La emoción de Dorado en su debut: ¡No vio a su mujer y sus hijos en el túnel de vestuarios!

Chechu Dorado vivió el sábado un día especial en su longeva carrera como futbolista profesional. El devenir de los acontecimientos le ha regalado, en la recta final de su trayectoria (como a su compañero Linares), la posibilidad de jugar con el primer equipo del Real Zaragoza a los 36 años, algo que no fue posible en su fase promocional en la cantera blanquilla, donde estuvo entre 1998 y 2004, con cuatro temporadas en el filial en Tercera y Segunda B. Por ello, porque su caso es excepcional, el defensa central cordobés, afincado en Aragón por matrimonio desde hace largo tiempo, degustó su primer partido ante el Albacete de manera especial.

Eso sí, Dorado entremezcló la responsabilidad profesional con los sentimientos de tal modo que sus vivencias, en una burbuja introspectiva de hondo calado, lo llevaron a un escenario muy particular. "Voy a contar una anécdota para que se entienda: mi mujer estaba en el túnel de vestuarios, en el acceso al campo, porque íbamos a hacer la foto de los chicos con el equipo; y yo, que iba metido en lo mío, en lo que me iba a encontrar en el campo, ni me di cuenta", expuso Chechu como ejemplo de su vivencia.

"Al final, en un día así, sales y estás pendiente del partido. Y en este caso, disfrutas porque sientes el aliento de la gente en la nuca, porque esto es un ambiente de Primera División", prosiguió Dorado. "Lo especial se centra más en las horas previas, en las que tienes más tiempo para darle vueltas. Pero luego, cuando te metes en el partido, ya estás a lo tuyo y en que no te busquen las cosquillas los rivales. Fue después, cuando ya llegué a casa y vi las fotos y los mensajes de la gente, cuando empecé a darme cuenta realmente de lo que había pasado. Y, sobre todo, al día siguiente. Durante el partido, solo pensé en el juego", terminó su descripción el nuevo central zaragocista.