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La Copa del Rey condiciona el ritmo de las salidas de enero en el Real Zaragoza

El club no quiere debilitar en número la plantilla en un tramo del calendario que puede sobrecargarse de partidos durante el próximo mes entre las rondas coperas y las jornadas de liga. 

Real Zaragoza
Víctor Fernández, dirigiendo desde la banda.
Oliver Duch

A pocas horas de que se levante la persiana del segundo periodo ordinario de fichajes de la temporada, el Real Zaragoza tiene claramente trazada su hoja de ruta, con la salida de futbolistas como tarea necesaria si se quiere optar a reforzar el equipo en la segunda vuelta con algo más que un delantero centro de 150.000 euros de coste máximo (disponible actual en la masa salarial de la temporada). De acuerdo al bagaje de minutos jugados hasta el momento, de su relevancia en los planes del entrenador o de la valoración técnica y táctica de Víctor Fernández, hay futbolistas subrayados como prescindibles y proclives a dejar el club en los próximos días como medida de liberación salarial.

Sin embargo, de acuerdo a los tiempos que va a manejar el Real Zaragoza, estas salidas no se proyectan inminentes ni se gestionarán de tal modo que la plantilla se desguarnezca en número ni se debilite en exceso. ¿La razón de esta estrategia? La apertura del mercado de enero coincide, justamente, con el periodo de mayor saturación del calendario al que puede enfrentarse el equipo aragonés en la temporada.

La Copa del Rey representa, en este sentido, un elemento o factor condicionante en los tiempos que planea manejar el Real Zaragoza durante las próximas semanas. Durante el mes que permanece abierto el mercado, Víctor Fernández podría enfrentarse a la preparación de hasta ocho partidos (siete antes de las 23.59 del viernes 31 de enero y uno, contra el Cádiz, el domingo 2 de febrero).

De momento, el Zaragoza juega el día 3 de enero en liga frente al Sporting. Su siguiente parada será la Copa del Rey, contra el Nástic, en Tarragona, el sábado 11 de enero. Después, esperan dos partidos ligueros, uno con jornada intersemanal (martes 14 de enero en Las Palmas) y otro el sábado 18 en casa del Mirandés. El viernes 24 de enero el Zaragoza recibirá al Numancia, pero, de avanzar en Copa ganando al Nástic, antes deberá jugar dieciseisavos de final el martes 21 de enero. Si, además, pasa de ronda, a octavos, jugaría el 28 o 29 de enero otro partido copero justo después de medirse al Numancia. Ambas eliminatorias serían a partido único. Por último, el 2 de febrero, domingo, ya fuera del mercado en términos oficiales pero aún dentro de su radio de influencia, el Zaragoza acometerá la dura visita a Cádiz.

Como se ve, un calendario exigente y cargado que obliga a los rectores deportivos del equipo aragonés, en los despachos y en el banquillo, a medir y cuidar cualquier circunstancia relacionada con los futbolistas disponibles. Más aún en el contexto que marca el punto de partida a este tramo de la temporada: tres futbolistas (Atienza, Vigaray y Cristian Álvarez) salen de lesiones riesgosas y enero comienza con dos sancionado: Delmás y Guitián.

Esta sobrecarga de partidos y estos casos singulares obligan al Zaragoza a administrar esfuerzos, cargas de trabajo y planificar el mes de forma milimétrica. Y ahí entra también la gestión de la salidas. Salvo cuestiones de causa mayor y exigencia del mercado (ofertas con fecha de caducidad, voluntad de los protagonistas…), el Zaragoza las dosificará. Al menos, hasta la cita contra el Nástic de Tarragona en Copa. Después, en función de la clasificación a rondas sucesivas, se determinará. De este modo, Bikoro, Papunashvili, Pombo o Kagawa, los principales nombres que, de un modo u otro, se han puesto en el escaparate de enero, se someterán a estos tiempos. 

El japonés, si lo desea, tiene vía libre para buscar destino. Su salida sí supondría una importante liberación salarial que ampliaría notablemente el margen de acción del Zaragoza a la hora de negociar otros fichajes. No es así el caso de Bikoro o Papunashvili, cuyos contratos están en la parte baja de la escala salarial del club y apenas supondrían un ahorro claro y notorio, menos aún si sus plazas deben cubrirse con otros futbolistas. Bikoro está en filo del salario mínimo en Segunda y Papunashvili muy poco por encima (hay que tener en cuenta que solo se liberaría la mitad de esos salarios, pues la otra parte ya ha sido descontada)… Pombo, tras su renovación, sí abriría mayor espacio en la bolsa de sueldos para dedicarlo a otra pieza.

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