Una filosofía de fútbol y vida

La cantera del Real Zaragoza es uno de los bienes más preciados del club. La formación tanto a nivel deportivo como humano se desarrolla en las instalaciones de la Ciudad Deportiva con una metodología muy particular.

Representantes canteranos de cada equipo que forman la estructura del Real Zaragoza, junto a los principales responsables de la Ciudad Deportiva y sus áreas.
Representantes canteranos de cada equipo que forman la estructura del Real Zaragoza, junto a los principales responsables de la Ciudad Deportiva y sus áreas.
Toni Galán

La fábrica de sueños de la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza produce calidad y cantidad. Una estructura que cumple con la función de nutrir de futbolistas al primer equipo. Este volumen viene incrementándose desde la llegada de Lalo Aratengui a la dirección deportiva del club. El proceso es largo, exigente y requiere del trabajo de muchos actores. En torno a la figura de Ramón Lozano, director de la cantera, giran tres piezas clave como José Luis Arjol, responsable de metodología; Ángel Espinosa, coordinador de la captación de futbolistas; y Pedro Suñén, responsable de la formación y gestión de las instalaciones. Ellos son los padres que cuidan de una logística formada por nueve equipos, vertebrados desde el Alevín B al Deportivo Aragón.

En las etapas que los jóvenes van quemando desde su llegada al club hasta su debut en La Romareda, el crecimiento deportivo y educativo van de la mano. Dos caminos paralelos con un faro motivacional. "Quien llega al primer equipo y se consolida es el referente y la máxima aspiración de los más pequeños", concreta Ramón Lozano. Plasmadas en un candente manual de instrucciones, se distinguen tres fases formativas muy diferenciadas, marcadas a su vez por el desarrollo biológico del chico. Cada una de ellas goza de diferentes particularidades, pero con una idea asentada sobre los mismos cimientos: "Formamos futbolistas con unas características coherentes con la historia, el gusto y las exigencias de la afición del Real Zaragoza. En paralelo a eso, ponemos la mira en el horizonte de la propia tendencia del fútbol actual. No puede ser un jugador cualquiera", argumenta el jefe de sala.

Etapa de iniciación

Se incluye en las categorías de alevines, a partir de los 10 años, en los dos o tres primeros cursos de los chicos en el club. Aquí, el objetivo es dotar al jugador de herramientas técnico-tácticas individuales que le sirvan también en el futuro. Todo se focaliza en el crecimiento propio del futbolista, al que se le inyectan los principios fundamentales del fútbol. "Les enseñamos cuatro o cinco conceptos, firmemente arraigados en cada uno de los equipos. Todos los grupos comparten una serie de rasgos a nivel colectivo, pero queremos conjuntos parecidos, no iguales", detalla Lozano.

En esta línea de cátedra, las tres plantillas iniciales juegan con una formación de 4-3-3, un marco estable colectivo para poder centrar sus esfuerzos en el aspecto individual. Se evita, de este modo, que los entrenadores cambien en un momento determinado los sistemas de juego. En este contexto, buena parte de la atención se presta en el trabajo del uno contra uno, en cómo encarar al rival. "Pensamos que es lo que marca la diferencia cuando llegan a la profesionalidad", apuntalan desde el club.

Lo curioso de esta etapa es el mandato para los técnicos de no inculcar automatismos ofensivos. En palabras de José Luis Arjol, diseñador del método, planificación de entrenamientos y prevención, "queremos saber qué nos estamos perdiendo del jugador". "Les enseñamos a colocarse en el campo, la distancia que deben mantener entre compañeros y qué tipo de fútbol combinativo queremos, pero dejamos que se desarrollen individualmente. No queremos hacer clones, a sabiendas de que podríamos ser mejores colectivamente", añade.

Etapa de especialización

Se trata de una fase intermedia, desde el segundo año de infantil (13 años) hasta recalar en juveniles (16 años). En esta, la clave reside en optimizar la capacidad individual y mejorar de una forma importante el desempeño colectivo. Las exigencias se van aumentando y ya se introduce el dibujo del primer equipo: 4-4-2 en rombo. "Queremos futbolistas con unas características concretas, jugadores que tengan protagonismo dentro del juego, tanto en ataque como en defensa, pero siempre de rasgos ofensivos. Eso es lo que se pretende", subraya Lozano.

En el ensayo adquieren importancia las transiciones defensa-ataque. Presión conjunta e inmediata cuando se pierde el balón para recuperar y salida rápida al contraataque cuando se roba la pelota al contrario. "Todos los juegos y entrenamientos están basados en esa idea". Está casi prohibido jugar hacia atrás, es innegociable, salvo que no haya otra opción. En situación defensiva, "no verás a ningún equipo que como primera opción recule", y en ataque, "tras recuperar hay que ser consciente de que el rival se está abriendo y es su momento de mayor debilidad", explican.

Etapa de competición

Comienza en el juvenil de Liga Nacional y sirve de transición al Deportivo Aragón, filial del primer equipo. Se basa en optimizar todo lo aprendido anteriormente y trasladarlo a la competición. El objetivo es que los jóvenes sean capaces de poner en práctica las instrucciones de las dos primeras etapas, así se puede empezar a vislumbrar el futbolista que va a ser capaz de competir en el fútbol de élite. "De qué sirve un futbolista de gran calidad, si cada vez que tiene un partido de verdad desaparece", contempla Lozano. "No queremos jugadores de circo".

En estos grupos también se aplica ese 4-4-2 sobre el terreno de juego, donde se busca la movilidad de los delanteros y el dominio del interior. El dinamismo de los puntas y su interacción constante con el vértice superior del rombo es primordial. No obstante, se permite la variable en momentos concretos del 4-3-3, que permite un dominio por dentro pero con máxima amplitud y juego de posición.

¿Quiénes son los elegidos?

Pero antes de todo el proceso explicado anteriormente: ¿cómo llegan los jugadores a la estructura del Real Zaragoza? En esta coyuntura interviene Ángel Espinosa, secretario técnico de la cantera. "Nosotros lo que primero hacemos es tener un control de todas las categorías, hacemos un volumen de todos los futbolistas aragoneses que entendemos son destacados. A partir de ahí, según las necesidades que nosotros podemos prever, ponemos el interés en aquellos futbolistas que tienen opciones de ser incorporados en esas posiciones. Se hace un seguimiento exhaustivo de esos tres o cuatro jugadores y se toman decisiones sobre quién puede ser el elegido", explica.

Y es que la entidad presume de una amplia red de ojeadores en la comunidad, con grosor en la capital, y apoyados en los más de 60 clubes aragoneses convenidos con el Zaragoza. "Se ven cerca de 50 partidos cada fin de semana", comenta el técnico. En ocasiones, estas fronteras se abren, como en el caso del central John Otu, la perla del balompié ghanés procedente del Dreams FC, aterrizado en Zaragoza a finales de agosto y reclutado en el División de Honor Juvenil. Por muy lejos que vengan, a todos se les inculca zaragocismo, una idiosincrasia imprescindible, aunque "la mayoría de ellos son los aficionados más acérrimos del Zaragoza que existen", asegura Lozano.

Para tener controlados a todos los canteranos, el cuerpo técnico y la propia secretaría realizan un informe trimestral, además de reuniones periódicas para visualizar la evolución de cada jugador. No solo se trata de comprobar los aspectos puramente deportivos, sino también su movimiento en otras facetas de la vida. "Cuando entran los chicos a la estructura ya les decimos que vamos a tratar de formarles como futbolistas y personas. En lo académico, seguimos su rendimiento escolar, y con aquellos que detectamos dificultades, les ayudamos a través de un tutor", repasa Pedro Suñén, hombre capital en la Ciudad Deportiva desde hace muchos años. En cuanto al comportamiento fuera del fútbol, "ellos tienen que entender que cualquier acto que hagan, o va a ensuciar el escudo, o le va a dar brillo. Nosotros nos quedamos con los que hacen lo segundo", acuerdan.

Cómo parar a los peces gordos...

"En el momento que un canterano genera interés, lo primero es hacerle llegar al futbolista nuestro aprecio", se arranca Lozano. Una premisa fundamental para detener los millones de euros que entidades como el FC Barcelona sacan de la billetera para seducir a jugadores como Luis Forcén o su tocayo Carbonell, dos de las diamantes de la cantera zaragocista. El ser objetivo de un súperequipo significa que está haciendo las cosas bien en el Zaragoza. Desde la Ciudad Deportiva se plantea al jugador una hoja de ruta atractiva, con posibilidades reales de acabar formando parte de la primera plantilla. No son palabras al viento, son hechos.

Los últimos futbolistas que la cuna zaragocista ha mecido con éxito llevan los nombres de Carlos Nieto, Pep Biel, Alberto Soro y Enrique Clemente. Cachorros incorporados al satélite del fútbol profesional tras el fenómeno Pombo, Lasure, Delmás y Guti, cuatro activos que ya dieron el do de pecho el año pasado. Promociones a la élite que completan la cartera canterana junto a Zapater, Ratón y Raí. 11 representantes cuya cifra irá engrosando con total seguridad. "Podemos hacerlo", avaló el director deportivo de la entidad en su última comparecencia, responsable también de un proyecto de presente y futuro.

Excepto el Deportivo Aragón, quinto en Tercera División, todas las categorías que forman parte de la cantera zaragocista son líderes de sus ligas. Un gran rendimiento a nivel regional y nacional, que confirma la buena salud de la Ciudad Deportiva.

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