Una plaga que no cesa en el Real Zaragoza

Lesiones musculares, diagnósticos difusos y contratiempos en las recuperaciones marcan el curso del Real Zaragoza

Javi Ros se retira acompañado de las asistencia, del doctor Honorio Martínez y de Míchel Román, masajista y fisio del primer equipo.
Javi Ros se retira acompañado de las asistencia, del doctor Honorio Martínez y de Míchel Román, masajista y fisio del primer equipo.
José Miguel Marco

 La lesión de peroné de Javi Ros es la última desdicha de un Real Zaragoza sacudido durante toda la temporada por los problemas físicos y médicos. Prácticamente, desde el primer día de trabajo en verano, no ha habido semana en la que un futbolista no haya sufrido algún tipo de dolencia, molestia o trastorno en su preparación. En este sentido, el curso está siendo más atípico de lo habitual, con una densidad de contratiempos de este tipo que está alterando el normal desarrollo del trabajo diario y condicionando en menor o mayor medida la planificación de los entrenadores. Ya son 17 los futbolistas de la primera plantilla que han sufrido alguna lesión que les ha impedido trabajar con normalidad al menos una semana o que les ha impedido estar disponible para la disputa de un partido.

El porcentaje es preocupante. Considerando los 27 jugadores (incluyendo a Guitián y a Buff), el 63% del plantel ha sufrido alguna lesión. Las ha habido de toda naturaleza, gravedad, localización o causa. Pero no solo la problemática física en sí se ha convertido en un motivo de inquietud, sino también los aspectos que las rodean. Desde diagnósticos difusos como, por ejemplo y sin ir más lejos, el caso del peroné de Javi Ros, a recuperaciones accidentadas, como la recaída que sufrió Papunashvili y que agravó su dolencia de tobillo el pasado mes de octubre.

En el caso del navarro, tras sufrir el golpe a la altura de su rodilla izquierda contra el Málaga, se le sometió a una prueba radiológica que descartó cualquier daño óseo. De hecho, el club, ante la información divulgada por los servicios médicos, ni siquiera emitió un parte de lesión. Sin embargo, durante el lunes, el martes y el miércoles, el futbolista apenas pudo apoyar la pierna. Unas exploraciones complementarias confirmaron finalmente que padece una fractura en la cabeza del peroné y deberá estar de baja en torno a las seis semanas, si la rehabilitación transcurre debidamente.

El caso de Javi Ros es semejante al que padeció Papunashvili el pasado mes de octubre. En el partido de Albacete, un balonazo con el pie en el aire le ocasionó un estiramiento del ligamento del tobillo izquierdo y una fuerte contusión sin rotura. Reapareció a las tres semanas en los campos de entrenamiento e incluso se le dio luz verde para trabajar varios días con el grupo. Sin embargo, antes del partido contra el Elche (el debut de Lucas Alcaraz), el georgiano recayó: un edema en la misma articulación. Una dolencia latosa de recuperar y que le apartó del equipo hasta el duelo contra el Extremadura, otros dos meses después, cuando reapareció con gol. No sería su último revés: la pasada semana un mal apoyo le provocó molestias en una rodilla que le impidieron jugar frente al Málaga. Los resultados de la resonancia no desvelaron dolencia alguna, pero Papu no se vio en condiciones de entrenar con el grupo hasta ayer.

La recuperación de la pubalgia de Eguaras también la guiaron los vaivenes. Sabida es la singularidad de esta dolencia, más cuando no se trata en el quirófano: el dolor aparece y desaparece, aumenta y decrece, en función de los días… Pero, más allá de este proceso lógico, el centrocampista navarro no terminaba de estar en condiciones mínimas para competir tras su reaparición, hasta que se optó, dos semanas antes del parón navideño por cambiar el enfoque de su recuperación. Bajó el ritmo de los entrenamientos, dejó de jugar, pero, sobre todo, acudió a un especialista en Pamplona que, de momento, se ha acercado a una solución específica al problema. De hecho, Eguaras lleva dos partidos, tras su segundo regreso, frente a Sporting y Málaga, en el que, aun estando lejos del ritmo idóneo de competición, su capacidad física ha crecido notablemente.

Las lesiones y las razones

La temporada está siendo marcada por las lesiones. El curso ya nació con las pubalgias de Eguaras y Guti, más las complicaciones en la rodilla operada de Toquero. En los primeros días de pretemporada, sufrieron lesiones musculares Zapater, Lasure y Papunashvili, y más tarde Jeison Medina. Ya durante la temporada los percances fibrilares, en especial las roturas de diferente grado y en distinto grupos de músculos, se han sucedido: Igbekeme, Marc Gual, Álvaro Vázquez (dos veces), Buff, Aguirre, Álex Muñoz, Benito y Cristian Álvarez se han perdido varias semanas de trabajo o alguna convocatoria por culpa de estas dolencias. Hay casos accidentales, sobre todo, los traumatismos de Grippo -rotura del cruzado- o Javi Ros con su peroné, pero en las lesiones musculares se barajan múltiples razones. Idiakez responsabilizó al mal estado de los campos de entrenamiento. Desde el club, se entiende, también, que la programación de las cargas en pretemporada no fue la adecuada en el cuerpo técnico del vasco. En todo caso, influyen varios factores: el descanso y la alimentación personal, el propio estrés que está generando una temporada tan convulsa o la coordinación entre diferentes parcelas del ámbito físico y médico.

De momento, de esta plaga, solo se libran, curiosamente, los jugadores con menos minutos del curso: Ratón, Perone, Delmás, Pep Biel, Nieto, Verdasca, Soro y Raí, además del recién llegado Guitián y de Jorge Pombo, único de los habituales durante todo el curso, titular fijo, que ha esquivado las lesiones.

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