En circunstancias normales, la figura de Alberto Guitián tendría este sábado 22 de diciembre un protagonismo más relevante del que realmente va a ostentar en el partido frente al Extremadura en La Romareda (18.00). El defensa central cántabro regresa al estadio zaragozano casi 3 años después de haber pertenecido a la nómina del club aragonés durante media temporada, el segundo semestre de la 2015-16, en la que vistió la camiseta blanquilla en 18 partidos. Pero, tras reestrenarse de facto el pasado domingo en La Coruña ante el Deportivo, a Guitián le ha difuminado el aura el fichaje de Víctor Fernández como nuevo y tercer entrenador de la campaña, tras haber sido despedido Lucas Alcaraz después de caer el Real Zaragoza en Riazor por 3-1 y no salir de su espiral de malos resultados.

Los focos serán todos para Víctor. A Guitián no le tocará prácticamente ninguno. Quizá alguno, de refilón. Pero por puro protocolo. Este sábado prenavideño, el polo de atracción en La Romareda será Fernández. En el fondo de la cuestión, a todo el mundo le viene bien tal circunstancia.

Alberto Guitián, con 28 años de edad, repite episodio un trienio más tarde. En su primera y breve etapa zaragocista llegó, de forma parecida a la de ahora, en el mercado de invierno, de la mano de Narciso Juliá como director deportivo. En estos momentos, realmente, la vuelta de Guitián ha tenido lugar con cierta antelación a esas fechas de enero, en sustitución urgente del lesionado de gravedad Grippo, cuyo dorsal '6' ha heredado.

Su último partido como jugador del Real Zaragoza en La Romareda lo disputó el 29 de mayo de 2016, hace 2 años y medio naturales de calendario. El equipo aragonés derrotó 1-0 al Oviedo en la penúltima jornada de aquella liga... con gol de Guitián a la salida de un córner, en un balón que pasó la raya de meta lo justo, poco plástico pero enormemente efectivo, pues aquellos 3 puntos dejaron al Real Zaragoza en 4ª posición y con la necesidad de sumar un solo punto en el último choque en Palamós, ante el ya descendido Llagostera, para asegurar la presencia en la Promoción de ascenso a Primera. De la felicidad de Guitián en aquel último eslabón suyo en La Romareda, que en este 22 de diciembre de 2018 va a tener su engarce de continuidad, cuando salió del campo loado como pieza principal de aquel vital triunfo ante los ovetenses gracias a su gol, su sentir cambio radicalmente, como sucedió con todo el zaragocismo, cuando seis días más tarde el Real Zaragoza cayó 6-2 con estrépito en la Costa Brava y arruinó sus opciones de ascenso en un episodio imposible de cauterizar. El jugador montañés decidió poco después marcharse al Valladolid y rehusar la oferta de renovación por el Real Zaragoza, aturdido por los efectos de aquel lacerante hundimiento en Palamós. 

Valladolid y una cesión, el año pasado, en el Sporting de Gijón (curiosamente, adonde también volvió, pues de allí había venido al Real Zaragoza la primera vez en 2016), han sido sus estaciones intermedias entre la primera era de Guitián en el club zaragocista y esta segunda que acaba de recomenzar. Aquel día feliz contra el Oviedo fue su inesperado adiós a La Romareda. Ahora, con el Extremadura en frente, el central cántabro volverá a experimentar lo que supone jugar en el estadio municipal, en circunstancias que están bien alejadas de aquellas primeras en las que lo descubrió.