Mandamiento logístico: evitar el peor estreno de un nuevo entrenador en relevo

Tras la derrota en el estreno en Elche, el Zaragoza de Alcaraz necesita puntuar para no aguar el efecto revulsivo. Los cinco cambios desde 2013 se saldaron con 1 o 4 puntos en las dos primeras jornadas.

Los jugadores del Real Zaragoza, alrededor de Lucas Alcaraz, en el entrenamiento del equipo en La Romareda.
Los jugadores del Real Zaragoza, alrededor de Lucas Alcaraz, en el entrenamiento del equipo en La Romareda.
Aránzazu Navarro

El partido Real Zaragoza-Granada CF de este primer domingo de noviembre de 2018 trae bajo el brazo una obligación para los zaragocistas: ganar como sea, salir del bache de malos resultados que tiene ya 7 semanas de vigencia y ha arrastrado al equipo a la cola de la clasificación. Este es el asunto mayor de la cita. El que resume toda la esencia de la enorme relevancia de la cita para los aragoneses.

Pero, en uno de los compartimentos estanco accesorios, asoma otra cuestión importante respecto del resultado que el Real Zaragoza obtenga ante los granadinos. En la disputa de estos 3 puntos, hay otro mandamiento logístico que no es desdeñable y que, item más, debería cumplir al menos con los mínimos que manda la norma en los estrenos de los nuevos entrenadores que llegan a temporada empezada: evitar el peor debut de un nuevo técnico.

Y es que, tras la derrota en la puesta de largo en Elche de Lucas Alcaraz (acababa de sustituir al despedido Imanol Idiakez), el Zaragoza del recién aterrizado preparador andaluz necesita puntuar ante el Granada para no aguar el efecto revulsivo que siempre se espera en estos casos.

Esta es la 6ª temporada seguida en Segunda División tras el último descenso. Y, en 5 años y medio, el Real Zaragoza de este último tramo de su historia, el menos agraciado en cuanto a solvencia deportiva desde los años cuarenta del siglo pasado, ha vivido seis cambios de entrenador ya con la liga en funcionamiento. Y en las cinco permutas anteriores desde 2013, en las dos primeras jornadas tras el cambio de timonel, las llegadas de los nuevos se saldaron bien con un un punto, o bien con 4. Es decir, nadie logró ganar los dos primeros duelos tras tomar tierra. Pero tampoco nadie perdió en sus primeros dos compromisos de manera consecutiva.

Los más afortunados a su llegada fueron Ranko Popovic, en la campaña 2014-15 y, consecutivamente, Raúl Agné y César Láinez, ambos en la 2016-17 (fueron en segundo y tercero del curso, respectivamente). Este trío alcanzó rentas de 4 de 6 puntos a base de una victoria y un empate en sus dos primeras citas, con orden dispar en la cosecha.

Los menos eficaces en el relevo fueron Víctor Muñoz, en la 2013-14, y Lluís Carreras, en la 2015-16, pues su balance en las dos primeras jornadas a su mando fue de solo un punto de 6 dirimidos, con un empate y una derrota por lo tanto.

Ahora, Lucas Alcaraz, está en disposición de, en el mejor de los casos, ubicarse entremedias de ambos grupos, pues un triunfo ante los granadinistas le otorgaría 3 puntos de 6 en su estreno en los dos primeros duelos ligueros. Si se diera el empate, se sumaría al vagón de Víctor Muñoz y Carreras. Pero, si el Real Zaragoza no puntuase ante los nazaríes, Alcaraz, con cero de 6, sería el peor de todos.

Entre los más ágiles en sumar puntos nada más llegar, Popovic, que relevó a Muñoz, arrancó su era con una goleada a favor, un 4-1 ante la Ponferradina que completó una semana después empatando 2-2 en Albacete. Por su parte, Raúl Agné, que tomó el testigo de Luis Milla, debutó también con un triunfo por 2-1 ante el Almería que aderezaría días después empatando, también 2-2, en su caso en Mallorca. Y César Láinez, que fue el encargado de sustituir al propio Agné cuando se le acabó la inspiración, comenzó ganando 0-3 en Elche y, una semana más tarde, se presentó en La Romareda igualando 1-1 con el Valladolid.

Entre los menos afortunados en sus primeros pasos de reparación, Víctor Muñoz sustituyó a Paco Herrera de la peor manera, con una derrota (igual que Alcaraz hizo con Idiakez el otro día en Elche). Muñoz asomó en La Romareda cayendo 0-1 ante el Deportivo de La Coruña. Y días más tarde, saldó su primer desplazamiento con un empate, 2-2, en Vitoria con el Alavés. Por su parte, Carreras lo hizo al revés: primer empató, 3-3 en casa con el Huesca; y después perdió, 1-0 en Oviedo. Tanto Muñoz como Carreras debieron esperar a su tercer partido al frente del Zaragoza para lograr su primer triunfo. El aragonés lo degustó ante el Eibar, por 1-0 en el estadio zaragozano. El catalán hizo lo propio, también en La Romareda y también por 1-0, ante el Llagostera (que en la segunda vuelta sería su tumba).

Así pues, al margen del reto global de todo el zaragocismo, que es poder celebrar una victoria ante el Granada bajo el formato que sea menester después de más de dos meses de inanición, el propio entrenador recién llegado, Lucas Alcaraz, tiene ante sí un mandamiento logístico de alto valor anímico, no en vano, de un técnico nuevo se espera siempre ese efecto revulsivo que haga resucitar de una crisis a un equipo tocado de ala. Y ese es el actual Real Zaragoza de finales de 2018.

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