Ni el central 1, ni el 2, ni el 3, ni el 4: ante el Albacete jugaron los centrales 5 y 6

Guitián y Dorado formaron por primera vez juntos en el eje de la zaga del Real Zaragoza. Hasta Navidad, los inquilinos del puesto en el proyecto inicial eran Verdasca, Grippo, Perone y Álex Muñoz.

Guitián, que acomete el balón, y Dorado, tras él, la pareja de centrales que debutó ante el Albacete este sábado en el Real Zaragoza.
Ni el central 1, ni el 2, ni el 3, ni el 4: ante el Albacete jugaron los centrales 5 y 6
Oliver Duch

Observar en la tarde de este pasado sábado a Guitián y a Dorado como centrales del Real Zaragoza supuso una llamativa novedad visual y futbolística para el zaragocismo. El partido ante el Albacete en La Romareda significó el debut como pareja de los dos veteranos zagueros. Guitián ya acumula 9 partidos desde su llegada, que fue anterior al mercado invernal por unos días, consecuencia de ser un fichaje de urgencia, de ventana extraordinaria en la normativa, al ser derivada de la grave lesión de rodilla de Grippo. Por su parte, Dorado vino a Zaragoza hace 18 días, al final del mercado invernal, cuando logró desengancharse del Rayo Vallecano al borde del cierre de las ventanillas de enero.

La llegada de Guitián fue, en su momento, por lo tanto, un asunto de máxima necesidad. La de Dorado, algo más tarde en el tiempo, una decisión de selectivo refuerzo ante las carencias que mostraba la zona central de la defensa durante la deficiente primera vuelta del Real Zaragoza, que acabó con el equipo en los puestos de descenso a mitad de diciembre. De hecho, el área deportiva zaragocista solo se planteó -y llevó a cabo- dos incorporaciones para apuntalar el proyecto inicial del verano: un delantero centro goleador, Linares, y un defensa central experimentado, el referido Dorado.

Con estos datos preliminares, al alcance de cualquier seguidor blanquillo, la alineación de Víctor Fernández ante el Albacete destiló una lectura rotunda: contra los manchegos, en esta jornada 26ª, no jugaron ni el central número 1 del proyecto, ni el número 2, ni el número 3, ni el número 4. Quienes lo hicieron fueron Guitián y Dorado que, en una clasificación cronológica, son, respectivamente, el central número 5 y el número 6, respectivamente, de la actual plantilla del Real Zaragoza.

El número 1 podría ser adjudicado a Verdasca, joven portugués que llegó el año pasado con el sello de apuesta subjetiva del área deportiva en pos de hallar en él un jugador emergente, una apuesta que acabe dando nicho de negocio a corto o medio plazo desde su llegada desde el filial del Oporto, de la Segunda portuguesa. El número 2 sería Grippo, también futbolista de autor de los ejecutivos del club, más veterano, ya en la treintena, que emergió en el fútbol español en la liga precedente desde el Vaduz de Liechtenstein, club que compite en Suiza (como el Mónaco lo hace en Francia o el Andorra en España), y que convalecerá de su lesión hasta final del verano. El número 3 del proyecto fue hasta hace nada el brasileño Perone, otro treintañero traído del Nástic de Tarragona a mitad del curso pasado, pero que ya fue objetivo del área deportiva nada más aterrizar en Zaragoza; ahora se ha ido cedido al Extremadura, sin vocación de volver más. Y el número 4, la única cara nueva del mercado estival en la leve remodelación de la plantilla llevada a cabo entre julio y agosto, sería Álex Muñoz, inexperto central llegado del Sevilla Atlético, descendido a Segunda B en junio, para ostentar un nuevo rol de apuesta de futuro a explotar en Zaragoza.

Ni Guitián ni Dorado asomaban en verano en el boceto de plantilla del Real Zaragoza para este torneo 18-19. No solo nominalmente como tales. Tampoco su perfil, pues el central número 5 del que se hablo durante la pretemporada, tristemente lesionado de gravedad en otra rodilla al inicio de la liga, fue el juvenil Clemente, que iba a jugar habitualmente en el filial, el RZD Aragón de Tercera División, alternando convocatorias con el primer equipo hasta que aconteció su desgraciada dolencia física que lo va a dejar en blanco prácticamente todo el año lectivo.

Guitián ha vuelto al Real Zaragoza (ya estuvo hace 2 años, 3 temporadas) con 28 años, camino de los 29. Y Dorado, lejano canterano de la Ciudad Deportiva zaragocista entre 1998 y 2004, ha debutado con el primer equipo zaragocista con 36 años, aproximándose a los 37, algo extraordinario en la historia del club y que también se da, simultáneamente, en la figura del delantero Linares, circunstancia muy singular. Estas dos piezas, estas dos figuras tan concretas en el plantel, apuntan a portar los galones como pareja en el centro de la defensa en lo que queda de liga, que es casi la mitad del torneo. Dos actores fuera de programa hace apenas dos meses. Dos protagonistas de alto rango que no venían en el prospecto del plan deportivo de este año y que tienden a ser cruciales en lo sucesivo. 

Porque, de los 4 centrales iniciales, la mitad ya no puede jugar: uno, Grippo, por causa de fuerza mayor; el otro, Perone, porque se ha prescindido de él al no convencer su rendimiento, algo que ya se intentó en verano sin que el jugador hiciera oídos receptivos a la sugerencia. Y las prestaciones de los jóvenes e inexpertos Verdasca y Muñoz, según ha ido desvelando el torneo liguero, se antojaban insuficientes para evitar los severos problemas clasificatorios que ha arrastrado el equipo a lo largo de los primeros 5 meses de competición.

Así que aquí están el central número 5 y el número 6 del plan deportivo del año en curso, Guitián y Dorado, para apañar el asunto. Cuestión mayor en cualquier plantilla, la referente a los centrales en la defensa. 

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