Pamplona, el bum de Cristian Álvarez hace 11 meses

El magistral partido del portero en El Sadar en la pasada liga confirmó a ojos de todo el fútbol español su rol estelar en este Real Zaragoza de Segunda.

Cristian Álvarez detuvo una clarísima ocasión de Quique antes del descanso.
Cristian Álvarez detuvo una clarísima ocasión de Quique antes del descanso.
Daniel Marzo

Cristian Álvarez vuelve a El Sadar. En las circunstancias que concurren antes de un nuevo Osasuna-Real Zaragoza de liga en el estadio navarro, tal vez este aspecto sea una de las pocas bazas con las que, de antemano, el equipo zaragocista pueda dar miedo a los pamploneses, que llegan lanzados a esta cita. Porque el portero argentino regresa al campo donde, a través de una magistral actuación en el mes de marzo, en el duelo de la pasada temporada, confirmó a todo el fútbol español que su rol en la plantilla blanquilla es estelar, fuera de serie en este Zaragoza de Segunda División.

Aquella tarde del 17 de marzo de 2018, Cristian Álvarez dejó boquiabiertos a propios y extraños. El Real Zaragoza acabó ganando 1-2 (con el gol local anotado cuando se rebasaba ya el minuto 93, por Unai García, de manera anecdótica pues ni se sacó de centro) un partido que, de no ser por el guardameta sudamericano, fácilmente podría haber acabado con 3 o 4 goles en contra de los aragoneses, sin tener que forzar demasiado la hipótesis.

En juego y en ocasiones, durante más de 60 minutos el Osasuna fue mejor que los de Natxo González. En un tramo del primer tiempo y al inicio del segundo, las opciones de gol de los rojillos ante el marco zaragocista fueron varias y a modo de aluvión... pero ahí siempre apareció la mano de Cristian Álvarez, su cuerpo, sus piernas, para rechazar o detener los remates de Torró (2 veces), Quique González, Barja, Borja Lasso y Xisco, este también en dos ocasiones. Fueron todas jugadas de gol. Remates francos, algunos en el área pequeña, otros rumbo a la escuadra. Álvarez dejó atónito al público de El Sadar minuto a minuto, hasta la desesperación más absoluta de todo el mundo: en las gradas, en las cabinas de prensa, en el césped, ante las pantallas de televisión...

Se recordará siempre aquel partido de Cristian Álvarez en El Sadar en 2018. Es un episodio de actuación extrema de un portero. Descomunal. Y ahora, el 23 de febrero de 2019, 11 meses después de aquello, el rosarino volverá a pisar aquel escenario de tamaño éxito personal y colectivo, pues junto al ariete Borja Iglesias, autor de los dos goles zaragocistas en la reacción blanquilla de la última media hora (hasta entonces, apenas se había acercado el Real Zaragoza a la portería local), fue el artífice de una victoria que apuntaló la escalada del equipo desde la cola hasta la cabeza de la clasificación en un cuatrimestre excelente. Era la sexta seguida, una tacada sobresaliente que hizo soñar al zaragocismo al inicio de la primavera.

Esta vez, en cierto modo, el envoltorio se parece. El Real Zaragoza llega a Pamplona en un visible repunte de resultados después de haber mordido demasiado polvo en la primera vuelta. No es lo del año pasado, ni mucho menos, pero aún hay quien sueña con algo similar de aquí al verano. Es difícil, pero legítimo planteárselo. El Osasuna, en plena ebullición en la tabla, amenaza otra vez con ser un torbellino ofensivo en su bombonera de El Sadar. La presencia de Cristian Álvarez en el lugar de autos del curso anterior es el mejor escudo moral, a priori, del Zaragoza actual. Porque, sin duda, a las gentes de Pamplona y del Osasuna les va a traer a primera línea de su cerebro aquella maravillosa tarde del pasado mes de marzo sobre la misma hierba y ante las mismas porterías.

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