Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

La involución del Real Zaragoza

Un momento del partido entre el Elche y el Real Zaragoza
Fran Escribá, derante el partido de ayer. 
Moisés Castell / Prensa2

Que los ascensos no se consiguen ni en verano, ni en otoño, ni en invierno ya lo sabíamos. Esas cinco primeras victorias en los cinco primeros partidos ilusionaron al personal. Cómo no hacerlo, después de diez temporadas completas masticando clavos sin parar. Pero para que un equipo tenga pinta de Primera División hace falta que evolucione. Que progrese en su juego y que tenga cintura para desplegar un buen plan A, pero también un plan B o un plan C dependiendo de los partidos, de los rivales, de los jugadores lesionados o sancionados... Este Real Zaragoza no solo no tiene alternativas, sino que su plan principal tampoco avanza. De hecho, retrocede por momentos. El Real Zaragoza involuciona a una velocidad preocupante, y la pregunta clave que antes se hacía casi susurrando, ya se grita a viva voz: ¿Puede Fran Escribá hacer que este equipo progrese?

Si la respuesta debe darse solo tras ver el partido de ayer, el técnico valenciano estaría haciendo la maleta. El planteamiento del Real Zaragoza en el Martínez Valero no fue la de un equipo que quiera mandar, que pretenda imponer su idea de juego, que diga "aquí se juega a lo que yo quiero". La primera parte no tiró a puerta. Volvió a pecar de lo que lastra al Zaragoza de Escribá desde principio de temporada: de una falta de caudal ofensivo realmente alarmante. Este equipo no marca porque apenas llega. Peor aún fue la salida al campo en la segunda mitad. Se esperaba una reacción del equipo, una alternativa... algo. La propuesta tras el paso por los vestuarios fue aún peor. El Elche encerró al Zaragoza e hizo lo que no hicieron los de Escribá: trabajarse la victoria.

Hay una sensación muy peligrosa para el futuro del técnico: ahora mismo existe la percepción de que tiene mejores jugadores que equipo. Mal asunto para Escribá. Los partidos de Copa del Rey el martes contra el Atzeneta y el derbi del sábado ante el Huesca pueden ser los salven a Escribá en un primer momento –una destitución a pocas horas de un partido suena complicada–, pero también los que acaben con su paso por el banquillo de La Romareda. Hace tiempo que urge una reacción. Ahora ya es cuestión vital para el técnico. Los dos partidos se mirarán con lupa desde la grada, desde el palco y desde el televisión por cable de Miami.

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