El Real Zaragoza, invicto tras cinco partidos oficiales

Brindis copero de prestigio del Real Zaragoza ante un coco de Liga de la Segunda División, el recién descendido Deportivo. Cuatro encuentros de Liga más el exigente cruce de Copa suman cinco encuentros invicto, una extraordinaria carta de presentación ante el curso que acaba de nacer ante otra gran entrada en el estadio zaragocista. Las rotaciones aragonesas fueron mejores que las gallegas en una reunión copera de altos decibelios. Hubo música de viento desde antes incluso de arrancar el partido. Desde el agapitismo no se había oído pitada semejante a la que acompañó al enunciado por los altavoces del nombre y primer apellido del entrenador del Dépor. Natxo González y su fuga del Zaragoza a Riazor permanecen vivos en la memoria de La Romareda.

Además de música de viento para Natxo, también hubo música de cuerda, del violín de Javi Ros, uno de los escasos titulares en la exhibición del estadio Carlos Tartiere: el cerebro navarro, Pombo y la ‘maquinica’ Igbekeme. Todos los demás, suplentes o no convocados en el repaso del 0-4 en Oviedo. Ergo, el Zaragoza tiene banquillo. La cara B del disco zaragocista también suena. En jornada reivindicativa, el que primero dijo presente fue Papu, que sacó un extraordinario disparo desde fuera del área con su teórica pierna menos buena, la derecha. Golazo pegado al palo que intentaba defender Ortolá. El equipo del león movía la pelota mientras Natxo González movía las fichas sobre la pizarra sentado en el banquillo. En la grada no veían a Natxo, que anoche se levantó poco del asiento.

La segunda mitad arrancó como había concluido el primer acto, con el Zaragoza en quinta. La cabeza rapada de Pombo puso el segundo gol en gran remate a servicio de Buff. Parecía todo ventilado, pero no. Natxo se muestra más acertado entrenando que oficiando despedidas. Acortó distancias Fede Cartabia y Krohn-Dehli le pegó al palo en lo que pudo ser el empate. Equipo currado el Dépor, retiero. Este año Natxo ha encontrado un once mucho antes que el pasado curso en Zaragoza, cuando todo el zaragocismo (todo es todo, de arriba abajo) desarrolló un extraordinario ejercicio de paciencia manteniéndolo en el banquillo pese a que el descenso estaba a un palmo mediado el ejercicio liguero. La Romareda respalda cuando hay que respaldar y pita cuando hay que pitar. Ayer pitó al entrenador de la remontaba no consumada de la pasada temporada, con lo cerquita que estuvo hasta el maldito gol de Diamanka para el Numancia... Bien lo sabe Natxo, el técnico de ese equipo que tan bien jugó ayer en el segundo acto. El Zaragoza supo derrotar a los dos, a Natxo y al Deportivo. “Natxo, fuera de La Romereda” coreaba el estadio en el tiempo añadido. El silbato de Trujillo Suárez señaló la despedida copera de Natxo y del Deportivo.