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"Me tenía que haber ido con Eto’o de La Romareda"

El episodio de racismo con Vinicius en Mestalla ha tenido varios precedentes lamentables. Uno de los más sonados se vivió en un Zaragoza-Barcelona.

Esquinas Torres trata de detener a Eto'o cuando el camerunés decidió marcharse de La Romareda.
Esquinas Torres trata de detener a Eto'o cuando el camerunés decidió marcharse de La Romareda.
Juan Carlos Arcos/Heraldo

El lamentable episodio de racismo sufrido por el jugador del Real Madrid Vinicius en Mestalla ha tenido un impacto planetario. El mundo del fútbol se ha volcado con el brasileño y se ha apresurado a condenar los actos de racismo dentro de los estadios. Sin embargo, actos de este tipo no cogen por sorpresa a nadie. Son muchos los penosos precedentes que ha habido que lamentar. Algunos de ellos con una repercusión similar a la que han tenido los ataques a Vinicius estos días. Y el problema sigue ahí.

Uno de los precedentes más recordados estos días es el de los insultos que Samuel Eto’o recibió en La Romareda. Fue el 25 de febrero de 2006 en un Real Zaragoza-Barcelona de liga. En el minuto 76, cuando el jugador camerunés fue a sacar un córner, desde la grada se oyeron gritos que imitaban el sonido de los monos. Eto’o amenazó con marcharse del terreno de juego. Sus compañeros le convencieron de que no lo hiciera.

El acta del colegiado del encuentro, Víctor Esquinas Torres, relató lo que ocurrió en ese momento: “Detuve el juego, que estuvo parado durante dos minutos, para acudir al delegado de campo y solicitarle que comunicaran por megafonía el cese inmediato de estas alusiones, en mi opinión, claramente de contenido racista. Tras sacarse el córner, la jugada acabó en penalti a favor del FC Barcelona. Y cuando se disponía a lanzarlo el jugador, Don Ronaldo de Asís Moreira, se volvieron a repetir los gritos del mismo fondo y con idéntico contenido y entonación. La megafonía rogó unos minutos después al público que se abstuviesen de realizar manifestaciones ofensivas contra los jugadores del equipo contrario. Pese a ello (...), se repitió idéntico comportamiento”.

Ahora, 17 años después, el colegiado ve las cosas de otra manera. En una entrevista concedida estos días en ‘Radio Marca’, ha reflexionado sobre lo que pasó en La Romareda: “Me tenía que haber ido (del campo con Samuel Eto’o). Era mi última temporada, y aunque me hubieran sancionado por saltarme el protocolo, me tenía que haber ido. Porque no eran uno, dos, tres o cuatro (los que gritaban), eran 500 o 1.000”.

Este suceso tuvo una tremenda repercusión. El Real Zaragoza defendió que ni la ciudad ni su afición es racista, Eto,o pidió que cerraran el campo un año y la multa, finalmente, se quedó en 9.000 euros. El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, la tachó de “ridícula” y dijo que “hacía falta un castigo severo para erradicar del fútbol este problema”.

El de La Romareda no fue un suceso aislado en el fútbol español. Uno de los primeros precedentes que se recuerdan es el de Wilfred Agbonavbare, mítico portero del Rayo Vallecano de los años 90, al que el Bernabéu gritó con fuerza “negro, cabrón, recoge el algodón”, además de cánticos en favor del Ku Kux Klan.

Carlos Kameni, también portero pero del Espanyol y del Málaga, también sufrió multitud de episodios racistas en muchos campos de España, incluida La Romareda. Hasta su propia afición le profería insultos racistas cuando jugaba en casa. Fue uno de los primeros jugadores que levantó la voz contra estos hechos y alertar de las consecuencias que tienen para las personas que los sufren.

Jugadores como los madridistas Roberto Carlos o Marcelo también fueron insultados por su color de piel, así como el barcelonista Dani Albes. En Villarreal le tiraron un plátano, y su respuesta fue comérselo mirando a la grada.

El delantero del Athletic de Bilbao Iñaki Williams protagonizó la primera causa abierta por insultos de este tipo en España. Fue en el campo del Espanyol el 25 de enero de 2020. Laliga denunció los hechos ante la Fiscalía de Barcelona, que pidió dos años de cárcel para un aficionado. En los juzgados, el jugador del Athletic dijo sentirse “humillado” e “indignado”.

Otro caso muy reciente enfrentó a Cala y Diakhaby en un Cádiz-Valencia. Los protagonistas tienen versiones distinas, pero lo cierto es que el jugador francés denunció un insulto racista: “Negro de mierda”, le habría llamado Cala. El conjunto valencianista, en solidaridad con su compañero, se retiró del terreno de juego. El partido se suspendió durante cinco minutos y, tras las conversaciones en los vestuarios, los dos equipos volvieron a saltar al campo. Diakhaby no regresó y se quedó en el banquillo, Juan Cala sí.

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