Semana de reparación en boxes antes de retomar la senda ante el Lugo

La derrota de Almería, la primera del curso, deja al Real Zaragoza varios argumentos para la reflexión interna. El triunfo el próximo sábado ante los gallegos, la medicina necesaria.

Esta semana que une el lunes 17 de septiembre con el sábado 22 es la primera diferente en el nuevo Real Zaragoza 2018-19 en lo que va de liga. Técnicos y jugadores afrontan en ella los primeros efectos secundarios de una derrota, algo que no había sucedido en el primer mes de competición y que sonó a nuevo el domingo último en Almería. En los albores de la temporada, este sinsabor siempre es plato de mal gusto porque, mucho más si ha tardado en llegar hasta la 5ª jornada, rompe con las expectativas de la entidad de ubicarse durante todo el torneo en lo más alto de la tabla. Esta vez, precisamente por las buenas rentas obtenidas en los cuatro partidos previos (8 puntos), el traspié en campo almeriense, ese K.O. por 2-1 in extremis, todavía deja al equipo de Idiakez situado en la 6ª posición, eso sí, empatado en puntuación con el 10º y a tiro de piedra de un solo partido del 14º. Pero es un aviso de lo que puede y no debe venir.

Es tan temprano todavía en la competición que este tipo de episodios, bien manejados, pueden quedar en anecdóticos con el paso de un par de meses. Cuando suceden, como es el caso del Real Zaragoza en su campo gafe de Almería en el último cuatrienio, es cuestión de analizar los yerros (que han sido serios y muy concretos) y de repararlos convenientemente. Esa es la función principal de la semana en curso, que nacerá en forma de entrenamientos el miércoles por la mañana. Digerir sin acidez de estómago este tipo de episodios adversos prematuros suele derivar en enseñanzas a positivizar. Y, para ello, la mejor medicina es chafar de inmediato la decepción del primer chasco con otra victoria, en este caso, el sábado en La Romareda ante el Lugo (18.00).

Los jugadores más señalados por los errores individuales, casos de Grippo o Papunashvili, necesitarán de ejercicios espirituales individualizados, para evitar llagas, suyas y de los demás sobre ellos. Las jugadas decisivas, las mal ejecutadas, son esta vez causa de sesión de vídeo específica, ese método audiovisual en el que tanto se basan los cuerpos técnicos modernos para apretar las tuercas sueltas de los vestuarios. De lo rápido que sea capaz de volver un equipo derrotado a la senda de los triunfos depende, en buena medida, el éxito de un año deportivo. Porque más de un tropiezo va a haber en un liga que dura 10 meses. Que lo haga con normalidad y sin chispazos es lo ideal. Que sea capaz de dejar todo en una abolladura sin importancia en una mala tarde y no la convierta en el germen de una dinámica adversa.

Ahí, en esta jornada de martes en la que el equipo guarda descanso semanal tras los largos viajes de ida y vuelta a Almería, se encuentra aparcado el equipo zaragocista. Rumiando por primera vez el mal trago de su primera derrota de este larga liga. Horas de taller de reparación, de foso, de herramientas sobadas de grasa, de saber encontrar lo que funciona mal y de colocar los repuestos necesarios para que no vuelva a repetirse el problema.

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