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Un cáustico Víctor: "¿Sufrimiento? Solo me quedan 2 meses"

Víctor Fernández, tras ganar 1-0 al Elche y asir al equipo de nuevo al flotador de la salvación, se mostró crítico con lo que está capeando internamente día a día.

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Víctor Fernández, en pleno resoplido durante la rueda de prensa pos partido ante el Elche, justo el momento en el que empezó a subrayar los inconvenientes que están complicando su día a día en el vestuario blanquillo.
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Víctor Fernández, desde su misma llegada en la segunda quincena de diciembre, se mostró independiente, sin ligaduras con ningún mecanismo de poder establecido dentro del área deportiva y ejecutiva del actual Real Zaragoza. El veterano entrenador, emblema del zaragocismo desde los años 90 del siglo pasado por todo lo que supuso su paso por el club en la horquilla positiva de sus logros, llegó como salvavidas con el equipo en puestos de descenso a Segunda B (el 20º, antepenúltimo tras perder en La Coruña) y quiso dejar enseguida claro a todo el mundo que él no responde a nada ni a nadie más allá de su amor al viejo club, a su historia personal y quienes lo embaucaron en esta tercera etapa al frente del banquillo en unas precarias circunstancias de todo tipo.

De una manera un tanto sorprendente, después de ganar 1-0 al Elche en la noche de este sábado, Víctor Fernández entremezcló la alegría por retomar la senda del triunfo -y de asir de nuevo al equipo al flotador de la salvación- con la denuncia, entre líneas, de un día a día incómodo, anormal, feo de acometer dentro de la caseta

Habló de lo tangible desde cualquier punto de análisis exterior: las lesiones, las bajas continuas. Pero también dejó en el aire, flotando cáusticamente, referencias a otras cuestiones de índoles diversas. Sin especificar, sugiriendo sin señalar explícitamente.

"¿Este sufrimiento, cuántos años de vida me quita? Bastantes. Pero bueno, solo me quedan dos meses", respondió de entrada Víctor a la primera pregunta que le permitió introducirse en ese sendero de denuncia que él, voluntariamente, quiso transitar en la sala de prensa de La Romareda.

Después de remarcar la caducidad de su presencia en el banquillo (no es la primera vez, aunque anoche fuese la más sonora), hizo un énfasis alargando la conjunción disyuntiva y se confesó abiertamente: "Yyyyyyyy... (resoplido) lo estoy llevando mal", dijo.

"Lo estoy llevando mal porque son muchas las dificultades que tenemos (Víctor siempre habla en plural, así que cabría cambiar la persona del verbo y entender 'tengo')", completó su exposición.

"Yo sabía que iba a ser costoso. Pero, honestamente, tampoco esperaba tantos contratiempos. Me han ocurrido muchas cosas a lo largo de mi carrera, unas buenas, otras malas y otras regulares. Pero aquí luchamos (lucho) contra muchas adversidades, algunas de ellas no las conocéis vosotros", prosiguió en su denuncia ante los periodistas, ante la afición que lo escuchaba en directo por radio o internet apenas 10 minutos después de acabar el partido contra el Elche. 

"Luchamos contra muchas adversidades, algunas de ellas no las conocéis vosotros"

¿Qué cosas no se conocen y no han trascendido? ¿A qué se refiere Víctor ampliando sus males más allá del asunto relativo a las lesiones?

"La verdad es que mis jugadores son muy honrados. E intentamos disimular muchas cosas sobre lo que nos ocurre durante las semanas, tanto a nivel de salud como a nivel de problemas (sic)", apostilló, poniendo el foco en el área deportiva y en el gobierno del vestuario, algo que los antecesores de Fernández, tanto Idiakez como Alcaraz, ya sufrieron en silencio hasta que la trituradora del fútbol acabó con ellos.

"La gente quiere defender este escudo. Y debe defender este escudo como se merece", añadió en la misma burbuja referente a sus jugadores, algunos de los cuales están resultando abollados desde hace muchos meses por el modus operandi que rige en el actual Real Zaragoza. 

"Mis jugadores son muy honrados. E intentamos disimular cosas sobre lo que nos ocurre durante las semanas"

"Estoy orgulloso porque con tantos contratiempos... ahí estamos. Empujando, empujando, con muchas dificultades. Siguen los claroscuros. Y van a seguir durante varias semanas. Pero llegará un día en el que solo veremos el sol. Y despejaremos todas esas dudas que tenemos en el camino, que son muchas. Es evidente que tenemos muchas dudas", remató su sorprendente discurso Víctor Fernández.

Un Víctor Fernández que regresó así a su órbita de imposible control ajeno. Esa bajo la que dijo en su llegada -hasta en tres ocasiones- que venía a "intentar sacar al Real Zaragoza de esta mierda en la que estamos" cuando el equipo se debatía con pulso arrítmico en lo más bajo de la clasificación de Segunda División. Esa órbita en la que subrayó, en dos momentos diferentes, que él es "un enviado" y que "aquí me ha puesto el universo", cuando dijo sin decir, o sin decir dijo lo exógeno de su aterrizaje nuevamente en la entidad zaragocista.

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