Alcaraz sigue buscando su once

En seis jornadas, el técnico ha revolucionado varias veces su equipo, con cambio de sistema y jugadores incluido.

Lucas Alcaraz observa a sus jugadores en el entrenamiento de este sábado en la Ciudad Deportiva.
Lucas Alcaraz observa a sus jugadores en el entrenamiento de este sábado en la Ciudad Deportiva.
Aránzazu Navarro

Cristian Álvarez; Benito, Verdasca, Grippo, Lasure; Eguaras, Zapater, Igbekeme, Buff; Pombo y Aguirre. En 4-4-2 y con rombo en el centro del campo. Así, con este once y este dibujo, se estrenó a finales del mes de octubre Lucas Alcaraz en el banquillo del Real Zaragoza en su visita al Elche. El técnico andaluz, que no podía contar ni con Gual ni con Vázquez, lesionados, apostó por el continuismo, por desarrollar, matizar y corregir las ideas sobre las que llevaba trabajando el cuerpo técnico de Imanol Idiakez desde el verano. Su primer once no fue una revolución, como suele ser habitual cuando cambia el inquilino de turno en un banquillo. Y la apuesta le salió rana: perdió 2-0 y estuvo muy lejos de puntuar.

Una semana después, frente al Granada en La Romareda, insistió en el mismo sistema y los mismos futbolistas, con el único cambio del recuperado Gual por Aguirre, que había jugado de improvisado delantero en Elche. El continuismo tampoco resultó esta vez y el Zaragoza cayó 0-2 ante un Granada mucho más sólido y competitivo, acusando unos errores de similar calado a los que habían tumbado antes el proyecto de Idiakez.

La revolución de Tarragona

Tras aquella derrota, la segunda consecutiva, Lucas Alcaraz revisó de arriba abajo el equipo. El Real Zaragoza presentó en Tarragona un once con cinco nuevos nombres, un total de seis con respecto al debut quince días antes en Elche. Alcaraz viró del establecido y marcado 4-4-2 al 5-3-2, dándole un aire totalmente renovado a la alineación. Entraron Delmás, Perone, Nieto, Javi Ros y Pep Biel. Además de los lesionados Grippo y Buff, se caían de la titularidad Zapater, Igbekeme y el sancionado Benito. En ese contexto, el Zaragoza logró, por fin, sumar los tres puntos en Tarragona ante un débil Nástic, que demostró por qué es el actual colista de la categoría.

Tampoco después de la primera –y única hasta el momento– victoria de Alcaraz el once se mantuvo estable. Llegaba al Mallorca a La Romareda y el técnico recuperó a Zapater para cubrir la baja del lesionado Ros, al tiempo que apostó por la titularidad de Álvaro Vázquez, que se había recuperado la jornada anterior y regresó al equipo con el gol de la sentencia en Tarragona (el 1-3) saliendo desde el banquillo. Sin embargo, el Zaragoza se atascó de nuevo en la primera mitad (0-2 al descanso) y Lucas, sobre la marcha, revolucionó al equipo en la segunda parte con los cambios de Benito e Igbekeme, al descanso, y Gual, en el 65. Nueva transformación, esta vez durante el propio partido. El Zaragoza empató al Mallorca (2-2) y jugó, quizá, los minutos más notables de la era Alcaraz.

Intentando prolongar estas sensaciones, el técnico alineó en Alcorcón un once prácticamente calcado al del segundo tiempo frente a los baleares. Entró Muñoz por Verdasca y repitieron Benito e Igbekeme, dos de los protagonistas de la reacción del segundo tiempo en La Romareda. El líder Alcorcón superó con claridad a los zaragocistas (2-0) en un encuentro con escaso flujo ofensivo, que volvió a evidenciar el mal estado de piezas capitales.

En el último partido, ante el Cádiz en casa, Alcaraz le abrió las puertas del once a Gual y a Aguirre, tratando de estirar al equipo por la izquierda con el ex del Rayo Vallecano y de revolucionar el ataque con el punta cedido por el Sevilla. La enésima variación en la alineación tampoco carburó y el Real Zaragoza terminó perdiendo (0-1) ante el Cádiz, desnudando una a una todas sus carencias en La Romareda. Un encuentro que demostró, otra semana más, que Lucas Alcaraz no ha encontrado aún su once tipo, una alineación fiable y consistente sobre la que edificar la deseada reacción. Y eso que hasta 19 jugadores han sido ya titulares en apenas seis jornadas. La cuestión ahora, después de dos derrotas seguidas, es: ¿Qué once jugará ante el Córdoba? ¿Cuántos cambios habrá? ¿Habrá una nueva revolución, como en Tarragona? En un momento, como el actual, de máxima necesidad deportiva cualquier solución es válida. Y Alcaraz la sigue buscando.

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