Un equipo, dos versiones

El Real Zaragoza ofreció dos caras durante el partido disputado frente a Las Palmas: una, espléndida, en el primer periodo; otra, gris, en el segundo.

Sobre la mesa de despacho de Imanol Idiakez y su cuerpo técnico se ha presentado el primer debate de fondo de la temporada. ¿Por qué el Real Zaragoza fue uno durante la primera parte del encuentro jugado contra Las Palmas y se convirtió en otro bloque francamente diferente en el segundo periodo? ¿Qué ocurrió para dar dos versiones contrapuestas dentro del mismo partido? ¿Es algo propio del proceso de construcción del equipo o existen debilidades estructurales que pueden aprovechar los rivales? ¿Las Palmas puso en evidencia flaquezas tácticas aragonesas o simplemente se trata de una cuestión física o puntual?....

Una esperanza

El fútbol que elaboró el Real Zaragoza durante los primeros cuarenta y cinco minutos del encuentro disputado contra Las Palmas bien se puede tomar como referencia, como faro y guía. Acaso sea el camino a seguir del que habló Imanol Idiakez ante los medios de comunicación una vez que concluyó el choque. La factura de ese fútbol constituye al tiempo una esperanza y una declaración. Una esperanza en relación a la campaña. Y una declaración acerca de la potencia de juego del bloque aragonés.

Pombo, genial.

Podrían destacarse varios nombres propios, como los de Javi Ros, Igbekeme o el de Álvaro Vázquez, que anotó en su debut en La Romareda y siempre anduvo con el instinto del goleador despierto. Sin embargo, habría que quedarse con la individualidad de Jorge Pombo, cuyo fútbol que está alcanzando un nivel extraordinario para la categoría. En varios lances se situó en el espacio del genio. Con sus condiciones y talento está llamado a protagonizar una magnífica explosión personal. Hoy es esencial en la parte ofensiva del juego, sea caído a una banda u otra o se ubique por detrás del ariete.

Valentía

Bajo el planteamiento táctico y la alineación de Imanol Idiakez subyació un principio claro: el que corresponde a la valentía. El técnico vasco miró de frente y a los ojos al partido y a Las Palmas, sin miedos ni actitudes conservadoras. Arriba introdujo todo el arsenal posible: Álvaro Vázquez, Marc Gual y Jorge Pombo. La vocación ofensiva del Real Zaragoza estuvo más que declarada. Siempre quiso el balón, tomó la iniciativa y asumió el peso del encuentro. Al valor empleado le acompañó un juego espléndido en varias fases.

Jiménez, acorralado

Tan negra vio la situación Manolo Jiménez para su equipo que en el periodo del descanso modificó todo, absolutamente todo: planteamientos, ideas, sistema y jugadores. Abandonó la apuesta por los tres centrales, introdujo talento en el centro del campo (Tana) y trató de tener superioridad numérica en esa zona, a costa de sacrificar las bandas, sobre todo el flanco izquierdo de su equipo, que lo entregó a Alberto Benito.

Pérdida del balón

La primera consecuencia de las modificaciones introducidas por Manolo Jiménez fue que el Real Zaragoza dejó de ser el dueño del balón y el señor del partido. El dominado (Las Palmas) se convirtió en dominador. El encuentro, ya en el segundo periodo, pasó a disputarse sobre suelo del Real Zaragoza. Durante muchos minutos, el equipo aragonés sólo tuvo argumentos para protegerse cerca de la portería de Cristian Álvarez, respuesta de último recurso. La escuadra ágil, de fútbol fluido y peligro casi constante que fue el Real Zaragoza durante la primera parte se evaporó, desapareció. Surgió entonces una versión dominadora de Las Palmas, acorde con su presupuesto, jugadores y técnico.

Sin respuesta

Para las claves del giro argumental imprimido por Manolo Jiménez no tuvo respuesta el Real Zaragoza. Quedó aturdido y expuesto a males mayores. En el bando aragonés se tardó demasiado en comprender la envergadura del problema y, en consecuencia, no hubo medidas al menos paliativas. El naufragio del centro del campo fue clamoroso, donde Javi Ros e Igbekeme resultaron insuficientes para tanta acometida canaria. Entonces se observaron de nuevo las fragilidades que provoca la actual ubicación de Verdasca. Bastante hizo el portugués en la primera parte alcanzado simplemente la corrección, menos expuesto que otras tardes a los riesgos de desenvolverse como un verdadero centrocampista. Las estadísticas del partido revelan que Las Palmas incluso tuvo más posesión global del balón que el Real Zaragoza: un 47% frente a un 53% por parte de Las Palmas.

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