El miedo entra en el vestuario: "En esta situación no podemos vivir"

Benito, enojado, describió el sentir de buena parte de los futbolistas del Real Zaragoza ante el hundimiento manifestado en los últimos dos meses por un equipo atribulado.

Benito, durante su comparecencia en la zona mixta del estadio Martínez Valero de Elche, este domingo por la noche.
Benito, durante su comparecencia en la zona mixta del estadio Martínez Valero de Elche, este domingo por la noche.
Imagen de Aragón TV

El nuevo batacazo del Real Zaragoza, el de este domingo por la noche en Elche, ha abierto la puerta del vestuario al miedo, que se ha colado en las bancadas de los futbolistas blanquillos. La sensación anímica que envuelve a la plantilla zaragocista, tras 7 jornadas sin ganar y en puntuación de zona de descenso a Segunda B, es de alteración máxima en sus neuronas. Nadie esperaba hace dos meses estar como ahora en la tabla, mostrar este nivel de juego y, sobre todo, vivir el estado de insolvencia futbolística que les impide ganar un partido desde el 8 de septiembre. El grupo humano que compone el equipo zaragocista ha pasado de la calma tensa propia de los primeros partidos no ganados durante la negativa serie aún inconclusa al temor profundo a verse en un torbellino de problemas mayores de no mediar ya mismo una solución.

"Esta es una situación para mí, y para todos... así no podemos vivir. O ganamos tres partidos seguidos ya, o...", fueron frases entrecortadas, con tono de enojo, de Alberto Benito a la conclusión del partido de Elche con el 2-0 adverso. "Hay que empezar a ganar ya...¿eh? Hay que espabilar y ganar ya (con énfasis en el 'ya')", prosiguió el lateral derecho blanquillo manifestando los vértigos y sudores fríos que se han instalado en buena parte del colectivo de jugadores.

Da pavor, sobre todo  a quienes ya han vivido momentos de máximo riesgo de pérdida de la categoría, que el laberinto en el que se halla inmerso el Real Zaragoza lo acabe engullendo nuevamente en los próximos partidos. "No nos podemos fiar de la segunda vuelta que hicimos el año pasado. Lo que pasó... eso yo creo que no ocurre todos los años", adujo con toda intención Benito, desarmando a quienes puedan utilizar ese subterfugio para considerar que, pese a la evidencia, el despeñamiento del Zaragoza no es tan alarmante como parece.

"Cuanto antes arreglemos esto, mejor para todos", advirtió imperativamente el carrilero diestro en tono de enfado, con los ojos abiertos como platos. Hay miedo. Hay respeto por la profundidad que ha adquirido el agujero negro en el que transita el Real Zaragoza en las últimas 7 jornadas. Los futbolistas ven que, por diferentes causas, no surge la solución, que no hay manera de obtener un triunfo y, antes al contrario, se escapan victorias o posibilidades de puntuar a través de errores groseros, fatales, pueriles, imperdonables de determinadas individualidades o en términos colectivos. El singular medio ambiente que supone siempre la vida dentro de una caseta profesional de fútbol, ha entrado en las últimas fechas en terrenos de alteración de las pulsaciones, de aceleración de los devaneos mentales de muchos de sus componentes.

Ya no está el entrenador matriz del proyecto, Imanol Idiakez. Hace pocos días que ha llegado para suplirle Lucas Alcaraz. Un nuevo factor de alteración inevitable en un grupo futbolístico cuando esa figura de la destitución se da. Se añaden matices a la coctelera que, para que acaben montando una mezcla rica y agradable, necesitan indefectiblemente de las victorias y de una progresiva calma mental. Mientras esto último no llegue, lo primero tendrá mal paliativo.

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