El Real Zaragoza, en una tarde torcida, cae 0-2 con claridad ante un buen Lugo

Pita, desde el centro del campo, y el exzaragocista Dongou dieron forma a un marcador que pudo ser más amplio vistas las ocasiones gallegas.

Real Zaragoza-Lugo.
Real Zaragoza-Lugo.
Toni Galán

Segunda derrota consecutiva del Real Zaragoza. Segundo partido seguido en La Romareda sin victoria blanquilla. El Lugo, mucho mejor que los aragoneses en esta tarde sabatina, se llevó el triunfo con holgura e, incluso, pudo hacer mucho más daño en el marcador si en la primera parte sus rematadores hubiesen estado más acertados ante el marco local. En la 6ª jornada de la liga llegó, inesperadamente, la primera derrota zaragocista en su campo.

Los de Idiakez entraron sin brújula al partido desde el mismo inicio. Lentos, espesos de ideas, imprecisos con el balón, sin profundidad en los intentos de combinación. Todo previsible para un Lugo que, tras un rato de tanteo, decidió ir a por el partido de lleno. Los gallegos, que venían a La Romareda tocados por su mal inicio de curso, sabiendo que otra derrota ponía a su entrenador en la cuerda floja, ganaron en la pizarra siempre, con franca superioridad en el centro del campo, en todo momento dueños de los rebotes, de los balones divididos. Ni uno se llevaron los zaragocistas, con Buff, el sustituto del lesionado Igbekeme, totalmente perdido como volante y sin apoyos esta vez de Zapater y Ros, que anduvieron como idos, perdiendo balones sencillos uno tras otro.

El escaso fuelle zaragocista duró 20 minutos, hasta que el veterano Pita, capitán lucense, marcó un gol de bandera, como son todos desde medio campo, en vaselina larga sobre un adelantado Cristian Álvarez, golpeando a la primera en una pérdida de Zapater. Ahí, los de Idiakez embarrancaron definitivamente. Los centrales, Grippo y Verdasca, fueron una pena sacando la pelota desde atrás. Nadie les echó una mano, todos tapados y marcándose ellos solos. Los puntas, Pombo, Gual y Vázquez, vivieron aislados del mundo, sin noticias de ellos. Lasure, por la izquierda, solo logró penetrar una vez. Benito, el único salvable del once inicial, percutió con más intención por la diestra, pero nunca se acabó nada convenientemente.

Ciertamente, el partido lo pudo matar para siempre el Lugo antes del intermedio. Además del golazo de Pita, Cristian Herrera (compartiendo punta con el exzaragocista Dongou, muy activos ambos) marró un mano a mano ante el portero zaragocista en el minuto 18 y y tiró una falta directa al poste con Álvarez ya batido. Dongou también se vio tapado in extremis por el arquero rosarino en el 39 en otra acción letal. E Iriome, en el 40, se quedó de nuevo solo ante el guardameta argentino, que evitó una vez más un gol cantado. Fue un milagro que el Zaragoza no se fuese al refrigerio ya totalmente abatido y sin remedio.

Antes de todo este aluvión atacante del Lugo, solo se pudieron anotar escarceos del Zaragoza en el área de Juan Carlos. El remate más claro, como cada día, lo tuvo Gual en el 12, tras un rechazo de la zaga en jugada de Benito. Pero, a placer, voleó fatal con la zurda, fuera por mucho. Tras el gol visitante, Lasure encontró su única gatera de la primera parte, se metió hasta el palo, pero su centro atrás no halló rematador, con todo el mundo mirando al tendido. Poca cosa para un favorito a estar en lo alto de la tabla. Decepcionante, el cuadro blanquillo. Una falta lejana de Grippo, sin veneno alguno, o un centro chut de Pombo que, tras dar la comba por fuera del campo se marchó al palo (no valía ya la jugada), aderezaron la escasez ofensiva de los de Idiakez.

En el descanso de La Romareda había una nueva experiencia que combatir: el Zaragoza perdía 0-1 y requería de una reacción general, de arriba a abajo, integral. El entrenador metió en juego a Papunashvili por Buff. Podía haber cambiado a cualquiera. La gente en la grada estaba estupefacta. Hubo hasta pitos durante la primera fase y al final de los primeros 45 minutos. No era para menos, visto lo visto.

En la primera jugada de la reanudación, Pombo dio señales de vida. En una pared con Gual, el canterano remató fuera por apenas un metro. Enseguida replicó el cuadro galaico, con otro chut de Cristian Herrera a centro de Kravets que rechazó como pudo bajo palos Álvarez. De inmediato, Papunashvili montó una contra que Gual finalizó con un disparo que casi se va fuera de banda, fatal. Tenía chispa el segundo tiempo. Se vio al poco que el Real Zaragoza había mejorado. No era difícil. Pero fue un espejismo. Tremendo. Llegó el 0-2 rápidamente, en el 56, por medio de Dongou. La fatalidad histórica de los ex. El africano empujó a puerta vacía un rechazo de Álvarez tras disparo del hábil Cristian Herrera. Toda la zaga blanquilla se quedó observando la escena. Increíble. Injustificable.

La ansiada remontada pasó de difícil a milagrosa. Quedaba más de media hora y había tiempo para todo. Pero la tarde de los de Idiakez venía atragantada desde el mismo pitido inicial. El donostiarra permutó al ineficaz Gual por el joven Soro. Savia nueva en los últimos 25 minutos, en busca del genio de la lámpara. El Zaragoza no pisaba el área con peligro ni una sola vez. Y el reloj corría de lo lindo, como es habitual en estos casos. Para entonces, el Lugo ya se había pertrechado perfectamente alrededor de su área. La ventaja era tan preciosa para los gallegos que decidieron ir a sujetarla como material prioritaria. Empezó el otro fútbol. Las interrupciones, los fingimientos, empezaron a proliferar. Natural.

Idiakez se la jugó a la desesperada y cerró con tres defensas en el último cuarto de hora, al quitar a Verdasca para meter a Aguirre. Todo por la patria. Cupo agradecer al árbitro que le perdonase la roja a Ros hasta en dos ocasiones, en sendas faltas cortando contragolpes claros del Lugo. Al César, lo que es del César. Igual cuando es en contra, que cuando es a favor. El último arreón del equipo aragonés no llegó ni por asomo. Todo se trabó según avanzaba el duelo. Los gallegos hicieron su papel con listeza. Sus calambres eran de tensión baja, de 125, como en las casas viejas. Y el Zaragoza no fue capaz de encontrar la onda buena ni en sueños. El partido podía haber durado 6 horas, que no lo hubiese reconducido de ninguna manera. De hecho, desde el 0-2, la libreta de apuntes se quedó en blanco. No pasó nada relevante en las áreas durante media hora larga. Ese es el mejor termómetro de lo acaecido. Un fiasco grande para la aficion zaragocista.

Y llegó el final a una tarde triste y preocupante. Más que la de Almería hace 6 días. Esta vez los errores no habían sido individuales. El batacazo fue colectivo. General. Para apuntar al debe de Idiakez. A la marmita donde se cuecen las alineaciones. En un equipo que es favorito a todo, que tiene obligaciones mayores, lo acontecido supone, sin paños calientes, la primera crisis de la temporada. Así es la Segunda División y así es el presente del Real Zaragoza. De máxima exigencia para todos los que están alrededor del balón y sus circunstancias. Los que se visten de corto y de largo. Sin excusas ni subterfugios.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Grippo, Verdasca (Aguirre, 75), Lasure; Javi Ros, Zapater, Buff (Papunashvili, 46), Pombo; Marc Gual (Soro, 66) y Álvaro Vázquez.

CD Lugo: Juan Carlos; Leuko, Vieira, Josete, Kravets (José Carlos, 62); Pita (Azeez, 77),Seoane; Iriome, Aburjania; Dongou y Cristian Herrera (Campillo, 69).

Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Leuko (19), Javi López, entrenador del Lugo (27), Aburjania (41), Grippo (52), Ros (55), Josete (64) y Juan Carlos (83).

Goles: 0-1, min. 21: Pita. 0-2, min. 56: Dongou.

Incidencias: La tarde de final del verano fue muy calurosa, con 32 grados. El césped, en su último día tras 11 años de vigencia pues será retirado por completo al término del partido, presentó un aspecto irregular. En las gradas, más de 23.500 espectadores.

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