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Real Zaragoza-Málaga: es hora de hablar... con hechos

Tras seis jornadas sin ganar, el Real Zaragoza está este sábado obligado a salir de su crisis ante un rival gemelo (18.15), que también viene sumido en una espiral de malos resultados y con entrenador nuevo, Natxo González.

Juan Ignacio Martínez 'Jim' observa a distancia el ensayo del equipo en la Ciudad Deportiva.
Juan Ignacio Martínez 'Jim' observa a distancia el ensayo del equipo en la Ciudad Deportiva.
Toni Galán

Cuando llega febrero y una temporada viene torcida, los argumentos suelen empezar a sonar repetitivos, cargantes, repelentes. Es el efecto noria, anteojeras y vueltas sin fin alrededor de un eje invisible que ata a una realidad dura, con tendencia infinita.  

Ahí está metido el Real Zaragoza por enésima vez en los casi seis meses transcurridos de esta abrupta liga 21-22. Ahora, su serie perniciosa más próxima en el tiempo se circunsbribe a seis partidos consecutivos sin ganar. A razón de aquellas derrotas en Almería (3-0), ante el Tenerife (0-2) –estas dos aún en la recta final de 2021–, en Miranda(2-0) y los tres empates en cadena ante la Ponferradina (0-0), Valladolid (0-0) e Ibiza (2-2). Son solo tres puntos sumados de los últimos 18 dirimidos. Un bofetón tremendo de realidad futbolística que se siente en la clasificación, donde los de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ se han despeñado desde mitad de tabla (lo más alto que han logrado volar desde agosto) hasta el escalón 18º, la cornisa previa al abismo de los puestos de descenso, territorio muy conocido del año pasado.

Reincidir en la escasez alarmante de gol, en que no se han ganado más que dos partidos de una docena jugados aquí en casa este año, que se acumulan empates a mansalva que no llevan a nada bueno y toda esa letanía que retumba como un soniquete aturdidor hace semanas en los tímpanos zaragocistas es, a estas alturas, ejercicio inútil. Todo el mundo lo sabe, está al cabo de la calle, asumido, indiscutible, irrevocable.

Así que ha llegado la hora de otra cosa. El Real Zaragoza de Jim, que empieza a sentir con certeza, por primera vez, que el suelo se le puede empezar a resquebrajar desde su posición privilegiada de ‘entrenador milagro’ ganada a pulso el en curso precedente con aquella salvación providencial, ya no tiene margen para más pifias en La Romareda. O rompe con su incapacidad para ganar partidos o está abocado a lo peor a corto plazo. Y Jim, claro, va en el barco. Es el mal del responsable del banquillo cuando los acontecimientos se reviran de mala manera.

Es, por lo tanto, momento de hablar... pero con hechos. Lo de los propósitos de enmienda orales, los alegatos públicos en medidas comparecencias ante la prensa, lo de los ajustados términos de análisis pseudopositivistas en medio de casi tres cuartos de liga dando tumbos (con solo cinco victorias en 25 jornadas, un termómetro definitorio del problema mayúsculo que arrastra el Real Zaragoza contemporáneo), ya no tiene demasiado sentido. Hablando no se suma. Solo se suma ganando partidos. Y eso son hechos. Hágase.

Real Zaragoza-Málaga
Real Zaragoza-Málaga
HA

Este sábado viene a Zaragoza el Málaga. Otro que tal baila. Estos ya han hecho volar a su primer entrenador del proyecto, José Alberto López, que no soportó la onda expansiva del 0-5 encajado en La Rosaleda ante el Ibiza, que venía ya trufado con derrotas y patinazos previos, que ni la victoria albiazul en Alcorcón logró edulcorar (algo similar a lo que le sucede al Zaragoza con su único triunfo reciente, aquel oasis del 1-0 al Eibar a mitad de diciembre). Los malacitanos traen un balance de un triunfo en ocho jornadas, que los ha descabalgado de la línea de la promoción de ascenso hasta el puesto 14º, con solo dos puntos más que los blanquillos hoy en día.

Es un Málaga herido, sangrante. Al que el cambio de técnico no le hizo bien el último día, pues el exzaragocista Natxo González se estrenó con un batacazo monumental, cayendo 3-0 en Miranda (episodio también gemelo al vivido en ese campo de Anduva por el Real Zaragoza hace un mes exacto). O sea, llevan 8 goles encajados en dos partidos, aún calientes en la bodega del autocar.

Natxo, por cierto, que carga de morbo este envite lleno de responsabilidades para unos y otros. Es el entrenador que dejó el casco vikingo en la mesa del Real Zaragoza para irse al Deportivo de La Coruña cuando aún no se había jugado aquella fatal promoción ante el Numancia hace cuatro años. Y con él viene Peybernes, central galo que, curiosamente, hizo lo mismo este verano cuando Torrecilla lo esperaba aquí. Es tarde de desengaños. Hasta Febas regresa con otros colores.

En el Zaragoza se aguardan los debuts de Grau (como titular), Eugeni y Sabin Merino. Tres fichajes invernales que tendrían que venir a elevar el nivel de un equipo escaso. Debería verse algo distinto, si los casos no especificados de covid (dos en las últimas 48 horas) lo permiten.

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