El reto de la tercera victoria

El Real Zaragoza intentará cosechar su tercer triunfo seguido este domingo contra el Málaga en una racha apoyada por las estadísticas.

El equipo atiende la explicación de un ejercicio de entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
El equipo atiende la explicación de un ejercicio de entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Guillermo Mestre

El Real Zaragoza de Víctor Fernández consumó en Gijón la mejor racha de la presente temporada: dos victorias consecutivas. El estreno del técnico en su tercera etapa al mando del equipo aragonés no pudo ser mejor. Triunfo para abrir boca en La Romareda ante el Extremadura (2-1) y asalto a El Molinón en una nueva remontada (1-2). El juego desplegado por sus futbolistas edulcoró ambas citas, que han provocado un efecto inmediato de optimismo y fe.

Números que no responden a una dinámica colosal en cuanto a magnitud, pero sí sientan las bases de un futuro mejor. Un triunfo el próximo domingo frente a uno de los equipos llamados al ascenso como el Málaga, aparte de suponer un golpe sobre la mesa y activar un horizonte de esperanza, significaría un nueve de nueve en puntuación, revitalizador de objetivos.

Además, el equipo del león rampante volverá a casa, a una Romareda entregada en la que brota ilusión por los cuatro costados. En caso de doblegar al equipo de Juan Ramón López Muñiz, que aterriza en la capital aragonesa envalentonado tras la derrota sufrida en casa contra el Reus por 0-3, la dinámica guardaría ciertos paralelismos con el resurgir de la campaña pasada.

En la 2017-2018, los de Natxo González, que ya habían degustado la sensación de ganar dos partidos de Liga seguidos en la primera vuelta -jornadas 8 y 9 ante Numancia y Lorca, respectivamente-, no lograron encarrilar la triple victoria hasta finales de febrero. Concretamente, en la jornada 28, cuando se hicieron con el partido en casa ente el Oviedo (2-1) dando continuidad al ritmo de las dos batallas anteriores frente al Lugo y el Tarragona.

Tras la victoria en el Tartiere ovetense, llegaron otros tres triunfos seguidos (Numancia, Lorca y Osasuna). 18 puntos completados que auparon a los zaragozanos de la duodécima posición hasta la séptima, igualando la marca de los puestos de promoción. Tiempos pretéritos que sirven de referencia para el Real Zaragoza de hoy en día, salvando las distancias tanto por el momento de temporada, poso de modelo y trecho con la zona de noble.

Pero el cuadro de Víctor Fernández tiene motivos para creer, ya que su recuperación no es fruto de la casualidad, sino de la causalidad. Lo ha reconocido cada jugador que ha tenido la oportunidad de sentarse delante de los micrófonos. El estilo del míster blanquillo saca lo mejor de cada uno de sus jugadores. Una plantilla diseñada para crecer a partir del balón, que está en proceso de recuperar el camino trazado a principios del proyecto deportivo, tal y como las estadísticas reflejan.

Las cifras

Una de estas claves reside en la combinación: desde la salida de balón a partir de la defensa hasta las triangulaciones o envíos en campo rival. Contra el Extremadura, el equipo aragonés completó con un 86% de precisión un total de 511 pases, frente a los 270 que realizaron los visitantes. En Gijón, las cifras fueron parecidas, porque el Zaragoza combinó en 502 ocasiones con un 80% de efectividad ante los 368 pases que hicieron los rojiblancos. Como es normal, ese modelo reimplantado trascendió a los porcentajes en posesión: contra el Extremadura administró un 65% mientras que en El Molinón volvió a superar al rival con un 56%.

Pero la victoria no pasa únicamente, y está demostrado, por controlar la posesión, o incluso con esculpir un fútbol vistoso. Para ganar hay que marcar, y para marcar hay que tirar. Y en este punto, el Zaragoza ha incrementado sus números respecto a etapas anteriores. Asimismo, el doblete zaragocista anotado en los dos últimos partidos pudo ser mucho mayor en vistas de las ocasiones que no materializaron los aragoneses.

A Álvaro Fernández, guardameta del Extremadura, el Zaragoza lo probó cinco veces, mientras que los otros 17 disparos se marcharon fuera. La defensa visitante bloqueó siete de los 29 disparos efectuados en total. En Gijón, el cuadro blanquillo fue más eficaz y tuvo más puntería, puesto que completó 13 lanzamientos, de los que siete fueron entre los tres palos -cinco de estos intervenidos por Mariño-, dos no encontraron portería, y otros cuatro fueron desbaratados por la defensa rojiblanca.

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