Arantegui: dos temporadas, dos filosofías diferentes respecto del entrenador

Lalo Arantegui ha pasado de la "paciencia y humildad" de hace un año para sujetar a Natxo González, al "3 de 18 es insostenible" de ahora para sustentar el cese rápidode Idiakez.

Lalo Arantegui, en la rueda de prensa de este lunes para argumentar la destitución de Idiakez como entrenador.
Lalo Arantegui, en la rueda de prensa de este lunes para argumentar la destitución de Idiakez como entrenador.
Toni Galán

En pocos meses, Lalo Arantegui ha cambiado de filosofía, de modo de actuar respecto de la figura del entrenador de su equipo. Esa es la lectura primera que deja el despido fulminante de Imanol Idiakez, apenas 66 días después de iniciarse la liga y con tan solo 10 jornadas transcurridas, y la contratación de Lucas Alcaraz para suplirle cuando octubre aún no ha concluido. Al ejecutivo zaragozano le han cambiado las coordenadas en sus criterios de un año deportivo para otro.

Lalo mantuvo hace un año contra viento y marea, en varios momentos de flaqueza seria, la figura de su entrenador elegido para el proyecto del ascenso del Real Zaragoza a Primera División, entonces Natxo González.

"Paciencia, humildad, estabilidad", pidió siempre como bandera Lalo cuando desde muchos sectores del zaragocismo, máximas instancias de la SAD incluidas, sugirieron la conveniencia de destituir a Natxo durante los primeros 5 meses de competición, cuando el equipo no encontraba su brújula. La filosofía de Arantegui fue siempre la de romper con el pasado reciente del club, de sus antecesores al frente de la dirección deportiva (Juliá, Martín González, García Pitarch), con la espiral de destituciones en el banquillo, con el batiburrillo de entrenadores acumulados cada pocos meses en la caseta. Se venía de tener tres el año anterior y dos en cada una de las campañas precedentes desde el descenso a Segunda. Lalo no quería eso y lo cumplió, obteniendo un buen resultado al lograr reconducir el defectuoso primer tramo de curso con una segunda vuelta sobresaliente que puso al Zaragoza cerca del ascenso, al final no logrado en la Promoción.

Pero eso ya no rige en el segundo año de su mando en los fogones deportivos del Real Zaragoza. A Imanol Idiakez, que llegó en verano como relevo del defendido y ultraprotegido Natxo González cuando éste abandonó por la puerta de atrás la entidad aragonesa para irse al Deportivo de La Coruña en un acto de manifiesta deslealtad a quienes tanto dieron la cara por él, Lalo Arantegui no le ha aplicado la misma doctrina. Este segundo año de proyecto tiene, por lo tanto, unas nuevas hechuras porque así lo ha decidido el director deportivo. Idiakez sí ha sido liquidado en el momento en el que han llegado las primeras dificultades con los marcadores y en el día a día futbolístico. Meses después, lo de la "paciencia, humildad y estabilidad" ya no rige y se ha vuelto al método viejo, al de los despidos rápidos, al de los cambios de perfil de entrenador a temporada corrida que tanto combatió Lalo hasta hace poco.

"La decisión está basada en la dinámica de puntos que llevamos: 3 de 18 en liga (en los últimos 6 partidos sin victorias), es difícil de sostener", esgrimió Lalo en terrenos numéricos para sustentar su decisión contraria a la que adoptó en la liga precedente. "El año pasado no tuvimos una racha tan negativa en cuanto a puntos", se defendió cuando se le hizo la apreciación, la comparativa de su conducta dispar (obvió que el Zaragoza solo ganó 2 de los últimos 11 partidos de la primera vuelta, que concluyó con solo 24 puntos).

Y abundó al respecto: "Incluso en fases de la liga (pasada) cuando no logramos sumar de 3 en 3, se podía ver que la línea del equipo estaba muy marcada. Ahora, creo que con 3 puntos de 18, más la eliminatoria de Copa con el Cádiz, que no la quiero sumar, es motivo suficiente para tomar esta decisión", se justificó. Aún haría otra apostilla para argumentar la conveniencia de derivar en la figura de la destitución del entrenador: "En muchos partidos de este año, el Zaragoza ha podido dar más en muchas facetas del juego", censuró de manera indirecta al cesado Idiakez.

Para romper cualquier tipo de cotejo de este tenor que pudiese seguir llegándole desde la bancada de la prensa, Lalo hizo borrón y cuenta nueva: "Hemos de olvidarnos del año pasado, esto es una película diferente", sugirió para concluir este apartado comparativo sobre los criterios que imperaron con Natxo y los que han sido aplicados con Idiakez, opuestos y muy alejados en la horquilla filosófica del área deportiva.

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