Risueño, como un chico con zapatos nuevos, encantado por el partido del Real Zaragoza en Oviedo y, en particular, del suyo propio en el Carlos Tartiere. Así salió Diogo Verdasca del vestuario, así regresó a casa tras el día en el que mató varios pájaros de un tiro tras un verano muy controvertido a su alrededor, mal que le haya pesado, pues él no ha sido el culpable directo de haber sido elegido por los responsables deportivos de la entidad para jugar como medio centro, como distribuidor de juego, ante las bajas por lesión de Eguaras, Zapater y Guti y la escasez de efectivos en la zona medular.

Verdasca cuajó un buen partido en Asturias, como todo el bloque zaragocista. Y lo hizo en su regreso a su posición natural, la nata, la de defensa central. Además, tuvo la feliz opción de anotar su primer gol como jugador del Real Zaragoza, pues el año pasado acabó en blanco en esa faceta, y logró un bonito tanto de media espuela a la salida de un córner que, item más, supuso el 0-2 al inicio del segundo periodo, un momento culminante del partido, clave para encarar la aplastante victoria final ante los ovetenses. Y, de paso, en esta tarde de vientos favorables para Verdasca, el luso pudo restituir su orgullo personal en un estadio donde el año pasado consumó una de sus peores actuaciones, en una noche llena de nervios con errores groseros que costaron goles, tarjetas e impidieron seguramente una victoria zaragocista (2-2 fue el resultado final).

El joven zaguero de Guimaraes fue sincero ante la prensa aragonesa a la conclusión del duelo en Oviedo: "He jugado toda mi vida ahí como central y no pierdo las sensaciones nunca. Porque he jugado ahí siempre", vino a recordar ahora que su forzosa fase como centrocampista parece haber pasado a fase de hibernación con la recuperación de Zapater. Probablemente, para todos los protagonistas implicados y, por decantación, para todo el equipo, esta circunstancia puntual haya podido ser la mejor noticia de índole táctica de lo ocurrido en Oviedo, que fue mucho y bueno. Que la supuesta polivalencia de Verdasca, a machamartillo, pase al libro de las singularidades y anécdotas del Real Zaragoza 2018-19 tiende a ser un aspecto positivo para la generalidad.