Un duelo de iguales

Real Zaragoza y Las Palmas ofrecen un partido atractivo y de alto nivel para esta fase inicial de campaña, digno incluso de cotas mayores que la Segunda.

Oliver Buff trata de arrebatarle el balón a un jugador de Las Palmas
Un duelo de iguales
Oliver Duch

Asistía la razón a Imanol Idiakez cuando dijo a final de semana que preveía un partido igualado entre su equipo y el de Manolo Jiménez, sin favoritos y con posibilidades para ambos. Vistas ya por todos las pruebas expuestas sobre el césped de La Romareda, hay que decir que su previsión se cumplió. En términos globales, Real Zaragoza y Las Palmas compitieron como semejantes, como bloques de condiciones parecidas y aspiraciones indudables de victoria en el corto plazo y de metas elevadas en el largo.

Dictado el equilibrio general por el fiel de la balanza y el resultado definitivo de la contienda, también es preciso reparar en que el partido descubrió dos fases nítidamente diferencias. La primera fue del Real Zaragoza, de arriba abajo, en toda su extensión. Mandó el equipo aragonés en el campo y sobre el rival, al que dejó respirar y no acertó a liquidar. Por el contrario, la segunda mitad fue del conjunto canario. Aun siendo verdad que el sistema de vídeo arbitraje le hubiera penalizado, porque el gol de Rafa Mir se anotó en fuera de juego, el fútbol y la trama fueron suyos, sin discusión. Para cuando el Real Zaragoza entendió que había variado el escenario y comprendió cuáles eran las claves de ese giro, ya era muy tarde, tan tarde que se había esfumado la ventaja con la que se retiró al descanso y el choque se hallaba en sus coletazos finales.

En todo caso, estos noventa minutos ya no correspondieron a los discursos más o menos sencillos que cupo realizar frente al Rayo Majadahonda o ante un Reus severamente castigado por la normativa de LaLiga a la hora de inscribir futbolistas. Este partido permite abrir variados frentes de reflexión profunda, de análisis de fondo, al tiempo que abre igualmente la puerta a la esperanza de cubrir una temporada más que digna si se sigue una evolución razonable. Por parte del Real Zaragoza hubo fases de considerable valor futbolístico, como también se puede predicar algo parecido de la escuadra que está construyendo Manolo Jiménez.

Hubo momentos en los que el partido tomó el cariz de un encuentro que estaba ubicado algo más allá de la categoría de plata del fútbol español: por el fenomenal ambiente de La Romareda, por el nivel individual de los futbolistas, por el ritmo que imprimieron aragoneses y canarios, por la inteligencia con que se emplearon, por las variantes tácticas utilizadas, por la finura en el acabado de diferentes jugadas, por las intervenciones de los guardametas, por....

En esta ocasión, sí que nos asomamos al estado real del Real Zaragoza, que a juzgar por lo visto ayer es el adecuado a estas alturas para presentar después una candidatura a los puestos de honor de la competición, aunque este año se presente con diversidad de clubes con raigambre e historia de Primera.

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