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Igbekeme y el gravoso ostracismo que se avecina

El Zaragoza no pudo darle salida al nigeriano y ahora se presenta un escenario complicado para todos. Tiene contrato hasta 2024 a pesar de no contar y ocupa un elevado salario. 

James Igbekeme, el primer día de su vuelta de Estados Unidos, en el entrenamiento pos navideño del día 27 de diciembre.
James Igbekeme, el primer día de su vuelta de Estados Unidos, en el entrenamiento pos navideño del día 27 de diciembre.
Francisco Jiménez

Sabe que no cuenta, que Fran Escribá ni siquiera lo incluye en sus convocatorias, que es muy complicado revertir esta situación y, a pesar de todo, James Igbekeme ha decidido continuar en el Real Zaragoza. Su elevado salario (unos 230.000 euros por temporada) no está acorde con su valor de mercado ni con el rendimiento ofrecido en los últimos tiempos; de ahí que las propuestas que hubo por él durante este mes de enero no le resultaran convincentes.

El Lugo fue uno de los equipos interesados, pero todo quedó en un leve contacto, en una llamada sin más recorrido… Todas las posturas estaban alejadas y tampoco hubo acercamiento en las últimas horas antes del cierre de mercado. El Real Zaragoza encaró el 31 de enero resignado a quedarse con Igbekeme. Sabiendo que, salvo sorpresa de última hora, iba a mantener en su plantilla a un jugador que a nivel de entrenamientos es uno más.

El africano ocupa una de las fichas más altas de la plantilla, a razón de los referidos 230.000 euros por campaña, y todavía tiene contrato hasta junio de 2024 después de que Miguel Torrecilla, en una operación que cuesta entender, le renovase antes de sacarlo cedido al Columbus Crew estadounidense.

Así, el centrocampista nigeriano está ahora en su derecho de priorizar el aspecto económico, la estimable cantidad que percibe del Real Zaragoza, antes que el deportivo, la progresión de una carrera que alcanzó su punto álgido entre 2018 y 2020 y después se fue devaluando.

Muchos siguen preguntándose por qué no fue traspasado en el verano de 2019… Solo un año después de que llegara procedente del Gil Vicente por apenas 150.000 euros, el Real Zaragoza tuvo ofertas, como la del Granada, que rondaron los cuatro millones de euros, pero Víctor Fernández pidió retenerlo como pieza indispensable.

A partir de ahí, James fue perdiendo protagonismo en el equipo -Juan Ignacio Martínez le dio un rol secundario y las continuas lesiones tampoco ayudaron- hasta ser cedido a la MLS en enero de 2022, hace poco más de un año, cuando Torrecilla lo sacó para 12 meses con una opción de compra para el Columbus Crew.

El antiguo director deportivo confió en que Igbekeme retomara el vuelo al otro lado del charco. Solo así se puede explicar que ampliase su vínculo con el Real Zaragoza antes de cederlo. Solo así se puede interpretar un movimiento que terminó siendo nocivo para la entidad.

Aunque el futbolista empezó haciendo las cosas bien al otro lado del charco, después su rendimiento fue deficiente. Desapareció de las alineaciones; el Columbus Crew no ejerció su opción de compra antes de que se abriera el mercado invernal; e Igbekeme tampoco encontró salida al conocer que el Zaragoza sigue sin contar con él tras su periplo americano.

El actual director deportivo, Juan Carlos Cordero, ha sido el primero en sufrir las consecuencias de esta situación. Ha sido quien se ha topado con un bloqueo que no tiene visos de ser solucionado a corto plazo.

Ni el club ni el entorno del jugador confían en que en las próximas semanas pueda surgir una nueva vía de cesión al extranjero, a algún perteneciente a los mercados internacionales que todavía siguen abiertos, por lo que se asume que Igbekeme se quedará, al menos, hasta el verano.

Va a ser un escenario complicado para todos. Empezando por el propio futbolista, que sabe que tiene muy difícil jugar. Siguiendo por Fran Escribá, a la espera de si lo va introduciendo poco a poco en la dinámica de los partidos. Y terminando por el club, consciente de que, si ahora no han llegado propuestas convincentes por Igbekeme, probablemente tampoco las habrá en verano si tiene el escaparate de los encuentros.

Será complicado que algún equipo pueda interesarse por un jugador de escasa relevancia. Y más difícil todavía será que esa hipotética propuesta alcance sus pretensiones económicas, por lo que el Real Zaragoza, si nada cambia, está abocado a perder dinero con el singular caso de un futbolista que, a sus 27 años, corre el riesgo de que su carrera se estanque definitivamente si Escribá no le da un vuelco a la situación.

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