REAL ZARAGOZA

El destino del Real Zaragoza pasa por el sur de Madrid

El equipo aragonés visita este sábado al Alcorcón (16.15) en una sobremesa de gran relevancia logística para el futuro inmediato. Un triunfo puede ubicarlo en la tabla a solo un partido de la zona de promoción

Lluís López, con Grau, Mouriño y Mesa detrás, en un ensayo en la Ciudad Deportiva.
Lluís López, con Grau, Mouriño y Mesa detrás, en un ensayo en la Ciudad Deportiva.
Oliver Duch

El Real Zaragoza afronta esta tarde en el pequeño campo del Alcorcón (16.15) un partido de enormes repercusiones logísticas para su futuro más inmediato. Parece, a primera vista, un día más en la oficina. Pero no lo es. Hay premios ocultos en cada tabique, en el sobretecho y bajo cada baldosa del singular recinto del sur de Madrid, al que van a acudir cientos (quizá más de un millar) de seguidores blanquillos.

Este duelo, que vuelve a reeditarse tras haber faltado el Alcorcón el año pasado en la categoría de plata por su descenso de hace dos años, es el tercero de la segunda vuelta. Es decir, aún a falta de 19 episodios para la conclusión de la liga. Pero, como quiera que los zaragocistas han perdido infinidad de puntos por el camino ya transcurrido desde que todo comenzó en agosto, se trata de una de las últimas oportunidades que pueden quedarles para ser capaces de volver a poner el pie en el cabestrillo del último vagón del tren del ascenso, asirse con fuerza a la barandilla del furgón que cierra un amplio grupo de aspirantes y, así, poder soñar todavía con una remontada suficiente –que tendrá que ser sobresaliente por sus dimensiones– para llegar a mayo con posibilidades matemáticas de ser uno de los tres que suban de categoría.

Todo esto, nada más y nada menos, es lo que se dirimirá a la hora de la sobremesa en el reducido campo de Santo Domingo. Un clásico estadio de tribunas bajas, con pocas filas de butacas, con hechuras del viejo fútbol de Tercera y la desaparecida Segunda B de la periferia madrileña. Los árboles de fuera son más altos que los tejadillos. Aguarda un partido con sabor genuino de ese fútbol tan alejado a la élite por su escenario, su envoltorio y su ambiente, bien alejado de la atención mediática principal de la capital de España.

Y es que la liga de Segunda División 23-24 está esperando a equipos rezagados como el Real Zaragoza. Este es un año de promedios bajos, de ritmos pausados en el galope de la mayoría de escuadras que tienen el ascenso a Primera como objetivo en su plan de ruta.

La cadencia de puntuación acontecida hasta hoy a partir del 2º puesto, que ostenta el Sporting de Gijón con 39 puntos (pues solo el líder, Leganés, se ha disparado con 45 a una velocidad mayor que el resto) permite que los zaragocistas, con un parcial tan escaso de 32 puntos en 23 partidos disputados (sobre 69 posibles), se hallen aún en disposición de barajar con absoluta legitimidad y derecho su acceso, no solo a la zona de la promoción de ascenso (con la 6ª plaza como referencia), sino incluso a la de ascenso directo.

Están los zaragozanos a cuatro puntos del 6º, el Levante, que tiene 36. Los mismos que el Valladolid. Por delante, al inicio de la jornada solo tienen seis de ventaja (o sea, lo que dan de sí dos partidos) los promocionables Racing de Ferrol, Eibar y Espanyol. De ganar en Alcorcón, el Real Zaragoza puede echar el guante a los que tiene a mano de uno y dos puntos, Racing de Santander, Burgos (los dos con 33), Elche y Oviedo (con 34).

Si de ciclismo se tratara, el pelotón es masivo, solo con el Leganés fugado. Y la etapa ha salido ‘pestosa’, por debajo de la velocidad media prevista por la organización. Así que los que en un momento –hace dos meses– dieron síntomas de hundirse en la clasificación general y perder la Vuelta definitivamente por sus malas actuaciones encadenadas (con el Real Zaragoza a la cabeza de esos torpes después de un fulgurante inicio del campeonato, con cinco victorias que resultaron ser un espejismo), de repente, observan que si recuperan sensaciones a base de sales, glucosa y barritas energéticas (entiéndase, fichajes de invierno acertados), están en disposición de agarrar a los que llevan delante, a los que tienen aún a la vista en las largas rectas de mitad de camino. Algo, el efecto óptico, siempre positivo para que se mantenga y crezca el ánimo y la confianza en los ratos de flaqueza.

Julio Velázquez, el técnico zaragocista, sabe que lo de este sábado es un doble o nada escondido en mitad de la partida global. Un bonus extra que el juego de azar propone. Ganar en Alcorcón es para el Real Zaragoza enlazar dos victorias seguidas, algo que hace cuatro meses no sucede. Y, asimismo, por eso de los trechos de las dinámicas, añadiría los cuatro empates precedentes, amontonando seis partidos seguidos sin derrotas. Sería un volteo de la tendencia en 180 grados respecto de lo que se barruntaba hace solo nueve días.

Solo estará ausente Moya (los lesionados, siguen todos lesionados pese a sus apariciones en los ensayos), castigado por cinco amarillas. Así, la vuelta de Grau a la titularidad parece su recambio natural, sin más estridencias de un Velázquez que sigue apostando por la defensa de cinco como método de cabecera. El Alcorcón, que vivió en descenso hasta la destitución de Fran Fernández y la llegada de Nafti el 4 de diciembre, ha ganado tres y ha empatado un partido de los últimos cuatro. Ojo.

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