho un partido exquisito, pero rompemos la racha de dos derrotas», dijo en la rueda de prensa. Así, como retrato de la racanería futbolística de los suyos. De esa nueva demostración de impotencia ofensiva y, en varios tramos, de desconcierto defensivo.

El Real Zaragoza fue un bloque desnortado. Sin plan. De principio a fin. Porque la lectura de partido de Velázquez tampoco fue la correcta, con esas sustituciones -Mouriño, Moya, Vallejo, Enrich, Grau...- que ni mucho menos acercaron la reacción.

Ahí tampoco ayuda el estado de forma de varios -demasiados- jugadores. El momento de una plantilla que, a pesar de que había recursos económicos, no terminó de ser apuntalada en el mercado de invierno por Juan Carlos Cordero.

Ambos –el director deportivo y Velázquez– conversaban este sábado por la noche antes de tomar el autocar de regreso. Los dos tienen mucho sobre lo que recapacitar...

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