Con la temporada que se le está quedando al Real Zaragoza, en la que parece que todo se limita a que las hojas del calendario vayan cayendo por el propio paso del tiempo, partidos como el de este sábado tienen que ser una oportunidad. Una buena tarde de fútbol, con un buen resultado, te permite prácticamente amarrar la permanencia; pero estas jornadas también tienen que servir para algo más y pueden convertirse en una especie de ‘casting’ de cara a la temporada que viene.

La propia campaña ya ha sido una prueba de selección adecuada que ha permitido ver el nivel de cada uno y del equipo en su conjunto. También del entrenador, ojo. En su rueda de prensa previa al partido, Fran Escribá decía que el Zaragoza llevaría más puntos si Azón y Mollejo no hubieran sufrido lesiones de tan larga duración. Seguro que tiene razón. Con el canterano recuperado y buscando el tono, estos encuentros pueden servir para hacerse a la idea de lo que podía haber sido la temporada si hubiera podido juntarse más a menudo con Simeone, Bebé, el propio Mollejo... y para calibrar lo que puede ser el próximo curso si se consigue retener a alguno de los cedidos, como a buen seguro será la intención de Juan Carlos Cordero.

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El Granada, a las puertas del ascenso directo y con el pichichi Uzuni en su frente de ataque, será un buen test para este Zaragoza que quiere agarrar permanencia, olvidarse de esta temporada mediocre y poder empezar a preparar un curso que, necesariamente, tendrá que ser mejor.